Los caídos de Curupayty

Entre las numerosas bajas sufridas por el ejército aliado durante la batalla de Curupayty, varios nombres sobresalen y llaman la atención. Artistas heridos de por vida, familiares de políticos y grandes personajes cayeron en el Ñeembucú.

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Mezclando la bravura con el ingenio para saber aprovechar las falencias enemigas, las condiciones climáticas y geográficas, el 22 de setiembre de 1866 las fuerzas paraguayas consiguieron en Curupayty la victoria más grande en la historia de nuestro país al repeler el avance de 20.000 soldados aliados con una dotación de apenas 5.000 hombres.

A 150 años de la histórica epopeya paraguaya, las discrepancias sobre el número de bajas ocasionadas por los nuestros al ejército aliado (Argentina, Brasil y Uruguay) continúan. Dependiendo del autor se hablan de entre 3.000 y 10.000 muertes, aunque algunos historiadores tratan de hacer de menos la gran victoria de nuestro ejército y aseguran que se trató apenas de un rechazo al avance enemigo.

Lo cierto es que el golpe asestado por el ejército paraguayo a los aliados fue muy duro y no solo consiguió evitar el avance hasta el cuartel general del Mariscal López en Humaitá sino que obligó a una paralización de más de un año de las acciones enemigas.

El golpe fue particularmente duro para las fuerzas argentinas, no solo porque el general Bartolomé Mitre quedó en evidencia debido a la desastrosa derrota sino porque entre sus caídos figuraban nombres de relevancia para la sociedad de ese país. “La crema y nata de la sociedad porteña formaba parte del ejército que peleó en Curupayty, hijos de personalidades muy importantes de la época estaban ahí”, recuerda el historiador Fabián Chamorro, miembro de la Academia Paraguaya de Historia.

Entre los caídos en la batalla de Curupayty figura Domingo Fidel Sarmiento o Dominguito, hijo adoptivo de Domingo Faustino Sarmiento, político, docente y escritor que se terminaría convirtiendo años después en presidente de Argentina. El joven tenía apenas 21 años el día de la batalla de Curupayty.

Dominguito había iniciado los estudios de derecho para convertirse en abogado pero abandonó los estudios para enrolarse en el ejército argentino. Su padre adoptivo profesaba un particular odio hacia el Paraguay y parte de él probablemente se haya originado en la muerte del joven. “Muchos no entienden el odio de Sarmiento hacia Paraguay, pero hay que recordar que nuestro ejército le dio muerte a su hijo”, afirma el historiador Martín Insfrán.

Días antes de caer en Curupayty, Dominguito había escrito una carta a su madre en la que parecía ser consciente del destino que le deparaba el campo de batalla. En la misiva, le decía: “No sientas mi pérdida hasta el punto de sucumbir por la pesadumbre del dolor. Morir por la Patria es vivir...”.

En la histórica jornada, el ejército paraguayo también dio muerte a Francisco Paz, hijo de Marcos Paz, quien por entonces era el vicepresidente argentino y presidente en ejercicio como consecuencia de la ausencia del presidente, Bartolomé Mitre, quien se había hecho nombrar comandante en jefe de las fuerzas aliadas durante la firma del Tratado Secreto de la Triple Alianza.

Paz tenía 20 años y ya había sido herido durante la batalla de Corrientes, pero una vez repuesto decidió regresar al frente. Durante el ataque a Curupayty, el joven fue herido por dos disparos de fusil y terminaría falleciendo días después.

El capitán Nabor Córdoba, hermano de quien luego sería gobernador de la provincia de Tucumán, Lucas Córdoba y miembro de una familia con larga trayectoria al servicio del ejército argentino, empezando ya en los años en los que este estaba al mando de José de San Martín, también perdería la vida a manos de los soldados paraguayos. Tenía 22 años.

Francisco Borges, abuelo del escritor Jorge Luis Borges, resultó herido durante la batalla de Curupayty.

Un caso bastante particular fue el del pintor Cándido López, quien se encargaría de relatar a través de sus cuadros las vivencias de la guerra años más tarde. El artista argentino perdería su mano más hábil, la derecha, durante la batalla en Curupayty, lo que le obligaría a adiestrar la zurda para poder seguir pintando.

La derrota en Curupayty dejó en evidencia a Mitre, quien poco después se vería obligado a abandonar la comandancia de las fuerzas aliadas para regresar a ejercer la presidencia. La muerte de su vicepresidente sería una excusa válida para abandonar el frente de batalla tras la heroica victoria paraguaya.

Curupayty no solo representó la mayor victoria paraguaya y la peor catástrofe aliada (en particular argentina) sino que además dejó marcas imborrables en las sociedades de los países que formaban parte de la contienda.

Vea más: Especial interactivo a 150 años de la victoria de Curupayty

juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano

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