Millonario despilfarro en mercado luqueño

Unos G. 16.500 millones ya fueron destinados al Mercado Municipal Nº 1 de Luque, pero el sitio está rodeado de cloaca y abandonado. Desde que se presentó el proyecto de construcción, en 2001, cuatro intendentes ya dilapidaron millones en la obra.

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El colorado Vicente Cáceres presentó el proyecto de refacción del principal centro de abastecimiento de los luqueños. El costo de la obra rondaba los G. 2.800 millones; sin embargo, nunca se instaló un solo ladrillo para la refacción del mercado. Luego, su correligionario Raúl Karjallo (ANR) dilapidó unos G. 7.000 millones en la obra durante su cuestionada gestión.

El Consorcio Constructor Vial y Civil (CCVC), representado por el ingeniero Ronald Sánchez, fue adjudicado para la ejecución del proyecto con un costo inicial de G. 4.800 millones. Con una serie de modificaciones en el plano y obras complementarias, el proyecto trepó pocos años después a G. 7.000. En su afán por el "rekutú", Karjallo lo inauguró de manera inconclusa en 2009, pero el descontento con su gestión por parte de los luqueños se materializó en las urnas y no obtuvo la reelección. 

En 2010, el liberal César Meza Bría (PLRA), tras ganar las elecciones, comenzó la campaña de reubicación de los comerciantes dentro de la nueva construcción, pero al cabo de poco tiempo volvieron a salir. En 2012 se presupuestó G. 4.700 millones en un proyecto de refacción y marketing para reactivar el local, pero tampoco se consiguió revitalizar el centro comercial. 

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La actual gestión de Carlos Echeverría (ANR) ya presupuestó G. 2.000 millones para reparaciones varias en la obra. Este año, según su actual presupuesto, se va a destinar unos G. 600 millones para "refacciones varias en el mercado". 

El sitio está ahora en total estado de abandono y regado de cloaca. Solo el 40% de los comerciantes siguen en su interior; el resto se instaló en la calle.

Los vendedores argumentaron escasas ventas y fueron abandonando los sitios. El principal problema es la falta de estacionamiento, la basura y los residuos cloacales, que proyectan una vergonzosa imagen.

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El edificio tiene múltiples falencias estructurales, goteras y el sistema eléctrico es precario y peligroso. Los perros y gatos callejeros tomaron como hogar el sitio y se mimetizan entre la basura y las mercaderías.

La falta de control municipal también hace que muchas personas opten por evitar la zona del mercado, debido a que los camiones repartidores que bajan sus productos en los supermercados cercanos se adueñan de las calles y cierran el paso a cualquier hora, creando un verdadero caos en el tránsito.

Los fiscalizadores municipales hacen la vista gorda, pese a existir varias ordenanzas que regulan el horario de carga y descarga de mercaderías en el microcentro luqueño. La ordenanza N° 06/07, por ejemplo, es letra muerta en la ciudad. 

La disposición indica que los depósitos, supermercados y negocios céntricos pueden recibir mercaderías de 00:00 a 6:00 y de 12:00 a 15:00. Agrega que queda expresamente prohibido que dichas tareas se realicen en otro horario.

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El ingreso a pie también se vuelve una misión casi imposible, porque los vendedores se instalaron en las aceras y la cloaca recorre toda la capa asfáltica.

"La cloaca reventó hace mucho. Aquí tenemos ríos de mierda y ningún cliente quiere entrar; prefieren ir a los supermercados, que tienen aire y estacionamiento", se quejó el comerciante Sindulfo Ramírez.

El edificio así como está ya no tiene razón de ser. Desde la Municipalidad deberían analizar trasladar el centro de abastecimiento a una zona con más espacio y de esa manera dar a los comerciantes y clientes más comodidad. A lo largo de estos años quedó demostrado que despilfarrar dinero en ese lugar no fue la solución. 

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La Junta Municipal declaró en “emergencia sanitaria y pluvial” la zona del mercado luqueño la semana pasada. La declaración fue a pedido de la concejala Francisca Franco (PLRA), quien recibió varias quejas sobre la insalubridad de la zona.

La edil manifestó que si la Essap hace caso omiso a las reparaciones, los funcionarios de la Municipalidad también deben controlar a los frentistas que tiran sus desechos y taponan el alcantarillado sanitario.

Desde la Essap informaron que desde noviembre pasado se tiene listo un proyecto de cambio de cañería en la zona, pero que los comerciantes solicitaron se postergue durante las fiestas de fin de año.

Anuncian que la obra comenzará los primeros días de marzo y se va a cerrar completamente la calle Capitán Bado para el cambio y la ampliación de cañería del desagüe cloacal.

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