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Los lujos entre los narcotraficantes no son una novedad, más aún con la aparición del colombiano Pablo Escobar en la década de los 80 y parte de los 90, en especial con su hacienda “Nápoles” que tenía lagos artificiales y animales procedentes de África y una colección de autos antiguos en su edificio, lo que demostraba su poder económico.
En Paraguay recientemente fue detenido Víctor Brítez, alias “Chápalo”, a quien la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) lo calificó de “patrón”, por llevar una vida un tanto similar a la de Pablo Escobar.
La Senad encontró la estancia de Víctor Brítez, en la localidad de Mbocaya Pucu, al lado de la reserva forestal de Ybycuí. El lugar es casi un sitio paradisíaco, tanto por la naturaleza que lo rodea como por todo lo que posee el establecimiento.
Una bonita piscina, un pequeño zoológico con animales silvestres y una laguna artificial para criar peces, son algunos de los condimentos de la estancia.
Otra propiedad que posee el mencionado, está en el Paraná Country Club de Ciudad del Este. Cuenta con gimnasio, jacuzzi, piscina y 16 cámaras de seguridad con sensores de movimiento.
Chápalo supuestamente procesaba cocaína y luego enviaba el cargamento a África. Está en prisión por orden del juzgado.
No estaba en un lugar rural, sino en un sitio bien urbano como lo es Ciudad del Este. El supuesto narco Tomás Rojas, poseía sus lujosas propiedades en la capital del Alto Paraná.
Tenía su propio club de fútbol con una moderna cancha de pasto sintético, donde realizaba encuentros con sus amigos.
Su residencia poseía todas las comodidades posibles, como gimnasio, un bar con una gama de bebidas, entre otros detalles. Lo más resaltante era la réplica pero en un menor tamaño, de la Basílica de la Virgen de Caacupé.
La mini basílica tenía todos los detalles de un templo católico: santos, hostias, asientos, atriles y Biblia.
Tomás Rojas también guarda prisión preventiva y afronta procesos ante la justicia.
En otros casos, supuestos narcos también construyeron lujosas capillas en sus predios, adornados con esculturas.
En la mayoría de los casos, los lujos son discretos y no están a la vista de la ciudadanía, justamente para no despertar sospechas. Una curiosidad es la devoción católica que profesan los supuestos narcotraficantes.
El destino de los mencionados establecimientos no está definido aún. Recientemente el titular de la Senad, Luis Rojas, aconsejó convertir la estancia de Víctor Brítez en un centro de rehabilitación.