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Para muchos, Brasil 2014 es el Mundial de las sorpresas. Muchas candidatas y campeonas del mundo como España e Inglaterra han “arrugado” a la hora de la verdad, mientras que otras selecciones modestas que han sido hasta motivo de burlas como Costa Rica han demostrado que en el fútbol ya no se gana con nombre e historia, sino que se avanza con actitud, entrega, coraje, amor por la nación y el fútbol que cada una perfecciona a su manera.
España no pudo contra la “maldición” de los campeones, sufrida en su momento por Brasil en 1950, Francia en 2002 o Italia en 2010, entre otros. Este extraño suceso ha derrumbado a grandes selecciones que, tras conquistar un Mundial, en el siguiente ni siquiera pudieron avanzar de ronda, mucho menos intentar retener la corona.
La “Furia Roja” ha acabado con el sueño y las apuestas de muchos amantes del fútbol. Lejos de ser aquella selección sólida, posesiva y con variantes para vulnerar cualquier tipo de defensa, la selección dirigida por Del Bosque se ha convertido en un equipo predecible, aburrido y sin la rebeldía que tuvo en los últimos ocho años, en los que conquistó dos Eurocopas y un Mundial.
De entrada, Holanda desnudó la tremenda fragilidad roja con un 5-1 que dejó por el suelo toda la moral de un campeón que sabía que estaba en crisis, pero no creía que sería tan notoria.
Una generación fantástica (Casillas, Alonso, Xavi Hernández, Villa) abandona a la “Furia”, que comenzará a sufrir una delicada renovación. Muchos de los nuevos no han podido absorber la filosofía de Del Bosque y ahora deberán encontrar una identidad para la selección, que aún no sabe quién será el que comande el sueño hacia las próximas competencias: Eurocopa y Eliminatorias.
Lo de Inglaterra cada vez sorprende menos, aunque por ser una potencia europea y una campeona del mundo se esperaba más de la selección de Roy Hodgson.
Los británicos encadenaron su segundo Mundial sin conseguir una sola victoria. Protagonizaron su peor Copa del Mundo de la historia: apenas cosecharon un punto y en gran parte del último juego fueron ridiculizados por la joya inesperada del Mundial: Costa Rica.
Sin Rooney como “9”, Inglaterra fue una pluma arriba con dos molestosos pero irresolutos delanteros como Welbeck y Sturridge.
Hodgson se volvió a jugar por los de la vieja guardia en el medio, Lampard y Gerrard, pero no resultó. La experiencia esta vez sucumbió ante la frescura de rivales que tuvieron destreza y recorrido en el centro del campo. La selección de los “Tres leones” fue bastante predecible con el argumento interminable de siempre: los pelotazos, desaprovechando la capacidad mental de Rooney para generar jugadas y el desequilibrio de Sterling para ganar generar desbordes.
Además de ser poco efectiva, Inglaterra fue una de las selecciones más aburridas, a pesar de haber insinuado bien en el debut ante Italia.
La tetracampeona del mundo dijo adiós en primera ronda por segundo Mundial consecutivo. Tras el fiasco de Sudáfrica 2010, Cesar Prandelli intentó cambiar el “chip” de la “Azzurra”, pero no le funcionó.
Si bien intentó dejar atrás el juego defensivo que siempre le caracterizó, Italia no supo nunca calzarse el rol de protagonista. Quiso, procuró, pero la nueva generación no respondió a las exigencias y la responsabilidad que pide la historia.
La confianza que brinda Buffon en el arco y las genialidades del “arquitecto” Andrea Pirlo no fueron suficientes para mantener a una Italia que buscó pero nunca encontró los goles de Inmobile y Balotelli, este último siempre llamando la atención más por sus actitudes fuera de la cancha y no por lo que produce en un partido.
Sin dudas, Portugal y Cristiano Ronaldo fueron otras grandes decepciones que arrobó Brasil 2014.
La actuación de la selección lusa y su gran estrella se reducen a nada. Fastidiado y con el cuidado permanente de los rivales hacia su juego, Cristiano no pudo ayudar mucho y tampoco encontró compañía en una selección que no evoluciona para dejar de ser la eterna promesa.
Así como hubo grandes decepciones, la primera fase del Mundial ha tenido igualmente sus grandes sorpresas. Como expresa una famosa frase: “Los enanos han crecido”, lo cual es el fiel reflejo de Costa Rica, la joya inesperada de este torneo que ha maravillado a todos con garra, buen juego y una jerarquía poco vista en las selecciones centroamericanas.
Los “Ticos” se convirtieron en los asesinos del famoso grupo de la muerte. Se quedaron con el grupo invicto y mandaron a casa dos campeones del mundo: Italia e Inglaterra.
La gran fortaleza de los centroamericanos es el juego en conjunto: consiguieron una solidez como equipo y marcan la diferencia individualmente con la sapiencia de Bryan Ruiz y las aventuras indescifrables de la gran estrella: Joel Campbell.
Argelia, una de las selecciones con perfil más bajo y quizás la menos valorada en su confederación, será la otra junto a Nigeria que dará la cara por África. Los “magrebíes” tendrán su revancha en octavos de final luego de 32 años, pues la única vez que había pasado de fase fue en España 1982.
Sabiendo que tiene poco o nada que perder, los argelinos han atrapado la atención de muchos, por su coraje y peculiar pasión con que disputan cada balón y cada instante del Mundial, desde la entonación de los himnos hasta el pitazo final.
Con Islam Slimani como principal arma de gol, Argelia ha hecho pesar su juego aéreo. Los “zorros del desierto”, como se los conoce, habían advertido que llegaban con la mejor generación en años y lo confirmaron con la clasificación a octavos, dejando afuera a Rusia y Corea del Sur, dos selecciones con mayor historia y tradición mundialista.
Argelia juego al ritmo de Sofiane Feghouli, mediocampista del Valencia que se ha cargado a esta selección en sus hombros.
Aunque pocos los conocen, la mayoría de los jugadores argelinos nacieron en Francia y más de la mitad de los que integran de la selección militan en el fútbol europeo. Ahora, los “Zorros” tendrán que demostrar toda su fortaleza ante la gran favorita Alemania, un duelo que en teoría parece muy disparejo, pero en donde los africanos querrán silenciar a todo el mundo futbolero.