Mejor amigo del hombre, enemigo del narcotráfico

Al frente de la lucha contra las drogas en Paraguay, se encuentran Arco, Frank, Lika, y otros 10 canes, que olfateando maletas, paquetes, y otros objetos, pasan de ser los mejores amigos del hombre al peor enemigo del narcotráfico.

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Estos perros forman parte de la Unidad Canina de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), relató el suboficial Buenaventura Gálvez, a ABC Color.

El jefe de la unidad explicó que los 13 perros al servicio fueron seleccionados a través de un proceso minucioso de selección cuando tenían entre un año y dos años y medio de edad.

Además de estar sanos, los canes fueron elegidos por ser juguetones. “Estos perros tiene que querer jugar, no deben ser agresivos ni miedosos, pero sí deben demostrar valentía”, explicó el jefe de la unidad.

Las características de la raza también son analizadas, buscando las cualidades de los perros de caza. Los canes antidroga de Paraguay son de las razas pastor alemán, pastor holandés, pastor belga, y labrador.

Una vez seleccionados y adquiridos, los cachorros pasan por una serie de adiestramientos, que duran entre seis a ocho semanas. También son asignados a un agente, quien se convertirá en su único guía durante los años de trabajo.

El trabajo del guía es tan importante como el adiestramiento al can. Por esta razón, se analizan las personalidades de ambos para cerciorarse de la compatibilidad. Finalmente, el perro es el de la última palabra.

“Es el perro el que elige con quien va trabajar no la persona”, relató Gálvez.

De la mano de sus guías, los canes aprenden todas las destrezas que les servirá después estar al frente para la lucha contra el narcotráfico.

El programa de canes antidroga inició en 1988 con dos perros traídos de Inglaterra. Estos perros y su adiestrador, fueron entrenados en Inglaterra. Dos años después, la Senad recibió una camada de seis perros que ya fueron adiestrados en Paraguay.

Los 13 perros que forman parte de la Unidad Canina de la Senad están distribuidos en distintos puntos del país. El aeropuerto “Silvio Pettirosi” es el cuartel central de la unidad. También se encuentran en los aeropuertos de Encarnación, Pedro Juan Caballero y Mariscal Estigarribia.

Desde sus puestos se dedican a olfatear las maletas, paquetes, bolsas y otras cargas que ingresan y salen del país.

En ocasiones, los agentes reciben alertas del equipo de inteligencia sobre algún determinado paquete. Sin embargo, en la mayoría de los casos, son los perros los que detectan las drogas.

“La mayoría de los casos los perros tienen participación en la detección de sustancias”, concluyó Gálvez.

Cuando éstos se inquietan, rasguñan el paquete, o simplemente se sientan a su lado, los agentes saben que tienen un pendiente.

Así se convierten en los protagonistas de la detección de droga que va escondida en equipos de tereré, paquetes de café, impregnados en la ropa, hasta en la espuma de los corpiños.

Un perro sano dedica hasta nueve años a la lucha contra el narcotráfico. Con esta edad, son jubilados y dados a adopción. Generalmente, viven sus últimos años en las casas de sus guías.

De esta forma, el mejor amigo del hombre cumple su misión con la sociedad, demostrando siempre sus grandes cualidades de servicio, trabajo y fidelidad.

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