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Cuando parecía que Cerro no hacía mucho ruido en el mercado de fichajes, dio un golpazo al contratar a uno de los zagueros más respetados de Sudamérica, Diego Lugano, quien a sus 34 años busca rejuvenecerse futbolísticamente ayudando al Ciclón a buscar su obsesión: una copa internacional.
Haciendo consultas entre colegas e hinchas, muchos aseguran que la llegada de Lugano al fútbol paraguayo es la contratación más importante de todos los tiempos.
Otros entran en desacuerdo y mencionan al argentino Sergio Goycochea, quien vino a Cerro siendo arquero vicecampeón del mundo con la selección albiceleste, como el fichaje más importante que ha tenido el balompié nacional.
Además de los citados arriba, también se recuerdan como fichajes estrellas o “Clase A” las contrataciones del brasileño Eder y el español Daniel Güiza en Cerro Porteño. Aunque es paraguayo, la vuelta de Raúl Vicente Amarilla en Olimpia tras destrozar redes en España, especialmente en el Barcelona, también fue considerado una mega incorporación en el Decano, que unos años después acarició su segunda Copa Libertadores teniéndolo a él como gran protagonista.
Diego Lugano llega con la misión de ratificar su vigencia y todo lo que demostró siendo capitán de la selección uruguaya, con la que conquistó la Copa América 2011. Además tiene en su haber dos Mundiales, sin dudas la del 2010 la más destacada, obteniendo el cuarto lugar.
El zaguero charrúa no tuvo mucha historia en el fútbol de su país, se inició en el Nacional de Montevideo, pero no es de los jugadores que se identifica con el club. Es más, aseguró que no volverá a jugar en algún club uruguayo, por el cariño que recogió siendo capitán de la Celeste, pues cree que al vestir la camiseta de uno de los grandes (Peñarol, Nacional), decepcionaría a sus compatriotas.
Lugano jugó en clubes muy importantes de Sudamérica y Europa. Estuvo en Sao Paulo, con el que se consagró campeón de América, pasó por el Fenerbahçe de Turquía, donde conoció a otro exazulgrana, Daniel Güiza. También estuvo en el Paris Saint Germain de Francia y en el West Bronwich de Inglaterra.
Para muchos, hasta ahora, la venida de Sergio Goycochea a Cerro sigue siendo el refuerzo más importante que ha pisado el fútbol paraguayo.
Tras su participación en la Copa del Mundo de Italia 1990, donde se adueñó de la titularidad del arco albiceleste y fue gran figura ante la lesión de Nery Pumpido, Goycochea llegó a nuestro fútbol, primero en Cerro y luego pasó a Olimpia, otro hecho que los azulgranas nunca perdonaron.
El portero argentino tuvo una destacada actuación en el Mundial, especialmente en las definiciones por penales ante Yugoslavia, por los cuartos de final y ante Italia en las semifinales. En esa última ocasión, le tapó los penales a Roberto Donadoni y Aldo Serena. En la final, estuvo cerca de tapar el penal de Andreas Brehme, por el cual Alemania terminó saliendo campeón del Mundo.
Goycochea llegó a Cerro en 1992, luego de militar en el Brest de Francia.
El brasileño Éder fue otra de las grandes contrataciones de fútbol paraguayo, y nuevamente estuvo a cargo de Cerro Porteño.
Llegó al Ciclón (en 1988) quizás no en el mejor momento de su carrera pero la calidad la mantenía intacta. Fue titular en la selección brasileña en el Mundial 1982, siendo gran figura. En esa Copa del Mundo compartió campo con fenómenos como Zico, Sócrates, Falcao y otros. Con el correr de su carrera también fue mediocampista y delantero.
La venida de Daniel González Güiza también causó gran impacto. Aunque fue en el ocaso de su carrera, el "Gitano" demostró su jerarquía y talento. Se ganó de entrada el cariño de la hinchada azulgrana y fue considerado ídolo en los casi dos años que estuvo. Su despedida no fue de la mejor manera en la era Leonardo Astrada, pero logró llevarse dos medallas de campeón más para su colección.
Güiza fue campeón de la Eurocopa 2008 con España, teniendo gran participación y fue “pichichi” de la liga español jugando por el Mallorca. Recorrió varios clubes, Getafe, Fenerbahce y otros.
Luego de varios años de militar en el fútbol español, siendo un codiciado goleador, Raúl Vicente Amarilla decidió dejar Barcelona para retornar al fútbol guaraní y eligió a Olimpia. Fue en 1987 y como dijo en su momento en maestro Luis Cubilla, le costó adaptarse a nuestro balompié, pues jugaba a otro nivel y debía bajar sus revoluciones para adecuarse a sus nuevos compañeros.
Fue campeón, goleador y gran figura con Olimpia en la conquista de la segunda Copa Libertadores de 1990.