La generación invisible

La generación invisible sufre por un lado la falta de compromiso real del Estado en la elaboración de políticas públicas integrales, pero más doloroso que eso, sufre, la indiferencia de sus propias familias. Los adultos mayores son esa generación.

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La vejez está a la vuelta de la esquina, afirma Ida Díaz, una maestra jubilada de 84 años, que lleva los últimos 24 años de su vida, luchando para que hijos y nietos de la generación invisible no tengan que pasar por las visicitudes que hoy les toca vivir: la falta de políticas públicas integrales, que atiendan necesidades de alimentación, salud, recreación, trato digno en los hogares de abrigo entre otros derechos fundamentales.

Además de ser invisibles a la atención del Estado, hoy en día los adultos mayores enfrentan una situación mucho más difícil, que es la indiferencia de sus propias familias, afirma Díaz. "Es increíble como la gente ya no le quiere más a su familia. Se van, le llevan y le dejan en un asilo y que 'paguen para que se le cuide', dicen", comentó la mujer en medio de sus numerosos papeles de gestiones y publicaciones en reclamo de atención para este sector de la sociedad.

A modo de ejemplo, doña Ida cuenta que la última vez que visitó el Hogar Nuestra Señora de la Asunción, en la capital, habían 72 adultos mayores, de los cuales solamente unos ocho recibían esporádicas visitas. "Que triste llegar a un hogar de ancianos y ver llorando a un adulto mayor, pidiendo por piedad ver a un familiar. Los familiares no tienen en cuenta que el adulto mayor lo único que necesita es el amor, la presencia y el cuidado de la familia", dijo la mujer en parte de un discurso que dio la semana pasada en el Congreso, durante un Seminario promovido por la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay.

Instó a la gente a tener en cuenta que la vejez llegará a todos, y que por ello deben acompañar esta lucha por el cumplimiento de las leyes que los amparan y el desarrollo de políticas públicas integrales que los protejan.

Díaz, al frente de la organización denominada Acción por los Derechos del Adulto Mayor, indica que en Paraguay existen hoy aproximadamente 700.000 adultos mayores, de los cuales unos 500.000 están en situación de pobreza, sin ingresos y sin ningún tipo de atención. Sobre el punto, doña Ida señala que tiene una larga lista de gente de distintos puntos del país, que la llaman por ayuda, ya que se encuentran en situación de pobreza y no logran acceder a la pensión alimentaria, un programa que comenzó a ser implementado en agosto de 2010 y que prevé el pago de una pensión del 25 por ciento del salario mínimo vigente, actualmente el pago es de unos G 456.014.

"Muchas veces estas personas caminan kilómetros para acercarse a la Municipalidad de su comunidad y son maltratados por funcionarios, y además son utilizados por políticos, con promesas incumplidas", señaló. La mujer lamenta esta situación indignante, ya que mientras miles de funcionarios cobran jugosos salarios en diferentes instituciones del Estado.

Doña Ida recuerda que estando en campaña electoral, el actual presidente de la República, Horacio Cartes, la llamó dos veces, en su pc, y le prometió que los adultos mayores serían una prioridad para este gobierno. Más de dos años de eso pasaron y ella pide que se cumpla esa promesa.

Para empezar, recuerda la imperiosa necesidad de una secretaría del adulto mayor, que se encargue de de los problemas citados y otros, como por ejemplo la actualización de haberes jubilatorios, tal como lo prevé la Constitución Nacional en su artículo 103.

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