No próximamente: “Only Lovers Left Alive”

Las crisis existenciales son distintas cuando quienes las atraviesan son inmortales, como los protagonistas del excelente nuevo filme de Jim Jarmusch.

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Adam (Tom Hiddleston) vive en una decrépita mansión en Detroit, en habitaciones repletas hasta el límite de instrumentos musicales y tecnología anticuada, con aparentemente un solo conocido: Ian (Anton Yelchin), un joven que le trae nuevos instrumentos de gran antigüedad y enorme valor a cambio de grandes fajos de efectivo. Adam es pálido, tiene una cabellera de largo pelo negro y no parece mucho mayor de 30 años; observando una valiosa guitarra eléctrica menciona que una vez vio a Eddie Cochran usar una parecida en un concierto, antes de rápidamente aclarar que lo vio en YouTube. Cochran murió en 1960.

Eve (Tilda Swinton) vive en un apartamento casi caricaturescamente repleto de libros en Tangier, Marruecos. Recorre estrechas callejuelas que parecen atrapadas en el tiempo para visitar a su amigo. Lo llama en voz alta “Christopher Marlowe”, haciéndolo entrar en pánico. Ella es casi el opuesto polar de Adam: vestida de colores claros y con un cabello rubio casi hasta el punto de ser blanco, y una actitud mucho más alegre.

Adam y Eve -sean o no sus verdaderos nombres- son los protagonistas vampíricos de la fascinante nueva película del aclamado cineasta independiente estadounidense Jim Jarmusch, un filme tan confiado -y con razón- en la fortaleza de su guión y en el gigantesco talento frente a las cámaras que ni siquiera necesita un argumento en el sentido tradicional.

Un director que habitualmente desechó la estructura tradicional de una historia de tres actos con conflictos y resoluciones, Jarmusch deja que la interacción de sus personajes lleve la película sobre sus hombros. En otras palabras, no pasan demasiadas cosas en el trascurso del filme, e incluso cuando las cosas pasan son tratadas como acontecimientos secundarios de importancia limitada o incluso nula. Una visita no deseada y una muerte son tratadas como molestias menores.

Jarmusch está mucho más interesado en su dúo protagonista, en su relación y en la forma tan distinta en que ambos ven un mundo en el que han estado durante cientos de años y en el que probablemente habitarán aún innumerables siglos más. Sus puntos de vista son claramente establecidos al principio cuando están separados, y luego su reunión comienza a mostrar la forma única en que ambos se afectan mutuamente, dando lugar a uno de los más fascinantes romances cinematográficos que puedo recordar.

Adam ve el mundo desde una perspectiva cansada, lamentando la suerte de genios como Copérnico, Galileo, Newton y Nikola Tesla a manos de los “zombis”, como denomina a la personas normales, y protestando la forma en que la humanidad ha contaminado no solo el ambiente, sino su propia sangre con enfermedades y drogas, lo que obliga a los vampiros a asegurarse de que su alimento sea seguro; él se ve obligado a comprar sangre de un médico corrupto en un hospital cercano. En una escena muestra a Eve un edificio que alguna vez fuera un magnífico teatro, convertido actualmente en un estacionamiento.

Eve tiene una actitud mucho más alegre ante la vida inmortal, abiertamente criticando a su amado por su actitud pesimista llamándola un “desperdicio de vida”. Ella es la luz que contrasta su oscuridad, el ying de su yang, una metáfora reforzada aún más con las elecciones de vestuario que ambos hacen. La forma en que se complementan entre sí está elegantemente retratada.

Jarmusch erige o insinúa sub-tramas y las abandona sin preocupación cuando dejan de parecerle relevantes. La fabricación de un tipo especial de bala a pedido de Adam, la visita poco deseada de la hermana de Eve, Ava (Mia Wasikowska), detalles como el hecho de que Eve se empeña en evitar que su vuelo pase por Londres. Normalmente eso sería algo negativo, pero Jarmusch nunca juega con las reglas que se aplican normalmente, así que solo tiene sentido que su forma de contar la historia tampoco lo sea.

La película juega de formas interesantes con la mitología vampírica, reteniendo ciertas de sus características tradicionales como su intolerancia de la luz solar y capacidades físicas aumentadas al mismo tiempo que desecha otras como el miedo al ajo, e incluso añade ciertos nuevos poderes.

Tom Hiddleston es excelente como el cínico Adam, pero la persona que brilla en el elenco es indiscutiblemente la camaleónica Tilda Swinton, cuya Eve es contagiosamente alegre en una forma que no deja de ser retorcida, al menos en cierto grado. Swinton le da un tono a medio camino entre inocencia y seducción tanto al hablar como al moverse, y se lleva algunas de las líneas más oscuramente divertidas del filme; aparentemente la pasó bien durante la Edad Media y la Inquisición. Swinton es sencillamente maravillosa en esta película.

No hay villano, no hay un gran conflicto ni muchos acontecimientos más allá de dos seres inmortales explorando cómo se relacionan con la vida y con sí mismos. ¿Suena aburrido? No lo es.

En lo que a mí respecta, Only lovers left alive es una de las mejores películas que vi este año. De tener la chance, no dude en darle una oportunidad.

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ONLY LOVERS LEFT ALIVE

Dirigida por Jim Jarmusch

Escrita por Jim Jarmusch

Producida por Reinhard Brundig y Jeremy Thomas

Edición por Affonso Conçalves

Dirección de fotografía por Yorick Le Saux

Banda sonora compuesta por SQÜRL y Josef van Wissem

Elenco: Tom Hiddleston, Tilda Swinton, Mia Wasikowska, Anton Yelchin, John Hurt, Jeffrey Wright y Slimane Dazi

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