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Durante la semana en que se debatió sobre la "ideología de género" se compartieron capturas de pantallas de grupos de WhatsApp "pro vida", donde resaltaba la notificación característica de Tinder: una llama. Esto provocó numerosas burlas, teniendo en cuenta que los grupos conservadores que se autodenominan defensores de la vida defienden la construcción tradicional de la familia con fuerte influencia religiosa, mientras que Tinder representa el sexo casual, con un sesgo de promiscuidad.
La pequeña llama avivó la discusión. Pero no solo se halla sexo en la app: los casos de amistad, casamiento y bebés tinder no son extraños.
Tinder se convirtió en la app de citas más utilizada en nuestro país, principalmente para encuentros de sexo casual, pero también se conocen casos de parejas que han formalizado noviazgos, otras que llegaron a casarse y tener hijos. Solteros y personas con compromiso ya sea con pareja formal o casados (quienes generalmente utilizan perfiles falsos) y con todo tipo de preferencias sexuales, forman parte de la aplicación, que cuenta con más de 100 millones de descargas en el mundo.
La empresa no revela estadísticas sobre sus usuarios, por lo que no se puede conocer cuántos hay exactamente en Paraguay. La aplicación se usa en casi 200 países.
Según un índice publicado por Bussiness Insider la ciudad que lidera el top ten de usuarios de Tinder es Londres, seguida por París y Nueva York. De América Latina integran la lista Río de Janeiro (puesto 7) y Buenos Aires (puesto 10).
En las tiendas Play Store (Android) y la Apple Store (iOS) se descarga la app gratuitamente. Una vez instalada, Tinder solicita permiso para abrir la cuenta a través de Facebook. Ojo para las personas que ocultan sus datos personales en Facebook, como la edad, lugar de trabajo y profesión. Tinder los hace visibles, pero se pueden modificar ingresando en ajustes. Con excepción de la edad. Para ocultarla se debe pagar por el servicio de Tinder Gold o Tinder Plus (entre US$ 8.34 a US$ 19.99 al mes).
En el perfil de Tinder, los usuarios ponen su nombre, su edad y una corta descripción. Tinder arrastra la misma foto de perfil de Facebook como foto principal, pero luego da la opción de cambiarla por alguna fotografía nueva y otras cinco más, además de permitir un enlace directo al Instagram del usuario, y añadir un himno o artistas favoritos en Spotify.
Para buscar un perfil preferido las opciones de búsqueda son: rango de edad (desde 18 años a más de 55 años), rango de distancia (hasta 160 kilómetros) y género (hombres, mujeres). Una vez realizados todos los ajustes solo hay que empezar con la selección y deslizar las fotografías de los candidatos. Para la derecha los que te gustan y para la izquierda los que no te gustan.
Al flechazo, Tinder lo denomina match (combinación, en inglés). Se produce un match cuando le das like (me gusta) deslizando a la derecha una foto y la persona de la foto hizo lo mismo con la tuya. En ese momento Tinder te avisa que has formado una pareja y te invita a que le envíes un mensaje.
Muchos lo hacen inmediatamente, otros no interactúan con la persona y simplemente siguen deslizando.
Pagar por el servicio limita lo que los demás pueden ver sobre cada uno, se pueden desactivar anuncios, obtener "me gusta" ilimitados (porque con la app gratuita solo te permite un número de likes por día), elegir quien te ve, poder hacer más "súper likes", y ver quién te ha dado likes (me gusta), opción a la que no se puede acceder con el servicio gratuito. También permite deslizar de fotos de personas que habitan cualquier parte del mundo, no solo hasta un radio de 160 kilómetros, además de volver a ver a todos para una segunda evaluación. Esto último con el sistema gratuito es imposible, a no ser que borres la cuenta y vuelvas a inscribirte.
Los usuarios de Tinder generalmente son sinceros y abiertos. Buscan algo concreto (generalmente sexo), pero están abiertos a otro tipo de interacciones como amistad y dar cabida al amor.
José comenta que ha concretado 50 encuentros sexuales con mujeres que conoció a través de Tinder en los dos años que participa en la app. “Las fotos me sirven para elegir y luego nos escribimos un tiempo para ver que tal va. En algún momento tuve miedo, por eso trataba de investigar bien primero antes de concretar una cita. Hasta ahora no formalicé con nadie pero estoy conforme. Es una red social donde hay más gente real y sobre todo gente linda”.
En la red se puede hallar toda clase de personas, de las más diversas profesiones. Hay médicos, arquitectos, propietarios de empresas, pilotos de avión, electricistas, mecánicos, modelos, publicistas, deportistas. Incluso se inscriben extranjeros que vienen a Paraguay por trabajo, estudios o vacaciones.
Julia conoció a Javier a través de Tinder. Él es español y llegó a Paraguay de vacaciones. Intercambiaron números de teléfono y continúan hablando luego de aquel fugaz encuentro. “Me escribe dos veces a la semana, compartimos videollamadas y me dice que volverá el año que viene. No tengo apuro, igual sigo deslizando, para tener compañía cuando me encuentro sola. Para las mujeres es más fácil tener sexo casual. Lo que elijas seguro acepta tu propuesta. Pero primero que te envíe foto de su pene, de lo contrario podés llevarte decepciones”, dice.
Por su parte, César formalizó con una mujer que conoció en Tinder. “Duramos año y medio. Terminamos hace 3 semanas. He concretado 15 encuentros, no todos sexuales. Algunos no prosperan y listo, solo queda en amistad, la misma que después se pierde. A veces una fotografía es suficiente, cuando se ve muy bien en la foto y solo busco sexo casual, pero cuando busco algo bien si veo todas las fotos y leo bien el perfil”, cuenta.
Si ven que la conversación les interesa las personas consultadas por ABC aseguran que buscan la manera de indagar más sobre su match. Le piden que su número de teléfono para wasapear o su nombre para buscarla en Facebook. Al contar con este último dato se puede saber con más seguridad si la persona es real por el número de fotos e interacciones que tiene con sus amigos en la red social.
Miguel dice que la seguridad depende del país. Ya utilizó la app en Estados Unidos y ahora la usa aquí. “Para los hombres es súper seguro, pero creo que para las mujeres no tanto. La peor experiencia que tuve hasta ahora fue con una chica que medía tipo 2 metros y como mido solo 1,67 se re pichó conmigo. Todo iba bien cuando hablamos, me vino a buscar de mi casa, nos fuimos a un restaurante con sus amigos y la tipa prácticamente me dejó en bolas. Tuve que buscar un taxi para llegar a casa. Salí como con 60 chicas. Con la mitad tuve sexo, pero en total tengo más de 500 matches”.
Lourdes hace un cuestionario previo antes de sus encuentros. Si el candidato responde a todos acepta salir. Si no, sigue deslizando. “Pregunto si es soltero, si tiene alguna enfermedad venérea, y cómo le gusta el sexo. Pongo como condición usar condones y yo elijo a qué motel ir, y en mi automóvil. Intenté buscar novio pero ya que ninguno de los que me gustaba estaban interesados en una relación sigo besando sapos hasta encontrar a mi príncipe. No salgo con casados. Ya me topé con varios, te das cuenta rápido porque no quieren darte su número de WhatsApp y si te lo dan no pueden charlar contigo de noche o de madrugada. Otros te lo confiesan abiertamente. El último me dijo que tenía 2 horas antes de ir al rally, para tener sexo conmigo. Está en cada una aceptar o rechazar este tipo de propuestas”.
Son apenas algunas de las historias del ñandutí que se teje cada día en el mundo virtual de las citas concertadas en línea. Como en la canción de Silvio Rodríguez, muchas "no llegan a amores, ni a historias, se quedan allí".
Otras sí.