La vida al son del arpa paraguaya

“Fueron 35 años de lucha entre privaciones, humillaciones, satisfacciones, dudas y al final victorias que valieron la pena vivir”, relata desde París Ismael Ledesma (55) sobre su trayectoria con el arpa. El Día del Arpa Paraguaya se celebra el 9 de junio.

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Melodías vivaces, tenues, dulces y a veces audaces son las que provienen del arpa paraguaya interpretada con talento. Cada 9 de junio se recuerda el Día del Arpa Paraguaya desde 1997 por decreto en recordación del fallecimiento del gran arpista y compositor Félix Pérez Cardozo.

Con tan dulce instrumento, símbolo de nuestro país, Paraguay consiguió un Récord Guinness cuando 420 arpistas tocaron en simultáneo durante poco más de 6 minutos en noviembre del año pasado. En honor a este símbolo de la música nacional, Ismael Ledesma, nombrado hace poco "Maestro del arte" por el senado paraguayo, nos relató lo que ha significado tocar toda una vida al son del arpa paraguaya.

Vive en París, Francia, desde hace 35 años. Tiene lanzados exactamente 21 álbumes. Los dos últimos, de este año son: "El Indio errante" en Francia y "Durrant y Ledesma" en Gran Bretaña, con el famoso guitarrista británico Richard Durrant.

Actualmente en Francia está trabajando con el grupo "Ysando", una unión entre tres paraguayos de diferentes generaciones Andrea González (violín), Orlando Rojas (guitarra) y él, con el arpa paraguaya. Está casado con una francesa y tiene dos hijas de 26 y 22 años, viene cada tanto a Paraguay y en abril realizó un concierto en el Paraguayo Japonés.

Empezó a tocar el instrumento desde muy pequeño de la mano de su padre y fue parte muchas serenatas en compañía de su madre Luisa Ysabel Lucena, cantante y guitarrista, ya que su tío era un bohemio que acostumbraba a llevar serenatas.

Cuenta que vivir del arte nunca fue fácil y cree que nunca lo será: “he dado toda mi vida por el arpa;  tuve momentos muy malos, pero como siempre creí en lo que hacía, pude vivir y aún vivo del arte. Pienso que nací para ser misionero del arte”, expresó.

Una vez tuvo que vender su arpa, que era legado de su padre y con la cual llegó a Europa, por necesidad. Tenía que regresar a Paraguay para gestionar una visa oficial y poder instalarse en Francia, entonces necesitaba el dinero para la vuelta. Afirma que ahora lamenta mucho haberla vendido, pero no tenía otra opción.

Llegó a Francia en 1982, hace 35 años, con los deseos de realizar una carrera internacional, lo cual logró. Comenta que salir del país era necesario para poder realizar todos sus sueños de artista a pesar de lo difícil que fue despegarse de su familia, amigos y país: “fueron 35 años de lucha entre privaciones, humillaciones, satisfacciones, dudas y al final; victorias que valieron la pena vivir”, reflexionó.

A nivel económico se considera “un simple trabajador” que después de 35 años de carrera logró construir una casa en Paraguay. En Francia simplemente tiene un lugar donde vivir, un automóvil para trasladarse y lo que gana es para seguir sobreviviendo.

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Gracias al arpa ha recorrido toda Europa y muchos otros países. Entre ellos Japón, India, Turquía, Tunisia, Líbano, Israel, Egipto, México, Estados Unidos, Gran Bretaña y en Sudamérica visitó también Argentina, Bolivia y Uruguay.

“Una de las satisfacciones más relevantes que me ha dado el arpa es la de construirme como ser humano debido al aprendizaje de la vida. Supe aprovechar todas las oportunidades positivas que me brindó el arte, como por ejemplo, conocer personas de diferentes clases sociales, profesionales de ámbitos diversos, culturas diferentes y algo muy importante es el haber conocido a mi esposa, quien me apoyó siempre y me dio dos obras inmensas en mi vida: mis hijas Lena y Johanna”, confesó.

Relató que tuvo una anécdota en Israel que le marcó: allá por 1983 actuó en la ciudad de Beersheba con un grupo denominado "Los tres amigos paraguayos". El director se llamaba Julio D.Rojas y era su compañero Néstor Rojas.

La idea consistía en salir al escenario tocando: los otros dos entraron primero a la escena, galantes al son de instrumento, pero Ismael se enredó con el telón, así que los espectadores todavía no veían salir al tercer integrante que al parecer se estaba tardando como para una salida magistral. Ismael sabía que estaba atrasado, así que apresuró el paso, llevaba unas distinguidas botas “al estilo Luis Alberto de Paraná (con tacos altos)”, al correr se resbaló y cayó estrepitosamente sobre las tablas frente al público. “Fue un momento simpático para el público, pero muy incomodo para mi”, añadió.

 

A los jóvenes que quieren ser arpistas recomienda creer en sí mismos, dedicarse al estudio del arpa aprendiendo y recibiendo todas las influencias de los diferentes géneros de la música. Dijo que el arpista debe atravesar etapas e ir hacia la excelencia.

Lo único que no recomienda, seriamente, es convertirse en un bohemio, ya que “es como un vicio y un círculo vicioso”.

Por otra parte, aseguró que no hay un apoyo oficial para los arpistas, lo cual lo intriga ya que el arpa es el instrumento oficial del país.

Planea volver al Paraguay cuando termine su carrera en Francia, dentro de algunos años, con el objetivo de instalarse en la ciudad de las esculturas de barro y la frutilla, Areguá, en donde su casa lo está esperando.

 

La dirección Nacional de Cultura aún no tiene ningún evento programado para el Día del Arpa Paraguaya, que será el próximo viernes, 9 de junio.

Sin embargo, Arpa Roga, una escuela de arpa que ofrece una carrera de cinco años a los jóvenes con reconocimiento del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), realizará un concierto por el Día del Arpa Paraguaya, con la presentación de alumnos y profesores de la Escuela de Arpa Luis Bordón de Arpa Roga, “en Homenaje a uno de los más grandes Maestros del Arpa, Don Nicolás Caballero”.

El evento será en el Teatro de las Américas, José Berges y Brasil, a partir de las 20:00 y el costo de la entrada es de G. 20.000.

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También es importante resaltar que desde el 2007 se realiza en octubre “El Festival Mundial del Arpa en el Paraguay”, que busca el posicionamiento del arpa paraguaya en el mundo.

El festival es organizado anualmente por la Oficina del Festival Mundial del Arpa con el apoyo de la Municipalidad de Asunción a través de la Dirección General de la Cultura y Turismo.

El año pasado se realizó la 10° edición, con arpistas de alto nivel invitados que vinieron desde varios lugares del mundo y la entrada libre y gratuita.

 

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