Las canciones rotas de Pablo Benegas

Del pop al folclore, el cantautor paraguayo Pablo Benegas presenta “Canciones rotas”, segundo disco en el que define su identidad musical.

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Tiene 29 años, se define como cantautor y estudió música durante seis años en Buenos Aires. En 2008 editó su primer disco, Mi melodía, que incluyó una canción que llamó la atención del público y que luego la volviera a grabar: Soy de mi tierra. Seis años después, Pablo Benegas promociona su segundo álbum, Canciones rotas, que el músico define como una “síntesis” de lo que ha vivido en su carrera hasta la actualidad.

“Uno de mis objetivos principales, en lo personal, es renovar el repertorio popular nacional, que –de alguna manera– se quedó en Maneco Galeano. Ahí se quedó, es como un desafío…”, dice, sin falsa modestia. Con una fusión de estilos, que va desde el pop, las baladas y el foclore (entre sus influencias se encuentran Alejandro Sanz, Jorge Drexler y David Foster), Benegas encuentra en su ADN un “estilo melódico” y “muy variado”.

-¿Cómo fueron tus inicios en la música?

-Empecé a estudiar guitarra a los 9 años con el profesor Fernando Rivas. Luego, en la adolescencia, comencé a cantar y componer como aficionado y también estudie en conservatorios. Fue muy difícil al comienzo, cuando tomé la decisión de dedicarme a la música; pero luego todo se fue acomodando y mi familia me apoyó bastante, gracias a Dios. Finalmente pude ir al exterior a hacer una carrera de música profesional. Me gradué en Buenos Aires en el año 2011.

-¿En qué momento decidiste buscar formación y dedicarte a esto?

-Creo que el clic lo hice un par de meses después de terminar el colegio. Ahí entendí lo que quería hacer y decidí hacerlo. Fue a los 18 años, aproximadamente, y fue la mejor decisión de mi vida.

-Estudiaste música seis años en Buenos Aires. ¿Cómo fue esa experiencia?

-Fue una experiencia maravillosa. En lo personal, fue un gran desafío porque el hecho de salir de mi casa y de mi país me puso en contacto con experiencias y situaciones que te hacen crecer un montón más, aún en una cultura tan cosmopolita como lo es la bonaerense. En lo académico, definitivamente fue lo que más me marcó. Todos los conocimientos que adquirí me llevaron a entender y proponer a la música de una manera muy diferente a lo que hubiese sido si no me tocara esa experiencia. Buenos Aires fue una de las mejores cosas que me pasó hasta hoy en día.

-¿Cómo surge “Canciones rotas”, el disco que estás presentando?

-Surge a partir de la necesidad de proponer algo distinto y diferente, tanto en materia musical como en contenido de letras. Además es una idea que la venía madurando de hace tiempo, como resultado de la necesidad de dar un quiebre en lo que se refiere a la línea de composición que venía manejando hasta antes de este material.

-¿Qué músicos colaboraron en la grabación?

- Colaboraron muchos músicos. A nivel nacional, puedo citar a Ivo Calderón, Deok Jung, Víctor Scura, Joel Cabañas y Aníbal Ortiz. También tuvieron participación grandes maestros míos de nacionalidad argentina como Juan Cruz de Urquiza, Pepe Luna, Juan "Pollo" Raffo, solo por citar algunos. La verdad que el material humano que junte para este material me encantó, fue muy bueno trabajar con ellos.

-“Soy de mi tierra” es una declaración de principios y de identidad cultural. ¿Qué nos contás de esta canción? La grabaste por segunda vez…

-“Soy de mi tierra” es mi “hija mimada”. Es la canción que más satisfacciones me dio hasta ahora, ya que –de alguna manera– ya la siento insertada en el nuevo cancionero popular del país, y uno de mis deseos más grandes es el de renovar el cancionero, así que ya te imaginarás… Aparte de esto, me hace sentir muy bien la reacción de la gente hacia esta canción porque se siente como que le estás regalando algo muy lindo a cada paraguayo ante el sentimiento que les genera escuchar esta canción… y eso es increíble. No la grabé por segunda vez, más que nada hice una adaptación nueva en cuanto a criterio de audio en estudio.

-¿Qué principales diferencias encontrás con el primer disco?

-Las principales diferencias radican en cuanto a la letra y el estilo de las canciones. El primer disco habla de una propuesta pop melódica con balada de amor y letras muy serias. Este nuevo material es más descontracturado y fresco, y a la vez –musicalmente hablando– existe un trabajo más elaborado. Vale la pena mencionar que Canciones Rotas lo produje enteramente yo, en cuanto a lo artístico y musical. No así el primer disco, en donde hubo otro productor musical.

-Del pop al folclore, ¿cómo surge esa versatilidad musical?

-Surge a partir de mi interés hacia el folclore y descubrimiento emocional que encuentro entre este tipo de música y mi persona. Desde ahí también se genera la necesidad de fusionar ambos estilos para proponer un nuevo folclore apto como para mantenerse vigente en la generación actual, así como también en las que se vienen.

-Con el paso del tiempo fuiste cambiando tu manera de componer. ¿Cómo te encuentra, por estos días, la composición de canciones?

-La verdad que, a la hora de componer, uno nunca sabe con qué se va a encontrar. Si bien existen tendencias o ciertas predisposiciones naturales que uno desarrolla, el momento creativo es una caja de Pandora que se abre de la manera en que uno menos espera. La clave está en la rapidez y la astucia del creativo, como para que ese momento no pase desapercibido y poder plasmarlo, materializarlo. Hoy por hoy, trato de encomendar mi creatividad a Dios y aceptar a las canciones como vienen, sin ánimos de forzarlas. Todo lo que tenga que ver con estilos o arreglos ya habla del fin propio de la canción que se esté creando, pero el alma misma de la canción siempre resulta siendo una gran sorpresa, o al menos a mí me pasa eso.

-Con figuras como vos, junto a una serie de colegas jóvenes, de alguna manera el folclore local toma un nuevo impulso. ¿Por qué creés que cuesta tanto rejuvenecer el repertorio y al público?

-No me considero folclorista, de hecho no lo soy, simplemente intento incurrir en esta música como una necesidad personal. De todos modos, entiendo que esta necesidad hace que ese impulso del cual hablás cobre fuerza porque mueve a la industria de la música. Y es ahí justamente donde está el problema, creo, en la industria. La industria te pide un tipo de sonido y de frescura hoy en día que, tal vez, los brazos más importantes del folclore nacional no están dispuestos a negociar. Y entiendo que el folclore tiene una esencia y una forma muy ortodoxa, pero también entiendo, y estoy convencido, de que incluso las formas más ortodoxas de la música debieron ir adaptándose y fusionándose para permanecer vigentes hasta hoy en día. Creo que esa resistencia hace que cueste rejuvenecer el repertorio y al público. Estoy convencido de que la música paraguaya tendría un futuro increíblemente prometedor en tanto más artistas se animen a llevarla al campo de la exploración sonora y fusión estilística.

Temas como No sabes amar, Canciones rotas, Bumerán gris, Don de atar, Nene y Una canción son algunos de los diez temas del álbum, que ya está disponible en toda las disquerías del país y en las tiendas digitales de iTunes, Deezer y Spotify.

El material fue registrado en los estudios Grand Staff, de Aníbal Ortiz, y en Salguero Récord y Sound de Buenos Aires.

La próxima etapa: llevar sus canciones a todo el país, con una gira que incluirá la capital e interior. “Estamos trabajando junto con la fundación Stage y armando shows para llevar mi música a todo el país. Se vienen cosas muy lindas y estoy muy emocionado con este trabajo y con lo que se viene”.

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