Le robaron todo, menos las ganas de vivir

Seis días de vida le dieron cuando le detectaron cáncer, pero ya superó los dos años. Le robaron todos sus elementos de trabajo con los que costeaba parte de su tratamiento; aun así, no le arrebataron las ganas de seguir luchando por vivir.

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Ana Belén Caballero tiene 25 años y desde los 23 viene haciéndose la quimio para superar el cáncer de ovarios que le diagnosticaron a esa edad “de un día para el otro”.

Cuenta que entonces los médicos le dieron solo seis días de vida, porque el tumor estaba bastante avanzado; no obstante, contra todo pronóstico, ya superó los dos años de tratamiento.

“Pero yo me levanté de la cama, luché y dije: ‘yo puedo’, ‘yo puedo’ y acá estoy: con quimioterapias y cuatro cirugías, casi me estoy curando, gracias a Dios. Me siento fuerte, porque mientras hay esperanza hay vida”, sostiene.

Antes de que le detectaran esta afección, Anita trabajaba cuidando a pacientes con algún tipo de discapacidad. Sin embargo, el cáncer también le arrebató la posibilidad de continuar con esa labor porque ya no podía hacer mucha fuerza, entonces decidió hacer cursos de gastronomía y pintura.

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Con esos conocimientos, empezó a elaborar dulces y comidas saladas, además de pintar cuadros para venderlos y poder costear algunos gastos, lo cual le era de mucha ayuda, teniendo en cuenta que el Instituto Nacional del Cáncer (Incan) tiene un serio déficit en el abastecimiento de los medicamentos desde hace varios meses, situación que también golpea la economía de los pacientes.

Anita vive actualmente en La Colmena, departamento de Paraguarí, pero debido a su tratamiento se traslada con bastante frecuencia a la capital. En una de esas ocasiones, hace cuestión de un mes, le robaron todo lo que tenía: sus pinturas, elementos para la cocina y hasta su cama.

Cuenta con cierta emoción que sus compañeras de vida, que también luchan contra el cáncer en el Incan, juntaron dinero para comprarle una camita.

“Me están ayudando para vender rifas, me prestan a veces su cocina en Asunción para hacer algunas cositas, así puedo juntar para mi pasaje, para mi remedio; porque el remedio que yo uso cuesta G. 1.400.000 y ahora no hay en el hospital. A mí, mi medicamento me dura 14 días, trae 70 pastillas y yo tomo cinco por día”, agrega.

Sostiene que este problema se agravó hace seis meses. “Somos muchos los que estamos pasando mal, mis compañeras... Yo también ya pasé mal. ¿Sabés lo que es ir al hospital sin suero? Porque suero fisiológico no hay”, lamenta.

Recuerda que en estos días recibieron un lote de medicamentos, pero en calidad de donación. “Llegan 20 ó 30 medicamentos y nos peleamos todos por eso, entonces yo trato de hacer mi actividad y, si puedo, compro aunque sea la mitad”, relata.

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Señala que en el hospital hay personas provenientes de varios puntos del país, como Ciudad del Este, Concepción y Hernandarias. “Las personas del interior somos las que más sufrimos”, subraya.

Sostiene que se mudará a Asunción para vivir en la casa de algún pariente, ya que la suya quedó sin comodidades luego del robo, por lo que ya en la capital seguirá haciendo algunas actividades para poder volver a equiparse. En ese contexto, las personas que quieran contactar con ella pueden comunicarse al (0983) 642-264.

Anita recalca que su único objetivo era poder seguir haciendo esos trabajos para poder costear su tratamiento sin necesidad de pedir nada a nadie, pero lamenta haber sido víctima de marginales que la dejaron de esta manera. Sin embargo, a pesar de todo, ha sabido salir adelante. "Yo tengo muchas ganas de vivir", enfatiza.

Señala que, en principio, le dijeron que se trataba de un virus, puesto que los síntomas que tenía eran dolor de estómago, vómitos y malestares. Durante ese tiempo, recorrió varios hospitales de Asunción como el San Pablo, Clínicas y otros centros asistenciales, hasta que finalmente le diagnosticaron este cáncer.

En ese punto, la doctora Liza Navarro, gíneco-oncológa, resalta que en la mayoría de los casos se diagnostica esta dolencia en estadios avanzados, debido a que los síntomas pueden ser confundidos con frecuencia con otras afecciones.

No obstante, confiesa que hasta el momento no existe un método de tamizaje (una prueba específica) como en los otros tumores, por ejemplo el cáncer de cuello uterino. “Lo más recomendado es la combinación de la ecografía transvaginal con doppler color y detección en sangre de los marcadores tumorales”, recalca.

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La doctora Navarro comenta que este es uno de los cánceres ginecológicos de mayor mortalidad, pero eso no significa que sea el más frecuente. “En el 2018, las estadísticas nacionales refieren que su incidencia fue de 6,1/100.000 habitantes y la mortalidad de 3,8/100.000 habitantes”, detalla.

Afirma que las neoplasias malignas del ovario ocurren en todas las edades, incluyendo la infancia, pero el riesgo aumenta con el tiempo, con mayor incidencia en la franja de edad comprendida entre los 60 y 64 años.

Los factores predisponentes son: la edad avanzada, ambientes industrializados, aparición temprana de la menstruación, menopausia tardía, tratamientos para fertilidad y los antecedentes familiares, ya que el 10% de los cánceres de ovario son hereditarios o por mutaciones genéticas, indica la profesional.

Si bien no hay un método directo para evitar el cáncer de ovarios, resalta que una mujer se puede proteger realizando actividad física y dieta baja en calorías. Comentó que también se considera un método de protección los anticonceptivos orales, puesto que evitan la ovulación y, en este punto, explicó que "hay una teoría que dice que la ovulación podría ser un favorecedor de la carcinogénesis". 

En octubre del año pasado, el Congreso aprobó el proyecto de ley que crea el Programa Nacional de Lucha Contra el Cáncer; sin embargo, la reglamentación estaría recién a finales de marzo, según las autoridades nacionales.

Justamente en la reunión que mantuvieron el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, y pacientes con cáncer, además de personas que trabajan en organizaciones afines, estos solicitaron con urgencia otro equipo de radioterapia, ya que solo hay uno en el Incan, además de la compra de medicamentos oncológicos.

No obstante, el propio director del Incan, Dr. Nelson Mitsui, reconoció que hasta la fecha sigue habiendo faltantes, pero subrayó que lamentablemente eso no depende de la institución a su cargo, sino de la administración central del Ministerio de Salud. 

Así como Anita, muchos son los compatriotas que han sido diagnosticados con diferentes tipos de tumores, que transforman sus vidas. Además de padecer algo que les cambia todo el organismo y sus estados de ánimo, como la quimioterapia, deben afrontar la falta de medicamentos.

Mientras la implementación de la ley sigue en camino, los pacientes continúan haciendo rifas y actividades para seguir en la lucha por vivir, ya que esta enfermedad no da tregua.

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