La memoria insumergible

Casi 100 años después de su trágico final, el Titanic sigue cautivando la imaginación de todo el mundo. Este domingo 15 de abril se recuerda el centenario del fatídico hundimiento.

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De un tamaño nunca antes visto en embarcación alguna en el mundo, y con más lujo que cualquier nave que haya surcado los mares anteriormente, el Titanic iba a ser un glorioso nuevo capítulo en la historia de la navegación. Sin embargo, el imponente trasatlántico a vapor haría historia por razones muy distintas.

Entre el extremo de la popa (la parte trasera) y la punta de la proa (el extremo delantero) de la nave había una distancia de más de 880 metros, la altura total de la nave superaba los 50 metros. De acuerdo a las especificaciones de la compañía de navegación White Star Line, que construyó el colosal navío, podía transportar con total comodidad a 2.435 pasajeros y 892 miembros de tripulación. Era literalmente la nave más imponente en haber navegado jamás las aguas del Océano Atlántico.

La fecha elegida para su viaje inaugural fue el 10 de abril de 1912. Ese día, ante una multitud de personas, el RMS Titanic, al mando del capitán Edward John Smith -el más experimentado comandante de la White Star- zarpaba del puerto de Southampton, en el sur de Inglaterra, con destino a Nueva York, Estados Unidos, llevando a bordo su dotación completa de 892 tripulantes y a unos 1.320 pasajeros, desde algunas de las personas más ricas del planeta hasta inmigrantes de distintos países europeos que buscaban la fortuna en América.

El viaje debía durar siete días, e iba a servir como un examen al desempeño de la nave, e incluso muchos de los ingenieros que se encargaron de construir la nave en Belfast, Irlanda, se hallaban entre los pasajeros.

La nave dividía a sus pasajeros en tres clases. La primera era la reservada para los más acaudalados viajantes, y disponía de lujosas instalaciones como una piscina, gimnasio con tecnología de punta y hasta un pequeño campo de squash, además de suites que podían costar hasta 4.350 dólares por viaje. Los pasajeros de segunda clase también disfrutaban de gran lujo y acceso esas instalaciones y otras como una biblioteca.

En tercera clase las cosas eran mucho menos lujosas, aunque mucho mejores que en las terceras clases de otros grandes barcos contemporáneos; por ejemplo, solo tenían dos baños en toda la clase, y debían lavar sus propias ropas, aunque la alimentación era de gran calidad y cantidad.

Hasta el 14 de abril, el viaje del Titanic fue relativamente tranquilo -exceptuando un pequeño incidente durante su salida del puerto, cuando estuvo cerca de hacer contacto con otro barco, el SS City of New York-. El barco viajaba a una velocidad alta, aunque se afirmó que no estaba tratando de romper ningún récord de velocidad en su trayecto.

A las 09:00 del 14, el Titanic recibió la primera advertencia de que en su trayecto podría encontrarse con icebergs, grandes trozos de hielo a la deriva en el mar. El buque británico “Caronia” fue el primero en lanzar la alerta, y pronto otros barcos en esa ruta marítima hicieron lo propio, ante lo cual el capitán Smith decidió alterar el curso de la nave, haciéndola viajar más al sur.

A las 13:45, un navío alemán envió un mensaje advirtiendo de que había pasado junto a dos grandes icebergs, mensaje que jamás llegó a Smith o a los especialistas de comunicaciones del Titanic, por motivos que hasta ahora se desconocen -se especula que hubo problemas con el equipo-. Los siguientes mensajes -de el estadounidense SS Californian y el vapor Mesaba, enviados a las 19:30 y a las 21:40, respectivamente- parecen haberse perdido en el aluvión de mensajes para los pasajeros que los operadores del Titanic luchaban por enviar. La respuesta a la última advertencia recibida, de nuevo de parte del Californian a través de la estación de retransmisión en Terra Nova, recibió la siguiente respuesta del operador Jack Phillips: “¡Cállense! ¡Cállense! Estoy trabajando, Cape Race".

La cantidad de icebergs en el mar ha sido atribuida a temperaturas cálidas en invierno en Groenlandia, lo que causó un desprendimiento inusitado de glaciares; y las altas mareas causadas por el mayor acercamiento entre la Tierra y la Luna en los últimos 1.400 años.

El Titanic dependía exclusivamente de sus vigías para advertir cualquier obstáculo en su curso, sin uso de binoculares. Pasadas las 23:00, la temperatura había descendido considerablemente, y la mayoría de los pasajeros ya se había ido a dormir. El mar alrededor del Titanic estaba excepcionalmente calmado -lo que se cree contribuyó a dificultar la detección del iceberg-, tanto que, según dijo uno de los pasajeros sobrevivientes, las estrellas se reflejaban en la superficie del agua.

El vigía Fredrick Fleet avistó el iceberg a las 23:29, e inmediatamente sonó la campana de alarma y llamó por teléfono al puente de la nave, que en esos momentos se hallaba bajo el comando de primer oficial William Murdoch. “Iceberg directamente enfrente”, fue el mensaje telefónico de Fleet al puente, e inmediatamente Murdoch ordenó virar la colosal nave hacia babor (la izquierda) para rodear el hielo.

Para reducir la velocidad, Murdoch ordenó apagar el propulsor central, que no podía ser puesto en marcha en reversa; se cree que esto tuvo un efecto adverso, ya que limitó la capacidad de viraje del barco, y muchos expertos especulan que la colisión podía haberse evitado si el barco giraba manteniendo la velocidad que llevaba en primer lugar.

Murdoch logró evitar una colisión de frente con su maniobra de mover la proa de la nave, pero no tuvo tiempo para la segunda fase de su plan, el deslizamiento hacia la izquierda de la popa y estabilizar el curso, lo que hubiera impedido el contacto. En vez de eso, la nave impactó con su costado derecho el hielo.

Contrario al mito que por mucho tiempo fue tomado por verdad, y que afirmaba que el golpe desgarró el casco del Titanic debajo de la línea de flotación, la verdad es que el impacto abolló las chapas del casco, lo que causó que la unión de varias de las chapas se abriera, haciendo saltar los remaches y dejando expuesto el interior de la nave en varios puntos, que abarcaban cinco de los compartimentos del interior de la nave, donde se hallaban las calderas. El agua comenzó a entrar a la nave a un ritmo de aproximadamente siete toneladas por segundo.

En sus salas de máquinas, el Titanic estaba dividido en unos 16 compartimentos que podían ser aislados y sellados en caso de daños. Inmediatamente después del golpe y el inicio de la inundación, las compuertas de sellado de los compartimentos comenzaron a cerrarse mientras los trabajadores que allí se hallaban intentaban liberar todo el vapor caliente posible de las calderas, en un esfuerzo de evitar que el contacto entre las calderas llenas de vapor de altísima temperatura y el agua helada del Atlántico hiciera explotar las calderas.

El impacto no fue sentido con demasiada fuerza por los pasajeros, en especial en las clases más alejadas del fondo de la nave. Muchos sobrevivientes recordaron haber oído un ruido fuerte, pero no hubo pánico y muchos ni siquiera le dieron importancia. Sin embargo, abajo ya había cinco compartimentos inundados y un sexto comenzando a recibir agua; el Titanic estaba diseñado para mantenerse a flote con hasta cuatro compartimentos inundados.

Unos 45 minutos después del choque ya era evidente que la situación era insalvable, pues las tareas de bombeo de agua eran insuficientes contra la cantidad enorme de líquido que entraba cada segundo a la nave. Thomas Andrews, quien construyó el Titanic y había bajado a las salas de máquinas con el capitan Smith tras el golpe, dijo al comandante que el barco irremediablemente se iba a hundir.

Smith ordenó a su tripulación preparar los botes salvavidas para la evacuación y comenzar a despertar a los pasajeros, aunque sin decirles que el barco se iba a hundir para impedir que cunda el pánico; muchos pasajeros, sin embargo, prefirieron quedarse en sus camarotes antes que salir a la gélida noche atlántica.

Pero el principal problema que los tripulantes enfrentaban era que la cantidad de embarcaciones de emergencia -unas 20, cada uno con una capacidad aproximada de 68 personas- eran insuficientes para evacuar del Titanic a todos los pasajeros y tripulantes. Esto -que las naves viajen con salvavidas insuficientes para todos sus pasajeros- era por cuestiones estéticas, ya que la White Star había considerado que filas interminables de botes obstruirían la vista del mar por parte de los pasajeros. Además, nunca se consideró que todos los pasajeros tuvieran que evacuar a la vez, y los botes estaban básicamente para llevar pasajeros del barco en peligro a uno que se acercara a proveer asistencia y luego regresar por más.

Sin embargo, a pesar de que se dispararon bengalas de emergencia para alertar a cualquier barco en la cercanía, y las señales de emergencia CQD y SOS se trasmitieron cada pocos minutos pidiendo auxilio, la nave más cercana que captó la señal, el RMS Carpathia, se hallaba a una distancia demasiado lejana y era demasiado lenta para llegar a tiempo. El operador de radio del Californian, que se hallaba mucho más cerca, se había ido a dormir minutos antes de la primera llamada de socorro del Titanic. El Californian se hallaba tan cerca, de hecho, que el segundo oficial del barco avistó las bengalas a lo lejos, aunque el capitán del barco no actuó en consecuencia.

La situación en las cubiertas inferiores del Titanic se deterioraba con rapidez, aunque los ingenieros seguían luchando por drenar agua. El segundo oficial Charles Lightholler contó tras la tragedia que el capitán Smith, un marinero con 40 años de experiencia y que llevaba 27 de ellos como comandante, parecía superado por la situación. Fue Lightholler, según él mismo cuenta, quien le propuso a Smith, alrededor de las 00:20, comenzar a subir a las mujeres y niños a los botes.

Sin embargo, las órdenes en algunos lugares fueron malentendidas, pues se entendieron como “solo mujeres y niños” en vez de “mujeres y niños primero”; en consecuencia, muchos de los botes comenzaron a ser bajados al mar con muchos lugares vacíos. A esto se sumaba el hecho de que los tripulantes no estaban seguros de la capacidad de cada bote, y optaban por no llenarlos hasta el tope como precaución.

Dentro del barco, la segregación de las clases en muchos casos significó que los accesos entre las mismas se encontraran cerrados, por lo que muchos pasajeros de segunda y tercera clase se vieron atrapados. La electricidad seguía funcionando ya que los trabajadores seguían protegiéndolos para asegurar que las señales de emergencia pudieran seguir siendo enviadas. El hecho de que el Titanic solo perdió electricidad minutos antes de hundirse es indicador de que estos trabajadores se mantuvieron en sus puestos hasta las últimas consecuencias.

Los botes –muchos de ellos con menos de 30 pasajeros– seguían siendo bajados al agua mientras la cubierta del Titanic comenzaba a abarrotarse de gente que llegaba desde el interior de la nave, y se instalaba el caos. En muchos puntos bajo cubierta los pasajeros de tercera clase luchaban por abrir los portones cerrados por tripulantes para impedir una estampida de gente en cubierta. Muchos se resignaron a encerrarse en sus camarotes o reunirse en oración en el comedor, mientras que otros agredían a los tripulantes en un intento de impedirles sellar los accesos a los niveles superiores.

“Sala de motores llena hasta las calderas” fue la última transmisión coherente del Titanic, enviada a las 01:45, antes de que los sistemas eléctricos comenzaran a fallar. “Ahora es cada uno por su cuenta”, sentenció el capitán Smith luego de una última revisión de la cubierta, en la que cientos de personas corrían mientras el barco comenzaba a inclinarse notablemente hacia babor. A las 02:05, el último bote fue bajado, momentos antes de que el grueso de los pasajeros de tercera clase que seguían vivos finalmente llegara a la cubierta.

Mientras un sacerdote daba bendiciones y oía confesiones en la cubierta, la banda musical del navío continuaba tocando en un intento de calmar a los cientos de pasajeros aterrados.

La nave comenzó a hundirse en el lado de la proa, elevando en el aire el lado opuesto de la nave y sumergiéndose lentamente en angulo. Una de las chimeneas cedió bajo su propio peso y se desprendió, cayendo sobre varias personas que se hallaban ya en el agua, y casi aplastando uno de los botes salvavidas. Alrededor de las 02:20, las luces se apagaron permanentemente en la nave, y ruidos como explosiones se oían en el interior. En la cubierta había “grupos sosteniéndose como abejas solo para caer en masas, parejas o solos mientras la gran parte posterior de la nave se elevaba”, según recordó un sobreviviente.

La tensión del ángulo, que llegó a ser de casi 40º según muchos, fue demasiado para la nave, que literalmente se partió en dos. La caída de la popa de vuelta al agua aplastó a numerosos nadadores, mientras que la proa permaneció unida a ella por instantes antes de separarse por completo y sumergirse en el agua. La popa logró mantenerse a flote unos minutos más antes de colocarse de nuevo en un ángulo casi-vertical y seguir a la otra mitad de la nave. Ambas mitades del Titanic aterrizaron a con unos 600 metros de separación.

Aquellos que lograron escapar del hundimiento y permanecían en el agua ahora debían lidiar con otro peligro letal: las temperaturas inferiores a los 2ºC bajo cero del norte del Atlántico. Varias personas que saltaron al agua murieron víctimas de ataques cardíacos inmediatos, mientras que los más resistentes pronto comenzaron a evidenciar los primeros síntomas de hipotermia.

La hipotermia se manifiesta generalmente como un fuerte temblor en principio, que luego va disminuyendo a medida que la temperatura corporal disminuye, llevando finalmente a la pérdida de consciencia seguida por la muerte.

A una corta distancia de donde se había hundido el trasatlántico y donde los nadadores trataban de mantenerse a flote usando objetos que quedaron del barco, los que habían escapado en los botes flotaban a la deriva discutiendo si debían intentar ir a auxiliar a quienes se hallaban en el agua. En casi todos los botes el veredicto fue el mismo: era demasiado peligroso acercarse y correr el riesgo de que los nadadores, en su intento de salvarse todos, acabaran volcando las lanchas.

Solo unos 20 minutos después del hundimiento, cuando los gritos y gemidos de auxilio ya habían disminuido considerablemente, se montó una improvisada operación de rescate emprendida por cinco de los botes. Esta expedición halló nada más que cuatro personas con vida; una de ellas moriría al poco tiempo de ser rescatada.

A las 04:00, el Carpathia fue el primer barco en llegar al sitio del accidente, luego de haber viajado toda la noche a su máxima velocidad. Tras horas de operaciones de rescate, el Carpathia puso rumbo hacia Nueva York, ya que no tenía los recursos para llegar a su destino original en Austria-Hungría -actualmente Croacia- con los cientos de sobrevivientes.

Del total de 2.244 personas a bordo del Titanic, perecieron 1.514, la mayoría de ellos hombres de las clases segunda y tercera.

La última superviviente del naufragio, fue Milvina Dean y tenía tan solo nueve meses de edad cuando embarcó con su familia en tercera clase. Su padre murió y ella embarcó con su madre en uno de los botes salvavidas.

Murió en mayo de 2009 a los 97 años.

El impacto de lo ocurrido en el norte del Atlántico cautivaría la imaginación del planeta, y numerosos exploradores se pondrían como objetivo el hallazgo de los restos del colosal trastlántico.

En el siguiente video se exponen imágenes originales del Titanic del 1912 antes de su partida al último viaje. También se muestran muchas partes del barco y de algunos pasajeros que sobrevivieron y murieron. 

 

Explorador por vocación

James Cameron nacido en Ontario en 1954, en una entrevista concedida a la cadena de televisión National Geographic, dijo que la gente le pregunta por qué le interesa tanto los restos del Titanic, él respondió: “para mí es el estudio de la psicología humana, y las reacciones de la gente en momentos de crisis”.

Los robots al mando de Cameron se sumergieron a las aguas del océano atlántico unas 33 veces, llegando a las entrañas del mar adentro para visitar la zona del naufragio.

La distancia del lecho marino donde yacen los restos del barco,  son aproximadamente unos 3.800 metros de profundidad. Además de ser cineasta, - con taquilleros filmes como "Terminator" y "Aliens" el norteamericano se considera un explorador con vocación infinita donde la película Titanic lo posicionó como uno de los mejores creadores del séptimo arte en los últimos tiempos. Actualmente, es un explorador residente en National Geographic que invirtió grandes cantidades de dinero en tecnología de punta para realizar documentales entre los años 2002 y 2006.

Compaginando su don artístico y de explorador marítimo, James Cameron se convirtió el 26 de marzo en el primer hombre en descender en solitario 11.000 metros para llegar a la Fosa de las Marianas, la zona más profunda de todo el océano, ubicado en el Pacífico.

Titanic continúa siendo centro de interés 

En realidad, los primeros en visitar el cementerio del Titanic fueron los exploradores Robert Ballard y Jean-Lois Michel con robóticos sumergibles en 1985.  Diez años después, en 1995, James Cameron regresó a la superficie con fotografías inéditas para realizar su film "Titanic", estrenado en 1997.

Para ello, en los años previos a la realización de la cinta “Titanic” vislumbraron distintas partes del naufragio; y como según aclara Cameron no fue suficiente y como apasionado explorador regresó con instrumentos de última tecnología para el rodaje de sus últimos documentales.

Lo irónico para describir los avances tecnológicos del siglo XXI es que solo “basta un movimiento del ratón de la computadora para encontrar la totalidad del naufragio del Titanic”, había dicho James Cameron en una nota de la revista NatGeo.

Este año James Cameron lanzó una nueva animación del choque del “Titanic” contra el iceberg.

Ahora, con la llegada del aniversario 100 del hundimiento del Titanic, ese interés se reaviva. No pasa un día sin que el nombre del legendario barco aparezca en decenas de artículos periodísticos, Cameron divulga nuevas informaciones sobre el hundimiento al mismo tiempo que reestrena en cines de todo el planeta, en 3D, su cinta ganadora de 11 premios Oscar y varios cruceros ya se hallan navegando hacia el punto en el que descansa la nave.

El domingo 8 de abril de 2012 el barco “Balmoral” comenzó un recorrido conmemorativo desde el puerto de Southampton por el centenario del trágico final del Titanic. 

Los expertos dicen que el Titanic se halla en proceso de desaparición, que tarde o temprano las bacterias submarinas acabarán devorando casi por completo la superestructura de hierro sumergida y que sólo algunos de los materiales más resistentes quedarán. Pero aún cuando pase esto, la memoria del Titanic no solo es insumergible, es también inmortal.

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