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James Bond cumple 50 años como una de las presencias más icónicas de la industria del cine. Celebremos, pues, con una mirada a la música que acompañó al agente secreto en sus aventuras cinematográficas.
DR. NO (1962)
El filme que hizo nacer no solo una franquicia de 23 películas, sino también un ícono que sería emulado en innumerables ocasiones en el pasado. El primer filme de James Bond, una producción de bajo presupuesto, se convirtió en un éxito mundial y convirtió al 007 en un emblema de la cultura pop como pocos otros, siendo además la génesis del subgénero de las películas de espionaje.
El filme comenzaba con una introducción relativamente simple, pero cuya influencia probablemente nunca deje de sentirse mientras exista el cine: el cañón de una pistola sigue a un hombre trajeado que camina hasta el centro de la pantalla, gira bruscamente hacia la misma y dispara, la pantalla se tiñe de rojo y el cañón se balancea y cae.
Los créditos entonces comienzan con la icónica tonada del compositor Monty Norman, otro de los símbolos más ampliamente reconocidos de la franquicia, mientras los créditos se muestran entre brillantes puntos de colores contra un fondo negro.
A tono con el argumento del filme, en el que Bond va a Jamaica para investigar un posible ataque contra el programa espacial estadounidense, la música pasa del tema de Bond a una canción de calipso antes de terminar los créditos, con las coloridas siluetas de varias personas bailando.
Aunque recibió críticas mixtas, “Dr. No” fue uno de los filmes más taquilleros de su año en el Reino Unido, y es hasta ahora considerado uno de los mejores de la saga.
DE RUSIA CON AMOR (1963)
Considerado también uno de los mejores filmes de Bond, la secuela “De Rusia con Amor” llevaba al agente 007 a Estambul, Turquía, a batallar contra la misteriosa organización criminal a la que pertenecía el Dr. No, al mismo tiempo que intenta rescatar a una funcionaria soviética que desea desertar a Occidente con un valioso artefacto de tecnología codificadora.
El filme de nuevo tiene una introducción con música exclusivamente instrumental, comenzando con una versión de la composición de John Barry “James Bond is back” que pasa al tema de Monty Norman, ligeramente retocado por Barry, quien pasaría a ser el compositor de la serie durante 17 años.
Los créditos se muestran proyectados en los cuerpos de bailarinas, dando nacimiento a la tradición de las introducciones de los filmes de Bond de tener en ellos a sensuales mujeres.
GOLDFINGER (1964)
Con el oro como el tema principal de la película en estética y argumento -en esta película, Bond se enfrenta a un traficante de oro internacional que planea un ataque contra las reservas estadounidenses del metal precioso-, la introducción de “Goldfinger” presenta a varias mujeres con el cuerpo pintado de dorado, sobre las cuales se ven proyectadas escenas de los dos filmes anteriores de Bond.
La película, además, fue la primera en tener una canción con voz y no sólo instrumentos. La cantante británica Shirley Bassey iría a cantar las canciones de otros dos filmes de 007.
“Goldfinger” fue el primero en tener como elemento principal los sofisticados artilugios característicos de James Bond, en particular con respecto a su automóvil; en esa ocasión, Bond manejó el icónico Aston Martin DB5, repleto de armas y equipos secretos.
THUNDERBALL (1965)
La siguiente aventura del agente secreto desarrollaría gran parte de su acción bajo el agua, y los créditos de apertura de “Thunderball” adecuadamente presentan a las infaltables siluetas de mujeres nadando, además de a hombres con trajes de buzo y armados con arpones.
La canción del filme fue cantada por el legendario vocalista galés Tom Jones, quien según se reportó, sostuvo por tanto tiempo la nota final de la canción hasta que se desmayó en el estudio.
El filme fue el más taquillero de 1966 en los Estados Unidos, y fue premiado con un Oscar por sus sorprendentes efectos especiales, representando emocionantes batallas submarinas y el uso de un cinturón-cohete en las primeras escenas, entre sus aspectos más destacados.
SÓLO SE VIVE DOS VECES (1967)
James Bond seguía peleando contra la misteriosa organización SPECTRE, y en “Sólo se Vive Dos Veces” la batalla se traslada a Japón, desde donde el villano Ernst Blofeld intenta incitar una guerra nuclear entre los Estados Unidos y la Unión Soviética.
Dado que la mayor parte del filme se desarrolla en Japón, la introducción presenta motivos orientales, con imágenes de mujeres japonesas y paisajes volcánicos.
La propia música es mucho menos orquestal y tiene una clara influencia oriental, como fue intención del compositor John Barry. La canción es interpretada por Nancy Sinatra, hija del legendario cantante estadounidense Frank Sinatra.
AL SERVICIO SECRETO DE SU MAJESTAD (1969)
Luego de cinco películas, Sean Connery había tenido suficiente del papel y renunció a James Bond, lo que llevó a los productores a realizar una búsqueda que acabó con la selección del modelo australiano George Lazenby, quien iría a protagonizar “Al Servicio Secreto de Su Majestad”.
El filme desarrollaba su acción en Gran Bretaña y en los Alpes suizos, escenario de algunas recordadas persecuciones en esquí.
La introducción de este filme se mostraba bastante simple en comparación a las de los anteriores, con las habituales siluetas de mujeres, además de la predominante presencia de relojes, reflejando una de las principales ideas del filme, la frase “tenemos todo el tiempo del mundo”, que corona el trágico desenlace de la película.
En contraste con los filmes anteriores, este tiene como tema principal una canción instrumental compuesta por John Barry.
LOS DIAMANTES SON ETERNOS (1971)
Cuando George Lazenby decidió no volver a interpretar a James Bond, los productores consiguieron convencer a Sean Connery de que regrese al papel para “Los Diamantes son Eternos”, que continuaba la constante lucha entre Bond y su némesis Blofeld, esta vez alrededor de una trama que tenía como elemento central los diamantes.
Lógicamente, los diamantes son prominentemente presentados en las imágenes de la introducción, al igual que en la canción, una balada interpretada de nuevo por Shirley Bassey.
Este sería el último filme oficial de James Bond con Connery como protagonista.
VIVE Y DEJA MORIR (1973)
El primer filme de Roger Moore como el agente 007 se desvió de la tradición de tramas sobre peligros mundiales catastróficos, concentrando su argumento alrededor del tráfico de drogas. En la película, Bond se enfrenta al dictador de una isla caribeña que intenta distribuir enormes cantidades de heroína en los Estados Unidos.
El filme juega con elementos supernaturales y su estética se basa principalmente en la cultura afroamericana, incluyendo a la primera “chica Bond” de color, Gloria Hendry.
La canción principal de la película es cantada por el ex-Beatle Paul McCartney y su grupo Wings, y es de un estilo obviamente mucho más rockero que las baladas y los grandes temas orquestales de las pasadas películas.
EL HOMBRE DE LA PISTOLA DE ORO (1974)
El siguiente filme puso a Bond en un enfrentamiento directo con uno de sus enemigos más aplaudidos, el asesino Francisco Scaramanga -interpretado por el legendario actor Christopher Lee-, quien usaba una pistola de oro sólido.
La canción de introducción, cantada por la artista escocesa Lulu, es considerada una de las más débiles canciones de la saga, una opinión reflejada por el mismo compositor John Barry, quien aseguró que era la canción de Bond que menos le gustaba.
LA ESPÍA QUE ME AMÓ (1977)
En “La Espía que me Amó”, James Bond se alía con una agente rusa para frustrar los planes de un maniático anarquista que busca provocar una guerra nuclear y liderar una nueva civilización desde bajo el mar. El filme cuenta con uno de los artilugios más icónicos de la saga, el automóvil Lotus Esprit capaz de convertirse en submarino.
La canción que acompaña a la introducción, abundante de nuevo en siluetas femeninas haciendo acrobacias con pistolas, es una conmovedora balada interpretada por la cantante Carly Simon, de título “Nobody does it better”, la primera canción de la saga en tener un título distinto al de la película.
La canción es considerada una de las mejores de todas las películas del 007.
MOONRAKER (1979)
En 1977, la ciencia ficción espacial se popularizó a nivel mundial con el estreno de “Star Wars”, y James Bond se unió a la manía espacial con “Moonraker”, una película que llevaba al agente secreto a batallar en el espacio para salvar la tierra de un loco genocida.
Persecuciones en Río de Janeiro y las cataratas del Yguazú, además de batallas con armas láser en el espacio son algunos de los elementos más emblemáticos del filme.
La cantante Shirley Bassey volvió para su tercera y última canción, una nueva balada con los elementos visuales característicos de la saga: siluetas de mujeres haciendo acrobacias.
SÓLO PARA TUS OJOS (1981)
Luego de la locura espacial de “Moonraker”, los productores buscaron traer de vuelta a una trama más realisrta a Bond en “Solo para tus Ojos”, donde el agente 007 debe lidiar con una letal disputa entre dos empresarios griegos, al mismo tiempo que localiza un sistema de control de misiles que supone una amenaza.
El cambio de enfoque vino con uno de personalidad para el protagonista, quien se presentaba mucho más despiadado y agresivo, algo que en ciertas escenas incomodó al propio Roger Moore. El filme incluye escenas de acción subamarina, persecuciones en Italia y una batalla en el icónico monasterio de Meteora, en Grecia.
La introducción al filme es una de las más particulares de la saga, ya que es la única en la que la cantante es vista en la pantalla, de forma similar a un videoclip. Esto se debió a que al diseñador de la introducción, Michael Binder, le gustó la apariencia de la artista, la británica Sheena Easton.
“Sólo para tus Ojos” fue el primer filme de Bond sin contar con John Barry como compositor.
OCTOPUSSY (1983)
El anteúltimo filme de Roger Moore como James Bond se enfrentó a la dura competencia de una versión no oficial de las aventuras del agente, producida por Warner Bros. y protagonizada nada menos que por el Bond original, Sean Connery; esta fue, de hecho, la única razón por la que Moore interpretó el papel, ya que los productores tenían miedo de poner a un nuevo actor contra la película de Connery.
La introducción del filme no variaba mucho, visualmente hablando, de muchas de las películas anteriores, con las habituales siluetas de mujeres escasas de ropa orbitando la pantalla al son de una romántica balada, interpretada en esta ocasión por la cantante Rita Coolidge. El nombre de la canción es “All time high”, y fue compuesta por John Barry.
UNA VISTA PARA MATAR (1985)
La séptima y última película de Roger Moore como 007 contó además en su elenco con el emblemático actor Christopher Walken, en el papel del villano, un maniático empresario de microchips cuyo plan para lograr un monopolio mundial el británico debe frustrar.
La escena inicial, en la que Bond escapa de fuerzas soviéticas haciendo snowboarding, fue una gran influencia en la popularización de ese deporte, mientras que la escena climática del filme fue realizada en el puente Golden Gate de San Francisco (Estados Unidos).
La canción principal de la película fue interpretada por la banda de rock Duran Duran, y se convirtió en un gran éxito en su año. La introducción presentaba un look muy distintivo de los '80, un motivo de pintura fluorescente y las habituales siluetas recreando la escena de escape en la nieve.
SU NOMBRE ES PELIGRO (1987)
Tras considerar a Sam Neill y a Pierce Brosnan -quien luego tomaría el papel-, los productores de James Bond decidieron contratar a Timothy Dalton como el nuevo 007, que debía detener a un alto mando soviético empeñado en eliminar a espías británicos y estadounidenses en la Unión Soviética.
Las batallas llevan al nuevo Bond a través de un argumento mucho más oscuro que el de los filmes de Moore, peleando en locaciones como Afganistán.
A gusto con el gran éxito comercial de la canción de Duran Duran para el filme anterior, los productores seleccionaron a otro grupo de gran arrastre para la nueva película, la banda noruega de pop A-ha, unos de los pocos artistas no británicos o estadounidenses en interpretar una canción de apertura de James Bond.
LICENCIA PARA MATAR (1989)
El segundo y último filme de Dalton como Bond fue en muchas formas el final de una época para a existencia cinematográfica del agente 007: fue el último filme de la saga no solo para ese actor, sino también para el director John Glen -que dirigió los filmes de la saga desde “Sólo para tus Ojos”- y el guionista Richard Maibaum, un habitual de la franquicia desde “Dr. No”.
La película es notoria por ser considerablemente más violenta y oscura que las anteriores, con un Bond en busca de venganza por la violación y el asesinato de la esposa de su amigo norteamericano Felix Lieter, perpetrado por un peligroso narcotraficante latinoamericano.
La canción, una balada basada en la canción de título de “Goldfinger”, fue interpretada por la cantante británica Gladys Knight.
GOLDENEYE (1995)
Disputas legales posteriores al estreno de “Licencia para Matar” provenientes de la compra de Metro Goldwyn Mayer por parte de un grupo mediático australiano causaron que la serie quedara en un limbo de años, propiciando que eventualmente Timothy Dalton renuncie al papel, siendo reemplazado por Pierce Brosnan. Además, en el período posterior a la película de 1989, se dio la desaparición de la Unión Soviéticas, con lo que muchos sintieron que el personaje había quedado anticuado y obsoleto. Sin embargo, el filme que terminó lanzándose en 1995 fue un rotundo éxito.
La película presenta a Bond intentando detener la amenaza de un vengativo ex-agente de MI6 con un arma satelital capaz de causar un enorme caos. Entre las principales renovaciones se encuentran el casting de Judi Dench como M, jefa de Bond, siendo la primera vez que una mujer interpretaba el papel.
La introducción hace clara referencia a la caída de la Unión Soviética, con mujeres destruyendo el martillo y la hoz, los símbolos soviéticos, al igual que estatuas de Lenin y Stalin cayendo. La canción que acompaña a los créditos fue cantada por la legendaria vocalista Tina Turner, y fue escrita por Bono y The Edge, del grupo irlandés de rock U2.
EL MAÑANA NUNCA MUERE (1997)
Tras el arrollador éxito de taquilla y crítica de “GoldenEye”, Bond estaba definitivamente de vuelta, y la racha siguió dos años después con “El Mañana Nunca Muere”, con Brosnan repitiendo el papel.
En esta ocasión, el agente 007 tiene como principal némesis al dueño de un imperio mediático que busca instigar a una guerra entre China y Gran Bretaña a través de mentiras y manipulaciones.
De nuevo la introducción hace referencia directa al argumento del filme, presentando no solo mujeres y armas, sino también figuras femeninas formadas con texturas de circuitos electrónicos como los de un televisor o una computadora.
La canción de este filme pertenece a la artista estadounidense Sheryl Crow.
EL MUNDO NO BASTA (1999)
La siguiente película vería a Bond en una trama que giraba alrededor no solo de las armas nucleares de toda la vida, sino también del petróleo, con el agente secreto intentando proteger a la hija de un magnate petrolero (interpretada por Sophie Marceau).
El filme, el último del legendario actor Desmond Llewelyn como Q, el proveedor de las armas de Bond desde el principio de la saga -el actor falleció en un accidente automovilístico después del estreno del filme- contó con la música de la banda de rock Garbage en la introducción.
De nuevo haciendo alegoría al argumento, el motivo visual de la introducción es el petróleo, con fondos imitando el rango de colores que toma el petróleo en el agua, y las siluetas de mujeres formadas por el líquido negro.
OTRO DÍA PARA MORIR (2002)
La última película de Pierce Brosnan como James Bond tenía un inicio poco habitual para el agente, que generalmente salía airoso de todo predicamento inicial, pero en esta ocasión acaba capturado por militares norcoreanos, dando partida al argumento, que gira alrededor de un magnate de los diamantes utilizando un arma satelital de devastador poder.
La introducción refleja la tortura de Bond a manos de los norcoreanos, con mujeres hechas de hielo, fuego y electricidad paseando por la pantalla mientras Bond es ahogado, marcado con hierro al rojo vivo y electrocutado por sus captores.
La “reina del pop”, Madonna, es la encargada de poner música a la introducción, muy distinta a las más orquestales y tradicionalmente “al estilo Bond” de los filmes que le precedieron. La cantante incluso aparece en una breve escena en la película.
CASINO ROYALE (2006)
Con no poca polémica, el actor Daniel Craig fue seleccionado para suceder a Brosnan en el papel de 007 en “Casino Royale”, basado en la primera novela de Fleming sobre el agente, encarada como un reinicio del personaje, llevándolo a sus raíces y presentándolo como mucho más brutal, emocional e inexperto, en acontecimientos mucho más realistas.
Con un rol mucho más físico y exigente a nivel emocional, Craig superó todas las expectativas y pasó de ser blanco constante de críticas a ser considerado el mejor Bond desde Connery.
La introducción del filme es directamente referencial al punto central de la trama, una partida de poker de alto riesgo, con siluetas de villanos peleando contra Bond y disolviéndose en las espadas, diamantes, tréboles y corazones de los naipes, ruletas haciendo las veces de miras telescópicas y armas que disparan corazones al son de la canción “You know my name”, de Chris Cornell, de Soundgarden.
Curiosamente, más allá de una figura de una reina de los naipes de poker, con el rostro de la actriz Eva Green, no aparecen mujeres en la introducción.
QUANTUM OF SOLACE (2008)
Con Craig ya establecido en el papel de Bond, los productores siguieron “Casino Royale” con una secuela directa dos años después.
“Quantum of Solace” presentaba a un Bond trastornado por la tragedia que vivió al final del filme anterior, lidiando con una organización misteriosa de alcance mundial mientras busca venganza.
La introducción trae de vuelta las siluetas de mujeres de todos los filmes anteriores con la excepción de “Casino”, en esta ocasión formadas a partir de las dunas de arena de un desierto, en referencia al clímax del filme, que se desarrolla en un desierto de Bolivia.
La canción, “Another way to die”, es de la cantante Alicia Keys y el vocalista Jack White, del grupo White Stripes.