La ciencia para crear seres inteligentes

La Neuropedagogía es una ciencia muy poco conocida en Paraguay, pese a su gran importancia a la hora de formar ciudadanos más inteligentes. Una neuropedagoga explica de qué se trata la ciencia y cuáles son sus alcances.

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“La pedagogía es la ciencia de la educación. Trata de ver cómo las personas aprenden, la psicopedagogía se enfoca en la parte emocional de cómo afecta el aprendizaje y la neuropedagogía se encarga del hardware, como es el cerebro y la mente, como funciona la mente, el cerebro y el sistema nervioso ante el aprendizaje”, explica la licenciada Ana Ramos.

La Neuropedagogía busca el mecanismo de mejorar el aprendizaje y sacar provecho a toda la capacidad neurológica del ser humano. Concilia dos puntos que en Paraguay funcionan en forma paralela: la alimentación con la educación.

“Es todo lo que sería la intersección entre el Ministerio de Educación y Cultura y el Ministerio de Salud Pública, porque lo que no se lleva en cuenta en la educación, es que el aprendizaje pasa por la salud mental, el aprendizaje es un proceso mental, entonces no se puede separar la educación de la salud”, asegura.

“En Paraguay tenemos el grave problema de que el MEC y el MSP hacen pocas acciones conjuntas. Pasa algo muy grave en Paraguay, no se tiene conocimiento de un porcentaje de niños superdotados que hay en el país, siendo que existen. Pero no se tiene en cuenta porque los profesores no están muy preparados; así también como se habla mucho de la inclusión, de personas con problemas de aprendizaje que tienen que irse a una clase normal, pero los profesores no están capacitados en el aspecto neurogológico de como ese niño puede aprender”, asegura la hasta ahora única neuropedagoga del Paraguay.

Ana Ramos, formada en Foz de Yguazú comenta que forma parte del Instituto de Inteligencia, con sede en Londres y sucursales en todo el país. Desde allí, ella busca que los niños utilicen y desarrollen al máximo sus potenciales intelectuales, incluso antes del nacimiento.

Señala que desde la concepción, la madre puede implementar un proceso basado en la alimentación y la forma de vida para que el niño en proceso pueda desarrollar al máximo el cerebro y aprovechar el potencial.

Las recomendaciones que da a las madres para tener hijos inteligentes son sencillas y básicas, pero que requieren de una disciplina y predisposición de las mujeres.

En primer lugar la alimentación: el consumo de alimentos ricos en hierro, magnesio, Omega 3 y otras vitaminas son fundamentales para la formación de las células del feto. Es importante consumir brócoli, remolacha, nueces y granos cereales en general que son fundamentales, pescado ricos en omega 3 y el hígado para las personas carnívoras.

En segundo lugar los ejercicios: la caminata es importante durante el embarazo ya que permite la oxigenación de la sangre de la madre y el feto. Los ejercicios de yoga ayudan al cuerpo de la madre a mantenerse en forma para llevar a cabo un embarazo seguro, mientras que la meditación ayuda a controlar la ansiedad y el estrés, dos factores que pueden afectar a la formación del niño.

En tercer lugar la música: la melodía es un factor muy importante que científicamente se ha demostrado que posee gran incidencia en el feto en crecimiento. Las obras de Beethoven y Mozart son muy recomendables para la madre y mucho más para los niños, así como otras melodías que ayuden a la madre a tranquilizarse.

Ana Ramos recomienda evitar en lo posible los alimentos muy elaborados, los tóxicos y los transgénicos, por su alto contenido de químicos.

La neuropedagoga paraguaya señala que una vez que la madre haya cumplido con su parte durante el embarazo, el proceso de desarrollo intelectual continúa después del nacimiento. “Cuando al bebé se le estimula desde muy pequeño, se empiezan a formar las arborizaciones neurológicas, las cuales se mantienen durante el crecimiento hasta la vejez, disminuyendo la posibilidad de que sufran Alzheimer”, explica.

Las arborizaciones del cerebro son una red de neuronas (células del cerebro) o circuito neuronal que se extienden por todo el cerebro. De acuerdo a la alimentación y estimulación que el bebé recibe, estas arborizaciones se amplian, favoreciendo el desarrollo intelectual. Cuantas más neuronas se tengan, mejor.

“El neuropedagogo es el vínculo entre MEC y MSP, está para ayudar en el diagnóstico de aprendizaje, elaborar las actividades curriculares de acuerdo a la habilidades neurológicas de cada chico y también en colegios que quieran maximizar el potencial de habilitades, que tengan una mejor formación y que sean más inteligentes”, resalta.

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