La ciencia en Paraguay y su apuesta al futuro

¿Es posible llegar a logros científicos hechos en Paraguay? ¿Hay realmente jóvenes volcados a la investigación científica? ¿Invierte lo suficiente el Gobierno paraguayo?

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Del total del Producto Interno Bruto (PIB) en Paraguay (23,88 mil millones de dólares en 2011, según datos del Banco Mundial), el país solo invierte el 0,006%, en investigación y desarrollo. Sin embargo, la cantidad de dinero neto ha aumentado por el crecimiento del PIB en el 2010, y no por el índice de inversión, que sigue siendo el mismo.

Un ejemplo: en el 2008, el presupuesto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) fue de US$ 700.000 y en el 2011 de US$ 8.000.000. En sencillas palabras, el dinero para fomentar la investigación en el Paraguay aumentó a la par que crecía la economía, pero no así el índice, que quedó en 0,006%.

Como la inversión está relacionada al crecimiento en la economía de un país, los países de América Latina, “el continente emergente”, demuestran interés por superar cifras, entre ellos Paraguay.

La investigación es el arma fundamental de todas las naciones para alcanzar el desarrollo. Un país sin investigación científica, en un mundo en el que las innovaciones con nuevas tecnologías hacen a la competencia una especie de ley, está condenado al mismísimo retraso.

La verdadera formación de profesionales va más allá del aprendizaje con libros -y, peor aún, el fotocopiado-, ya que desde allí se aprende lo que ya está establecido. Sin embargo, para que la educación en nuestro país sea de calidad, se debe generar nuevos conocimientos, no solo impartirlos. La investigación es una herramienta poderosa.

Mientras en la Zona Euro se atraviesa la peor de las crisis económicas, viéndose afectada la inversión en la investigación científica por recortes, a nivel regional todo parece indicar que la cosa es distinta.

La semana pasada, Paraguay logró llegar a la vicepresidencia de la Comisión Interamericana de Ciencia y Tecnología de la OEA. El presidente de Conacyt, Dr. Luis Dávalos, es el que ocupará ese lugar en la máxima instancia de investigación dentro del organismo.

Esto, indudablemente, constituye un gran logro. Dávalos explicó que en Paraguay, desde el 2011, se está trabajando en el fortalecimiento del sistema nacional de investigadores y en la cooperación para el intercambio de experiencias entre investigadores de la región. La estrategia tiene dos pilares fundamentales: la innovación y los recursos humanos.

“Estamos trabajando con pares internacionales y cada país comparte los evaluadores para los proyectos de investigación. Es un intercambio necesario para nosotros”, explicó el flamante vicepresidente de la Comisión Interamericana de Ciencia y Tecnología de la OEA.

El experto considera que la región latinoamericana lleva las de ganar en el panorama económico a nivel mundial: “Cuando uno ve el índice de inversión en I+D de EE.UU. y Canadá, son los más abultados, pero es porque su índice de crecimiento económico aumenta”.

Añadió además que en pocos años más se puede llegar a alcanzar a países más desarrollados. “El índice de 0,006% debe crecer diez veces más para que realmente se vea el cambio”. Habló con un tono esperanzador y dijo que ese número “es provisorio”.

Ahora, con la aprobación de la Ley de Fonacide, se espera que existan fondos para financiar más proyectos de investigación y que los índices paraguayos cambien radicalmente.

Evidentemente, se están dando los primeros pasos firmes y seguros: hubo un crecimiento importante en este campo de un tiempo a esta parte. Las gestiones van por buen camino y el hecho de que Paraguay haya conseguido la vicepresidencia del órgano científico de la OEA ya es un paso gigante.

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