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Hay pocos momentos más satisfactorios en la vida de un cinéfilo, particularmente en esta época en que la Internet pone hasta a los filmes más modestos bajo una considerable cantidad de exposición, que el descubrir un filme que de alguna forma pasó por debajo del radar personal de uno y llega como una agradable sorpresa.
Personalmente ese fue el caso de quien suscribe con The Voices, un filme que, para mi gran sorpresa, es la cuarta película como directora de la caricaturista iraní-francesa Marjane Satrapi, quien basó en sus vivencias personales la celebrada novela gráfica Persépolis, que fue adaptada en un premiado filme animado que ella misma co-dirigió.
Es una curiosa elección para Satrapi, cuya filmografía hasta ahora solo incluía adaptaciones de sus propias ideas, pero la realizadora prueba ser versátil sin perder la habilidad de contar bien una historia, poniendo al público en la mente de una figura trágica pero tratando su odisea como ecléctica comedia con toques de horror y mucha personalidad.
La historia se centra en Jerry (Ryan Reynolds), un hombre de alegre y jovial personalidad que habita un mundo curiosamente colorido que bien podría ser una versión ligera de algo que podría salir de la cabeza de Wes Anderson. El rosado de su traje de trabajo resalta en un idílico pueblito de cielos azules; es todo ligeramente artificial, ilusorio. Y con razón.
Jerry sufre de una forma de psicosis y está bajo tratamiento. Debería tomar la medicación que le prescribe su doctora, pero cuando lo hace y recupera totalmente la lucidez su acogedor apartamento se vuelve oscuro y sucio, y de repente está solo, sin la compañía y el consejo del bondadoso perro y el cínico y hedonista gato que habitualmente le hablan con curiosos acentos, como versiones del cliché del ángel y el diablo que se paran en los hombros de personajes de dibujos animados. Los fármacos le arrancan de su agradable mundo y lo traen a una fría y hostil realidad.
En ese elemento de la trama está la principal razón por la que The Voices funciona mientras otras comedias que ponen en su centro a figuras no del todo cuerdas y esperan que el público simpatize con ellas fallan: aún en su locura, podemos entender a Jerry. Entre ver el mundo a través del azucarado filtro que su psicosis le brinda y verlo con la fría realidad de la lucidez, sin el filtro que lo proteja de las grotescas circunstancias que en realidad lo rodean, la elección es obvia y lógica hasta para alguien no del todo capaz de pensar lógicamente.
Por supuesto, ese recurso también permite a Satrapi y a su guionista Michael R. Perry tomar el muy sombrío tema del filme, que tratado de forma seria hubiera resultado probablemente en un filme demasiado pesado, y ponerle color y humor; algo que pensándolo mejor no es tan sorprendente, ya que hallar la comedia en situaciones que habitualmente no generarían risas es algo que forma parte del ADN artístico de la autora y cineasta franco-iraní. Las interacciones de Jerry con sus dos mascotas - también interpretadas por Reynolds - son divertidas, y las intervenciones del gato sociópata con voz y acento de villano clásico, son particularmente memorables.
Por supuesto, todo el buen trabajo de directora y guionista se vendría abajo si no viniera acompañado de buenas actuaciones, particularmente en un personaje protagonista tan complicado, por lo que es afortunado que Reynolds demuestre estar en gran forma actoral. Aunque ha tomado cuestionables decisiones en sus elecciones de papeles y se ha encontrado con cierta mala suerte en los últimos años, lo que le ha costado en gran parte su fuerza taquillera, Reynolds es un actor genuinamente talentoso y lo ha demostrado particularmente en filmes como Enterrado y la infravalorada La Última Carta. Aquí encuentra el balance justo entre comedia y tragedia, dando a Jerry una cualidad que lo hace entrañable a pesar de las cosas horribles que acaba haciendo; sabemos que tiene que ser detenido, pero en cierta medida no queremos ver que eso pase.
Satrapi pone a un fuerte elenco secundario como apoyo para Reynolds, con Anna Kendrick haciendo su rutina habitual de “chica de al lado” con la calidez que le caracteriza y Gemma Arterton explotando sus dotes para la comedia como el objeto de enamoramiento de Jerry que dispara los acontecimientos del filme; también está la siempre confiable Jacki Weaver, la doctora que es la voz de la razón que intenta llegar a Jerry.
The Voices es el tipo de filme cuya excentricidad puede encantar a algunos, disgustar a otros e incluso ofender a los sensibles, pero si lo extraño no le molesta, le recomiendo que le eche un vistazo.
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THE VOICES
Dirigida por Marjane Satrapi
Escrita por Michael R. Perry
Producida por Roy Lee, Matthew Rhodes, Adi Shankar y Spencer Silna
Edición por Stéphane Roche
Dirección de fotografía por Maxime Alexandre
Banda sonora compuesta por Olivier Bernet
Elenco: Ryan Reynolds, Anna Kendrick, Gemma Arterton, Jacki Weaver, Ella Smith, Adi Shankar, Sam Spruell, Paul Chahidi, Stanley Townsend y Valerie Koch