Las devastadoras secuelas de los abusos

Las víctimas sufren una serie de consecuencias físicas y psicológicas que pueden ser arrastradas para toda la vida.

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“Los niños que sufren rechazo, negligencia, castigos físicos severos y abuso sexual –o presencian violencia en su hogar o en la comunidad– corren un mayor riesgo de tener un comportamiento agresivo y antisocial en etapas posteriores de su desarrollo, y un comportamiento violento en la edad adulta”, señala el informe mundial sobre la prevención de Violencia de la Organización Mundial de la Salud del año 2014.

Las consecuencias de un abuso sexual son devastadoras y de no existir el soporte adecuado tras la agresión, el niño puede no recuperarse nunca. “Todo niño que fue abusado o a quien se le corrompa el pudor de la inocencia de la niñez, es como un cristal que se rompió y que difícilmente se pueda recomponer”, explica la licenciada en Psicología, Gabriela Casco.

En el momento en que es abusado, se rompe la confianza, la seguridad del niño en sí mismo y en los adultos que deben protegerlos. “Si la seguridad está corrompida difícilmente el niño pueda concentrarse en otras cosas como su seguridad, su integridad como ser humano”, dice la profesional, indicando que la víctima probablemente presentará problemas por ejemplo en la concentración y el desarrollo escolar.

A corto y largo plazo. Los traumas emocionales son atemporales, no prescriben y pueden manifestarse a lo largo de la vida de la víctima, dice Casco. En el mismo sentido, la doctora Mirta Mendoza, responsable de Salud Mental del Ministerio de Salud, indica que los padres o encargados de menores de edad que fueron víctimas de abuso deben llevarlos a un servicio público o privado para que consulte con un psicólogo o psicóloga.

“Pueden ser a corto o largo plazo puede ser como que un primer momento no se vea la repercusión pero meses después”, dice la doctora Mendoza. Se habla entonces del Síndrome de Estrés Postraumático que puede presentarse a los tres o seis meses de haber sucedido el hecho. 

Si bien el tratamiento no hace olvidar, ayuda a la víctima a sobrellevar su vida con el hecho que le sucedió, dice Mendoza, pero en caso de que no reciba tratamiento, todo puede empeorar. “La situación es sumamente traumática para el ser humano siendo adulto o siendo niño, pero siendo niño es mucho más traumático, es como haber pasado por una situación de catástrofe, las consecuencia pueden ser graves desde un trastorno severo y hasta evadirse de la realidad”, opina por su parte la doctora Mendoza. 

La víctima puede llegar a sufrir depresión, con todas las consecuencias que este cuadro conlleva, incluso el suicidio o el intento del mismo. También puede convertirse en una persona agresiva, irritable y ambas profesionales coinciden en que la víctima podría convertirse en victimario después. Mendoza indica que no sucede en el cien por ciento de los casos pero sí ha sucedido, afirma.

Por otra parte, si se recibe tratamiento, en el mejor de los casos la víctima puede ser resiliente y convertirse en alguien que lucha por otras personas que han pasado por la misma situación en su comunidad.

Embarazo no deseado. Según el informe citado de la OMS, las consecuencias se clasifican en: físicas, mentales y de conducta, salud sexual y reproductiva y enfermedades crónicas. Entre las físicas aparece el embarazado no deseado, consecuencia de una agresión sexual, lo cual en Paraguay es un hecho que no se ha podido frenar ni hay anuncios de parte del gobierno sobre programas para ayudar a estas víctimas.

Solamente en 2014, más de 680 niñas de entre 10 y 14 años dieron a luz, informó el gobierno, sin embargo no se sabe dónde están esas niñas y los otros niños que parieron, no se sabe si tienen casa, educación y comida. El gobierno se empeña en no hablar de una realidad que golpea impunemente a la niñez paraguaya.

En los últimos meses Paraguay fue punto de atención en distintos lugares del mundo por el caso de una niña de 10 años que estaba embarazada de casi cinco meses; la gestación fue producto de abuso sexual, presuntamente por parte de su padrastro.

Pero el caso de Mainumby, como se la nombra en la denuncia hecha por su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por parte de oenegés, no es el único, no es el primero y la falta de respuesta efectiva del gobierno con programas destinados a educar a los niños para protegerse y alertar, así como la ausencia de un marco jurídico que active a tiempo y en forma los sistemas de protección, serán el conjunto de fallas que permitan que más hijos, sobrinos y nietos de miles de familias paraguayas sean abusados en nuestro país.

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