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Los seres humanos somos criaturas prejuiciosas por naturaleza, y últimamente pocas cosas son capaces de generar prejuicios negativos tan consistentemente en mi cabeza como la idea de una película de terror hecha al estilo “cámara en mano”, ese formato en que vemos la acción desde la perspectiva de la figura protagonista de la historia, que por alguna razón siempre porta consigo una cámara, independientemente de la situación en que se encuentre.
En poco más de una década luego de que El Proyecto Blair Witch hiciera estallar la popularidad de este subgénero, cineastas han hecho uso y abuso del recurso de mostrarnos la acción desde los ojos (o las lentes) de sus protagonistas, y por cada chispazo de genuina calidad como Cloverfield u ocasionalmente algunas de las entregas de la mayormente gastada saga Actividad Paranormal llegan cuatro o cinco filmes que en el mejor de los casos son mediocres y olvidables y en el peor de los casos son directamente terribles.
Pero como aprendimos en la escuela – o en los dibujos animados –, los prejuicios no son buenos, y ocasionalmente llegan películas que demuestran que con ingenio y destreza las películas de este tipo pueden aportar algo nuevo o al menos brindar una experiencia genuinamente perturbadora. El minúsculo filme de terror independiente Creep es ejemplo de esto.
Durante toda la película vemos la acción desde la perspectiva de la cámara de Aaron (interpretado por el director del filme, Patrick Brice), un camarógrafo amateur quien acude a una cabaña en un pueblo de las montañas respondiendo a un aviso de clasificados. En la cabaña conoce a Josef (Mark Duplass), quien le informa que sufre de un cáncer terminal y que él y su esposa están esperando un hijo, pero que es probable que Josef ya no esté vivo para cuando el niño nazca.
Por esto, Josef contrata a Aaron para que lo siga durante todo el día con su cámara, documentando un día en su vida para que su hijo pueda verlo cuando él ya no esté.
El corazón del filme obviamente es Duplass, quien pinta a Josef como una figura que inspira empatía a pesar de ser bastante excéntrico, a veces hasta el punto de resultar irritante. Como expectadores estamos no solo dentro de la cámara de Aaron, sino también -en cierta forma- de su cabeza, y no podemos dejar de ver a Josef alguien cuyo comportamiento es perfectamente entendible en alguien que está lidiando con cuestiones muy pesadas como la idea de que la muerte está solo a dos o tres meses. A diferencia nuestra, Aaron no sabe que está en medio de una historia de terror, así que las señales de alarma que nosotros vemos cada vez más claras para él son simplemente las excentricidades de un hombre en una situación imposible... al principio.
Como actor, Duplass es una figura propia del cine independiente, más cercano a un hombre común y corriente que uno encontraría en la calle cualquier día que a una pulida estrella de Hollywood. El rol del extraño excéntrico pero afable se le da bien – como ya demostró en Safety Not Guaranteed –, y su labor en Creep es básicamente una interesante inversión de ese rol: en vez de preguntarnos si realmente oculta algo extraño, lo sabemos casi con certeza, pero la fachada de amabilidad y fragilidad de Josef impide determinar exactamente qué. El director juega con eso de formas ingeniosas: por ejemplo, si bien en la mayor parte del filme tenemos a Josef claramente visible, un par de momentos particularmente ominosos ocultan su rostro.
La incertidumbre es sorprendentemente inquietante, incrementada aún más con el hecho de que la mayoría de los diálogos son improvisados. Esto lleva a que ocasionalmente los intercambios entre Josef y Aaron sean un poco incoherentes, pero incluso eso juega a favor de la película, alimentando esa perceptible pero intangible sensación de que algo no anda bien.
Brice apela a un recurso vital en el cine de terror que muchos realizadores del género parecen olvidar últimamente: la paciencia. El rompecabezas de lo que está pasando detrás del indescifrable rostro de Josef se va armando de forma lenta, desenvolviéndose como un papel mal doblado que lentamente va abriéndose, o como una habitación en penumbras gradualmente iluminándose con el amanecer. Por supuesto, este desarrollo sin apuros requiere también paciencia del público; esta es una de esas películas que no terminan de hacer “click” hasta sus últimos instantes.
Creep no será considerado un nuevo clásico del suspenso y el terror, pero es una hora y minutos de pura inquietud y tensión.
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CREEP
Dirigida por Patrick Brice
Escrita por Patrick Brice y Mark Duplass
Producida por Mark Duplass y Jason Blum
Edición por Christopher Donlon
Banda sonora compuesta por Kyle Field y Eric Andrew Kuhn
Elenco: Mark Duplass y Patrick Brice