La desigualdad es la base de la violencia

Existen ideas y referencias en las sociedades que han permitido que la violencia de género se normalice cuando es algo inaceptable. Las sociedades deben comprender el costo social y económico que implica esta violencia y trabajar para cambiarla.

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Esta es la segunda entrega de una entrevista al médico forense español, especialista en violencia de género, Miguel Lorente Acosta, quien estuvo en Paraguay los primeros días de diciembre para brindar una capacitación a funcionarios del Ministerio Público, sobre atención a víctimas de violencia desde la perspectiva de género.

En la entrevista anterior el experto habló sobre el trabajo que vino a hacer en Paraguay y las inquietudes que encontró en los funcionarios públicos. Explicó las características de la violencia de género y qué tipo de atención se le debe dar, así como los mitos y estereotipos que giran en torno a los dos grandes protagonistas de este tipo de violencia: el agresor y la víctima.

En esta oportunidad enfoca los tabúes que rigen a la violencia de género, desde qué conceptos está construida y cómo debemos enfocar la atención a las personas que la sufren.

¿Por qué la sociedad debe dejar de ver la violencia como ‘algo normal’?

Porque estamos produciendo un daño y un impacto sobre cada una de las mujeres que sufre esta violencia y también en los hijos e hijas que viven en ese ambiente. Estudios indican que el impacto sobre los menores da lugar a conductas violentas en la adolescencia, a mayor consumo de sustancias tóxicas, fracaso escolar en tasas más altas y luego reproducen en sus relaciones de pareja la conducta violenta y además sufren situaciones y cuadros de depresión. Entonces vemos que la sociedad va reproduciendo una serie de patrones que se traducen en una perpetuación de la desigualdad y una repetición de la violencia. El 9% de todos los crímenes se producen dentro de las familias, el porcentaje de homicidios llevados a cabo como consecuencia de la violencia de género alcanzan el 38%. Y algunos estudios de Naciones Unidas lo elevan al 70 por ciento cuando ampliamos el concepto de violencia de género. Entender que una sociedad en la que las mujeres son asesinadas fundamentalmente dentro de un contexto familiar es algo inaceptable.

¿Existe un impacto económico de la violencia de género?

La violencia contra las mujeres tiene un coste muy alto porque son circunstancias que exigen una respuesta y ocupación de los recursos institucionales por como consecuencia de la investigación. Son mujeres que requieren una atención sanitaria en un porcentaje más alto que las mujeres que no sufren violencia, un 20 por ciento más, mujeres que requieren que las estructuras judiciales y equipos forenses tengan que intervenir, y todo eso significa un coste muy elevado, aparte de lo que es la pérdida de la capacidad productiva de las mujeres, y al final la conclusión que venía a hacer el BID que es compatible con otros estudios que se han redactado, es que por cada dólar en América que se invierte en prevención, se ahorran 7 en atención.

¿Se sabe cuánto tiempo puede durar el ciclo de la violencia o eso varía mucho según país, cultura y caso?

Varía mucho de caso en caso, cuando hablamos de violencia de género siempre hablamos de una influencia desde lo más social y lo más cultural, son valores machistas, patriarcales, androgénicos. Hay un componente individual, hay un componente relacional y hay un componente social, eso hace que cada agresor actúe de manera individual, tomando las referencias sociales y relacionales por lo tanto no hay un patrón de conducta única, un agresor utiliza más la fuerza física, uno utiliza más la violencia psicológica, uno agrede más frecuentemente, otro la hace más distanciadamente o con más intensidad, entonces hay patrones muy diferentes que aparecen en cualquier país, no hay un elemento que diga que la violencia en Paraguay o en Latinoamérica ocurre de una forma diferente que en los Estados Unidos, depende del agresor.

¿De qué hablamos cuando decimos perspectiva de género?

Realmente de lo que habla la perspectiva de género es de poner énfasis y dirigir la mirada a aquello que desde la cultura de la sociedad se ha normalizado. Cuando hay mujeres que te dicen ‘mi marido me pega lo normal, pero hoy se ha pasado’ estamos claramente ante una situación injusta. Todos los estudios indican que hay un porcentaje de normalización de la violencia sobre la idea de cantidad de violencia, es decir es normal que tu marido te pueda pegar pero que no se pase, que no sea muy grave la agresión, entonces cuando la sociedad admite que la posición del hombre conlleva a la corrección de aquello que él considera que está mal y utiliza la violencia para esa corrección estamos normalizando algo que es completamente anormal, que es inaceptable. La perspectiva de género dirige la mirada a esos valores y referencias, ideas que existen en la cultura, que existen en la sociedad, para construir esa desigualdad entre hombres y mujeres y para que en nombre de esa desigualdad se pueda recurrir a la violencia. Luego si abrimos el ojo que hemos cerrado en toda la historia, veremos la realidad en toda su dimensión y con todo su significado. La perspectiva de género significa mirar a esas construcciones que desde la cultura patriarcal se han elaborado para justificar la desigualdad e incluso la violencia contra la desigualdad.

Actualmente la Comisión de Equidad y Género de la Cámara de Diputados impulsa un proyecto de ley integral de protección contra la violencia hacia a la mujer, y en el proyecto hablan de proteger a las mujeres biológicamente mujeres y las que se sientan mujeres. ¿Qué opina sobre eso?

Me parece una iniciativa muy avanzada, muy adecuada porque efectivamente cuando hablamos de género hablamos de una construcción cultural y el género tradicionalmente, históricamente se ha basado en el sexo y se asignó entonces una serie de roles a hombres y a mujeres de manera diferente, cuando hablamos de género, hablamos de lo que es ser hombre o ser mujer según la construcción social y lo que se espera de ser hombre y ser mujer según esa referencia, por lo tanto si tú no te ajustas al género de lo que es el hombre en un contexto, entonces eres criticado y si no te ajustas como mujer eres cuestionada o criticada, pero eso ha cambiado, ya no existe el rol hombre biológicamente hombre, social y culturalmente hombre ni el rol exclusivo de mujer desde el punto de vista del sexo. Hay otros géneros que son hombres que se sienten mujeres, mujeres que se sienten hombres y esa situación tenemos que abordarla desde el punto de vista de la actuación institucional y de la prevención y protección de la violencia y por lo tanto creo que esa iniciativa es muy adecuada, es muy progresista puesto que todavía no se regula como realidad y la realidad es la que tenemos que abordar.

¿Por qué debe haber una ley que resguarde a las mujeres de la violencia?

Porque es una violencia diferente y debe de ser abordada de manera específica. En España por ejemplo son entre 60 y 70 cada año, y el hecho de que maten a 70 mujeres en un año y no genere una revolución social es muy significativo.

En España anteayer mataron a un aficionado de un equipo de fútbol y hay una revolución, todo el mundo pidiendo medidas para evitar la violencia en el fútbol, han matado a uno en muchos años; bueno, a mujeres matan a 70 cada año y no hay ninguna medida especial ni nada de eso, entonces cuando se regula específicamente la violencia contra las mujeres es porque tiene una serie características que son diferentes al resto de las violencias. La primera de ellas, es que existe una construcción social y cultural que lleva a usar la violencia desde la legitimidad, desde la normalidad, desde la aceptación, y la violencia de género se caracteriza por ser una violencia cíclica de intensidad creciente.

Cuando se habla de igualar todas las luchas contra todas las violencias, en el fondo lo que se está buscando es ocultar las características de cada una de ellas, especialmente la de la violencia contra las mujeres porque prevenir la violencia contra las mujeres supone desarticular toda la construcción patriarcal histórica que se ha basado en la desigualdad y hay muchos hombres que quieren mantener privilegios, basados en la desigualdad por eso hay una reacción que ahora denominamos el pos-machismo que es una reacción critica con los avances en igualdad que se están produciendo y que pretenden introducir la confusión para que la confusión se traduzca en distancia de la sociedad y la distancia en pasividad, la pasividad de que todo siga igual.

¿Qué tipo de servicios debe tener el Estado para abordar la problemática que supone el daño a los hijos de mujeres víctimas de la violencia?

Muy importante que se entienda es que eso existe, el problema es que a veces se piensa que la violencia contra las mujeres solo es la agresión, el ataque puntual, no el control, el sometimiento, el rechazo, la humillación, que sucede todos los días con independencia de que golpee o no golpee y que eso produce un impacto en los menores.

Los recursos de atención a las mujeres víctimas de violencia de género deben contemplar la posibilidad de que las mujeres acudan a ellos con hijos e hijas, entonces está bien todo lo referente a refugios, casas de acogida para que puedan recibir y en un contexto amable, para que los niños tampoco se sientan intimidados. Además fundamentalmente todo lo que es la acción psico-terapéutica, abordar el impacto de la violencia que ha podido sufrir ese menor al vivir ese ambiente, pensar que tienen que hacerlo específicamente sobre los menores, porque hay quien piensa que si se recupera a la madre se recupera a los menores y eso como si golpeas a la madre y golpeas al niño, nadie piensa que porque cures un hematoma que tenga la madre, la herida del niño de va a curar.

Y luego limitar todo lo que sea el contacto con un padre maltratador hasta que haya una recuperación, no de por vida, sino hasta que haya una recuperación, para evitar que el padre pueda agredir a los hijos. Una forma nueva que estamos viendo es que los maltratadores dirigen la violencia contra los hijos para de esa manera dañar a la madre. Entonces durante un tiempo se limite el contacto y la custodia de esos hijos, de manera que no se puedan instrumentalizar para generar control o violencia sobre la madre y luego todo lo que sea facilitar el traslado de un colegio a otro, de un lugar a otro de residencia para que los niños puedan tomar distancia respecto a los lugares donde han sufrido esa violencia, un poco es articular de manera individualizada las circunstancias de cada menor y responder en el plano emocional, en el plano relacional para que el padre no pueda maltratarlo y para que en el plano educativo puedan tener un espacio libre de violencia donde no se sientan amenazados o intimidados.

Dónde denunciar hechos de violencia contra la mujer

Si sos víctima o tenés conocimiento de un caso de violencia contra la mujer llamá al 137 “SOS mujer”. Tiene cobertura nacional las 24 horas, todos los días, y es gratuita.

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