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Otra semana, otra película que tiene al cine como tema. No es intencional, lo juro.
Si el filme de la semana pasada, Maps to the Stars, exploraba cómo el mundo del entretenimiento consumía a personas famosas que no estaban del todo bien de la cabeza, Kumiko, the Treasure Hunter es la historia de una persona libre del peso de la fama, pero que tampoco está muy bien psicológicamente, aunque ambos filmes no podrían ser más distintos entre sí.
Kumiko no es primariamente sobre el cine, es una historia sobre la soledad, una soledad aplastante que la protagonista lleva impresa en la cara y grabada en la voz que tan poco frecuentemente usa, en su sonambulesco caminar.
Kumiko (Rinko Kikuchi) tiene 29 años y trabaja como oficinista en Tokio, siempre aparentemente a miles de kilómetros de distancia de sus sonrientes y locuaces compañeras de trabajo y se su apático jefe, quien la utiliza principalmente para hacer mandados como preparar té o enviar ropa a la tintorería. Parece enormemente mortificada cuando alguien intenta hablarle, absolutamente incapaz de hacer contacto social con otras personas.
El único ser vivo con el que tiene una relación es su conejo mascota, al que mantiene en su claustrofóbico departamento. Pero hay algo más que da cierto propósito a los días de Kumiko: una deteriorada copia en VHS de la película de los hermanos Coen Fargo, que a duras penas logra hacer funcionar. La primera vez que lo logra solo puede ver fragmentos del filme, y dos momentos en particular capturan su atención: el texto al principio que dice que la película retrata hechos reales “exactamente como ocurrieron” y el momento hacia el final en que el personaje de Steve Buscemi oculta un bolso con una gran cantidad de dinero en un campo nevado.
En realidad Fargo no está basada en una historia real (de hecho, esta película en sí está más basada en una historia verídica que la propia Fargo), sino en muchas que historias que los Coen unieron en una sola narrativa totalmente ficticia, pero Kumiko se obsesiona hasta el punto que ni siquiera considera ir a algún “cyber café” y hacer una búsqueda en Google. Queda fijada en la idea de que en algún lugar cerca de Fargo, Minnesota, hay un bolso con dinero enterrado, que nadie más que haya visto la película pensó en buscar, y que va a ser suyo.
Ni bien logra hacerse con la tarjeta de crédito corporativa de su jefe – que él mismo le da para que haga otro encargo por él – Kumiko aborda un avión y va a Minessota, emprendiendo su quijotesca búsqueda bajo la fantasía de ser como una conquistadora española, embarcando al Nuevo Mundo en busca de un tesoro.
Es muy fácil imaginar una versión de esta película arruinada por una necesidad insegura de hacerla más “accesible”, dándole a Kumiko más diálogo, o haciéndola encontrar un mayor número de curiosos personajes. Pero afortunadamente el director David Zellner tiene la suficiente confianza en sí mismo y en el guión que co-escribió con su hermano Nathan, además de en el talento de su actriz protagonista, para dejar que el silencio y la parálisis social de Kumiko hablen por sí solas.
Kikuchi, quien se había destacado a nivel internacional interpretando a otra mujer perdida en el laberinto social de Japón en Babel, da una interpretación genuinamente grandiosa, dando a entender las motivaciones y sentimientos de Kumiko perfectamente a pesar de que cuenta con ínfimas cantidades de diálogos para hacerlo. Está todo en las expresiones, en el tono de voz, en los ojos.
Kumiko es un personaje trágico especialmente porque en ella vemos a alguien que todavía tiene líneas de contacto con el mundo fuera de su propia cabeza. La posibilidad de hacer contacto con otros seres humanos se le presenta repetidamente antes y después de hacer su viaje a América; una vieja amiga intenta reconectar con ella invitándola a comer algo en Tokio, una mujer que la invita a su casa y le da comida y abrigo en Minnesotta. Pero es muy tarde, y Kumiko no sabe responder de otra forma más que huyendo.
Kumiko, the Treasure Hunter es un bello y trágico cuento de fantasía versus realidad hermosamente filmado y excelentemente actuado.
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KUMIKO, THE TREASURE HUNTER
Dirigida por David Zellner
Escrita por David Zellner y Nathan Zellner
Producida por Andrew Banks, Jim Burke, Cameron Lamb y Chris Ohlson
Edición por Melba Jodorowsky
Dirección de fotografía por Sean Porter
Banda sonora compuesta por The Octopus Project
Elenco: Rinko Kikuchi, David Zellner, Shirley Venard, Noboyuki Katsube, Nathan Zellner, Yumiko Hioki, Kanako Higashi, Mayuko Kawakita y Brad Prather