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Las ganas de reír no tienen fronteras y la comicidad es cultivada en todas las formas y en todos los idiomas (José Serra Masana). Es por eso que el humor gráfico o los cómics gustan tanto.
Una muestra de este “idioma humorístico” es el trabajo de Millaray Rinaldi, quien desde su adolescencia se dedica a la creación de historietas.
Millaray nació en Chile y desde los 15 años vive en Paraguay. La vena del cómic la trae desde pequeña. “Toda mi vida leí historietas. Aprendí a leer con las historietas de la Pequeña Lulu y del Pato Donald que nos compraba mi mamá, mis tíos. Eran nuestros regalos favoritos cuando éramos pequeños, en los años 80”, comentó.
Como en esa época aún no se contaba con el acceso masivo a internet y su familia no acostumbraba ver mucha televisión, la lectura de historietas y dibujar eran las actividades que realizaba para entretenerse.
“Me gustaba leer las tiras cómicas de los diarios como Mafalda, Charlie Brown. Los cómics fueron mi paso inicial hacia la literatura. Me llevaron a los libros y a escribir después mis propias historias”, expresó.
Este sábado, emulando una actividad positiva que tuvo en Argentina y en Brasil, la humorista dirigirá el taller “Fábrica de Historietas”, donde enseñará a niños de 8 a 14 años a crear sus propias tiras cómicas.
Si bien esta actividad es de carácter privado, la intención del mismo es dar a conocer esta forma de arte y conseguir el apoyo ya estatal o particular para desarrollar actividades de la misma índole en comunidades de niños de escasos recursos de Asunción.
“Este taller significa poder repetir una experiencia hermosa que tuve en otros países. En Mar del Plata, Argentina, llevamos este taller con la Secretaría de Cultura, a niños de escasos recursos en barrios carenciados como programa de refuerzo escolar. Fue un trabajo emocionante”, describió.
Contó además que en Brasil tuvo una experiencia similar trabajando en albergues de niños en situaciones de riesgo.
Lo que motiva a Millaray a la realización de estos talleres es la felicidad que genera en los niños que participan. “Es de gran ayuda en su desarrollo como estudiantes, ya que la historieta implica mucha lectura y redacción creativa. Y también para su autoestima, al ver sus pequeños trabajos publicados transformándolos en autores”, señaló.
Se dedica a impartir talleres para niños porque considera que es importante escuchar sus historias y por ser una forma divertida de enseñar.
“Las historietas son una forma lúdica de educar y principalmente desarrollar la imaginación de los niños. Los inicia en la lectura y los hace escribir. En los talleres le doy muchísima importancia al guión. Quiero que escriban mucho. Escribir estimula a leer y a investigar, desarrolla la gramática, la ortografía, el vocabulario. Hablaremos sobre libros, sobre películas, sobre otras historietas. Es cultura general”, sostuvo.
Millaray publicó su primera historieta cuando tenía 16 años, en 1992. Esta se imprimió como parte del suplemento escolar del Diario Noticias bajo el nombre de “La Pandilla Genial”.
“Era una doble página semanal, y en esa época lo pintaba todo a mano”, comentó. Posteriormente se dedicó al humor gráfico, donde encontró su verdadera vocación.
"En Asunción publiqué mis tiras en algunas publicaciones independientes y lancé un libro de humor gráfico 'Cómo sobrevivir sin él', también de forma independiente”, relató.
Gran parte de su carrera la desarrolló en Argentina y principalmente en Brasil, donde ganó certámenes de humor gráfico internacional con sus tiras “Autobiografía no Autorizada”.
Sobre los humoristas gráficos en Paraguay mencionó como referencia a Robin Wood, a quien conoció cuando su hermano trabajaba con él, siendo colorista.
“Él es una eminencia en Argentina, donde lo vi en la Comiccon de Buenos Aires y mucha gente adulta iba con sus Nippur de Lagash a pedir su autógrafo. Creo que hasta ahora como guionista es una gran referencia paraguaya en el cómic”, destacó.
Con relación a las habilidades necesarias para crear historietas, Millaray comentó que lo bueno de los cómics es que se puede ser sólo guionista o sólo dibujante. El principal requisito es tener mucha imaginación según expresó.
Sobre la formación académica mencionó que si se desea ser dibujante de cómics clásicos, se debe estudiar dibujo ya sea en institutos formales o por cuenta propia. “Para dibujar hay que practicar muchísimo y para escribir, se necesita leer muchísimo. Todo está en la constancia”, subrayó.
Millaray afirma que su trabajo es maravilloso. “Me encanta el humor gráfico, realmente lo disfruto muchísimo; me parece que es una forma saludable de hablar sobre cualquier asunto, difícil o doloroso. Y me encanta trabajar con niños, me gustan sus dibujos, su forma de ver el mundo”, agregó.
Los personajes del cómic en la gran pantalla son para Millaray un gran avance que consigue expandir el alcance del arte gráfico de forma tal de que estos trascienden el papel y cobran “vida” llegando a millones de personas.
Los sábados 4, 11, 18 y 25 de mayo de 15:00 a 17:00 dictarán el taller “Fábrica de Historietas” en las instalaciones de El Granel. El evento está dirigido a chicos de 8 a 14 años.
Durante el mismo los participantes podrán desarrollar sus ideas y crear su propia tira cómica, la que será impresa y presentada el sábado 1 de junio.
Crear personajes, desarrollar guiones, conocer los diferentes géneros de la historieta como superhéroes, terror, drama, comedia y autobiografía son algunos de los temas a ser estudiados.
El taller tiene como finalidad difundir el arte gráfico y conseguir colaboradores a fin de emular la experiencia con chicos de barrios de escasos recursos y situación de vulnerabilidad.