La magia de John Williams

Algunos de los más grandes éxitos del cine están unidos absoluta y permanentemente a los nombres de sus realizadores, al punto que la mera mención de uno hace pensar en lo otro.

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Así, George Lucas es el hombre detrás de la magia en la legendaria saga espacial “Star Wars”, y Steven Spielberg es el hombre detrás de obras inmortales como “Tiburón”, “Encuentros Cercanos del Tercer Tipo”, “E.T.”, “Parque Jurásico” o la saga “Indiana Jones”, entre muchas otras. Es gracias a la enorme imaginación del primero y al inigualado talento para la aventura y la emoción en el cine del otro que esas películas y tantas otras de su responsabilidad son: verdaderos íconos culturales.

Sin embargo, si algo tienen en común esas obras arriba mencionada –y muchas otras– es que tienen a otra persona detrás, alguien cuyas contribuciones a esas obras han sido casi tan importantes como la misma visión de Lucas o el ojo fílmico de Spielberg, y son por sí solas elementos firmes de la cultura popular. Un hombre que ha trascendido la música y el cine y se ha convertido él mismo en un ícono inimitable, al mismo tiempo que una gran influencia para muchos.

Se trata de John Williams.

Ahora bien, no hace falta ser un conocedor y experto del séptimo arte para conocer a Williams, y lo más probable es que todos quienes lean estas líneas conozcan su trabajo, esta es una pequeña presentación para el hombre que no la necesita.

Si usted alguna vez se ha sorprendido tarareando las canciones principales de “Indiana Jones” o el “Superman” de Christopher Reeve, o si en su teléfono celular se halla guardado el tema que acompaña a Darth Vader en “Star Wars”, entonces puede agradecérselo a John Williams.

Y es que este artista es probablemente el compositor más influyente de la industria del cine, ganador de nada menos que cinco premios Oscar en toda su extensa carrera, y nominado en 49 ocasiones, inclueyndo las dos de este año, que bien podrían darle su sexta estatuilla.

Pero sifucientes introducciones innecesarias, echemos un vistazo a un poco más detallado a la vida de este artista.

Neoyorquino de nacimiento, John Williams llegó al mundo el 8 de Febrero de 1932 –está a punto de cumplir 80 años-, y es de poco extrañar que la música se haya convertido en su vida teniendo en cuenta que su padre fue un músico de jazz.

La música estuvo presente en casi cada etapa de su vida, desde su formación escolar hasta sus estudios universitarios e incluso cuando se enroló en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, donde condujo y compuso música para la banda de la Fuerza. Posteriormente ingresó a la prestigiosa Escuela Julliard, una de las instituciones de enseñanzas de música más importantes del país, de a poco fue desarrollando el estilo que lo convertiría en una leyenda; un estilo con fuertes raíces en las épicas composiciones orquestales del siglo anterior al suyo, pero que al mismo tiempo no huía de la música moderna.

Fue luego de culminar sus estudios en Julliard que Williams ingresó al mundo del entretenimiento.

Durante esos primeros años de vida profesional en Hollywood, en la parte final de la década de 1950 y la mayor parte de la de 1960, Williams se dedicó principalmente a la televisión, y fruto de su trabajo fueron los temas principales de reconocidas y exitosas series como “Perdidos en el Espacio” o “La Isla de Gilligan”; y a las películas clase “B”, colaborando en obras como la icónica “La Criatura de la Laguna Negra”. Pronto comenzaría a trabajar por su cuenta, y su nombre iría ganando prestigio.

Williams ya era un compositor establecido y con cierto prestigio cuando recibió su primera nominación a los premios de la Academia, por el drama de 1967 “Valley of the Dolls”. Su primera victoria, sin embargo, no llegaría sino hasta 1971, año en que adaptó al cine la música de la obra de Broadway “El Violinista en el Tejado”.

Lo que Williams ya tenía en prestigio lo estaba comenzando a equiparar con fama, gracias a su trabajo en éxitos comerciales como “La Aventura del Poseidón” e “Infierno en la Torre”, pero el verdadero antes y después de su carrera llegaría en 1974, cuando conoció a un joven y poco famoso director que, impresionado por su trabajo, le pidió que compusiera la música del que sería su segundo largometraje.

Ese director era nada menos que Steven Spielberg, y Williams accedió a poner música al segundo filme de aquél como director, “Loca Evasión” (The Sugarland Express). Un año después llegaría el filme que lo cambiaría todo para Spielberg, y que supondría la primera contribución de Williams que ganaría fama mundial, y que hasta ahora se mantiene como una de las músicas más famosas de la historia del cine. Después de todo, ¿cuánta gente desarrolló terror al océano y una asociación directa de un peligro inminente y terrible con las notas del tema principal que Williams compuso para “Tiburón” (1975)? El filme, un éxito comercial sin precedentes, cambió la industria del cine desde sus cimientos –muchas de las prácticas actuales como la de estrenar los filmes con mayores aspiraciones taquilleras en el verano norteamericano son producto directo del impacto de “Tiburón”- y Williams ya había contribuido una composición icónica que probaría ser inmortal.

“Tiburón” le valió a Williams su segundo premio Oscar.

Williams y Spieberg volvieron a trabajar juntos en “Encuentros Cercanos del Tercer Tipo”, la celebrada película de ciencia ficción con la que el director continuó afianzando su posición en la industria, y el cineasta, poco después de estrenar esa película, presentó a Williams a su amigo George Lucas, quien se hallaba buscando un compositor para un filme de aventuras en el espacio que estaba planeando. Y otro capítulo en la historia del cine fue escrito.

Lejos del suspenso y el ambiente de terror que el músico compuso para “Tiburón” o la fantasía y sorpresa de “Encuentros Cercanos”, la banda sonora de “Star Wars” (1977) era una seguidilla de épicas marchas y suntuosos temas orquestales de acuerdo a la enorme escala del revolucionario filme, sus emblemáticos personajes y sus impresionantes e inéditas escenas de batalla en el espacio, que cautivaron a millones de personas y constituyeron la base de un universo que hasta estos días continúa expandiéndose. La música de Williams, especialmente la música de introducción y la inconfundible “Marcha Imperial” –que en realidad es del segundo filme de la saga, “El Imperio Contraataca”, de 1980-, son parte fundamental del ADN de la saga espacial de Lucas.

El afianzamiento de Williams como un símbolo de la música en el cine continuó en 1978 cuando se puso al servicio del director Richard Donner en la inmensamente exitosa adaptación de las aventuras de héroe de los cómics “Superman” a la pantalla grande, filme para el cual compuso la inmortal marcha que hasta ahora es uno de los símbolos más representativos del personaje.

En 1981, cuando Spielberg y Lucas se juntaron para realizar un proyecto juntos –idea de Lucas, dirección de Spielberg–, Williams no podía estar ausente. El filme era de aventuras, como emulando a las series sobre intrépidos héroes y peligros imposibles que influenciaron a ambos directores en su infancia, y la banda sonora debía trasmitir exactamente el tipo de emoción y heroísmo que fuera capaz de convertir en niños pequeños de nuevo a los espectadores.

El filme era “Cazadores del Arca Perdida”, el primero de la saga “Indiana Jones”, y con ella llegaba otra obra inmortal del laureado compositor, una marcha que se quedó en las cabezas de los espectadores y que hasta estos días no ha parado de sonar.

Por supuesto, Williams continuó como compositor en las tres películas de “Indiana Jones” que siguieron a la original –todas dirigidas por Spielberg–, en las cuales puso la música de fondo a momentos inéditos del cine como una persecución de carros mineros, una carrera de lanchas en Venecia, una batalla contra tanques nazis y una huida de soldados soviéticos en el Amazonas, entre muchas otras.

Y posteriormente el artista de nuevo sorprendería al público al cambiar totalmente de registro cuando en 1982 Steven Spielberg estrenaba su nueva obra, que se convertiría en una de las más amadas obras del cineasta: la fantasía de ciencia ficción “E.T.”, sobre un niño que acoge a un extraterrestre varado en la Tierra en su hogar. Y de nuevo Williams daría el trasfondo emocional con una conmovedora partitura que acompañaba a escenas que quedaron grabadas en la historia del séptimo arte, como una particular huida en bicicletas a la luz de la Luna y una inolvidable despedida.

La colaboración entre el titán del séptimo arte y el de la música continuaría a lo largo de los años, abarcado géneros tan diversos como el drama histórico de “La Lista de Schindler” (1993), la cruda realidad de la guerra en “Rescatando al Soldado Ryan” (1997) y la ciencia ficción y fantasía de obras taquilleras como las dos primeras películas de la saga “Parque Jurásico” o “Inteligencia Artificial”.

Cuando, a finales de los '90, George Lucas decidió expandir su saga “Star Wars” con las precuelas a las aventuras de Luke Skywalker, Han Solo y compañía, Williams tuvo la oportunidad de poner música a más momentos memorables de las tres películas que completaron la saga espacial (estrenadas en 1999, 2002 y 2005), como una vertiginosa carrera en un paraje rocoso y desierto, más colosales batallas espaciales y espectaculares duelos con sables de luz.

En 2001 Williams fue contratado para componer la música de un filme que Spielberg había considerado dirigir, pero que finalmente descartó en favor de la ya mencionada “Inteligencia Artificial”. Y fue así como el compositor le puso su sello personal de música memorable a “Harry Potter y la Piedra Filosofal”, la adaptación de la primera novela de la inmensamente popular serie de J.K. Rowling sobre un joven aprendiz de mago; como había ocurrido con los temas principales de tantos otros filmes, la canción principal de “Harry Potter” se convirtió en uno de los símbolos más representativos de la saga, y apareció en las siete películas que siguieron a “La Piedra Filosofal” (aunque el mismo Williams solo compuso música para los tres primeros filmes de la saga).

Y entre más trabajos con Spielberg ("Atrápame si Puedes", "La Guerra de los Mundos", "Munich") y otros trabajos destacados ("Memorias de una Geisha"), llegamos a la actualidad, con un John Williams en plena forma y que este año logró nada menos que dos candidaturas a los Oscar, de nuevo gracias a su trabajo con Spielberg en "Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio" y "Caballo de Guerra".

Lo próximo de Williams será de nuevo una colaboración con Spielberg, en la película biográfica que este se halla preparando sobre el icónico presidente estadounidense Abraham Lincoln.

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