La salud antes que la estética

Sigue vigente la creencia de que belleza es sinónimo de delgadez, dejando de lado lo verdaderamente importante: la salud. En ese afán se paga por costosos tratamientos, siendo que, según testimonios, la cuestión está en comer bien y entrenar.

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En Paraguay, como en la mayoría de los países del mundo, son alarmantes las cifras relacionadas a la obesidad y sobrepeso (mujeres 60% - hombres 54%). Según expertos, esto se produce por la vida sedentaria (mujeres 87% - hombres 62%) que deriva en colesterol elevado (mujeres 23% - hombres 19%), diabetes (mujeres 11% - hombres 8%) e hipertensión (mujeres 39% - hombres 25%).

Estos números, sin embargo, en la mayoría de los casos no son suficientes para que la población tome conciencia sobre la importancia de llevar una vida sana a través de una alimentación saludable y actividad física. Sólo lo hacen cuando ya su salud está en riesgo o por cuestiones de estética, para seguir estereotipos que la sociedad consumista impone como “modelos”.

La discusión se centra siempre en qué es lo que hay que hacer para lograrlo. Y es por este motivo que a menudo los que están disconformes con su imagen optan por “soluciones” que se venden como milagrosas. La respuesta, aunque resulte cliché, es muy evidente: no existe ningún secreto ni milagro, según personas que ya lo lograron y testimonian haberlo hecho “alimentándose mejor” y “entrenando duro”.

Mauricio Escoz (41) es uno de ellos. Tenía 110 kilos y bajó 20 kilos en tres meses gracias a una alimentación balanceada en que suprimió principalmente harinas y gaseosas, según comenta. “Entrenar duro y cuidar las comidas, o sea, nada de harinas, nada de gaseosas. No hice ninguna dieta especial ni nada, sólo evité eso”, explica.

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Graciela Ávila (26) señala que, una vez que se decidió, empezó a entrenar pero sin cuidar su alimentación, por lo que no vio mayores cambios en su cuerpo. Luego, acudió a un nutricionista y a partir de allí fue diferente, tanto que en dos meses y medio logró reducir 10 kilos, y esto, según ella misma cuenta, “con algunas trampas” de por medio.

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Su plan nutricional es amplio, dice, ya que bajó de peso incluso comiendo ñoquis, fideos y otras comidas que generalmente están relacionados a la mala alimentación. En este sentido, señaló la importancia de las ensaladas a la hora del almuerzo y la cena. En cuanto a su salud, dijo que padece alergia y asegura que alimentándose de esta manera ese aspecto también mejoró.

Carlos Sánchez (20) cuenta que comenzó a “comer mejor” y a entrenar hace dos meses y, pese a que dice no saber cuántos kilos perdió, la diferencia está a la vista. Indica que se sentía mal porque, además de ya haberse resentido físicamente, se sentía discriminado, ya que tuvo que dejar el fútbol porque siempre le recriminaban los kilos de más que tenía. “No podía caminar mucho tiempo porque ya me costaba. Se burlaban de mí y me decían que no podía jugar fútbol, por eso tuve que dejar. Mi familia no me apoyaba y no se daba cuenta de los cambios hasta que vieron las fotos del antes y el después”. Señala que ahora piensa retomar el deporte que le apasiona y que lo que debió cambiar en su alimentación fue sólo reducir las cantidades.

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En referencia a este último punto, el “hacer dietas” generalmente está relacionado a una fuerte inversión económica. Según el último entrevistado, sin embargo, esto no necesariamente debe ser así, ya que lo que se hace es reducir porciones, por lo que incluso resulta menos costoso. “Empecé a comer normal. Comer guiso, comer pizza, pero no exagerar. No podés restringirte porque es difícil lograrlo. Es comer lo que tenés en la mesa pero sin abusar. Gastás menos inclusive”, asegura.

Daniela Escoz Correa es la responsable del entrenamiento de estas tres personas. Con una vasta experiencia en varias disciplinas, comenta que decidió mezclar lo esencial de todos los deportes que practicó durante su carrera para lograr resultados que en poco tiempo se ponen de relieve. “Fui sacando lo mejor de cada disciplina, lo que me daba cuenta que funcionaba en el cuerpo. Entonces, empecé a crear para que sea entretenido, que no sea rutinario y que sea para toda la familia y que vean los resultados en el cuerpo”, explica.

Señala que lo ideal es entrenar de lunes a viernes y cuenta que su técnica es regular los tipos de ejercicio en base a su intensidad. “Un día les hago intenso (muchos ejercicios cardio), otro día les hago localizado, otro día una mezcla de cardio con localizado. Entonces, les voy adaptando para que no lleguen al agotamiento”. Señala que los fines de semana puede hacerse caminatas de una hora, además de descansar.

Indica que con este tipo de entrenamiento el metabolismo sigue activo aunque el cuerpo esté en reposo y es ahí cuando se queman las grasas.

En este sentido, recuerda que la alimentación no puede ser desatendida. “El comer bien te da más energía. Una buena alimentación no es dejar de comer o hacer dietas estrictas, no es prohibirse de nada. Simplemente es saber comer y cuidar la ración de las comidas”, subraya.

En general, la guía alimentaria que da a sus alumnos incluye: lácteos descremados, pan integral, arroz, carne, pollo; todo lo que tenga carbohidratos, proteínas y fibras, ensaladas. Suspender las cosas dulces o harinas saturadas, que se suplantan con cereales y frutas.

En cuanto a las bebidas alcohólicas, considerando que hay pacientes que dicen no poder dejarlas, se recomienda que se tome, por ejemplo, hasta una lata de cerveza, por los beneficios comprobados que tiene y considerando que se prepara en base a cebada y cereales, es decir, su base es natural. No ocurre lo mismo con otro tipo de bebidas alcohólicas, ya que por sus componentes pueden afectar el hígado, advierte Escoz.

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