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Desde hace aproximadamente dos semanas se habla incesantemente en los medios de comunicación acerca de la brucelosis, debido a que una alumna de la Facultad de Ciencias Veterinarias denunció haber sido contagiada en las instalaciones de la casa de estudios. Luego, una profesora denunció que las autoridades de la facultad lo sabían pero no lo notificaron pese a que incluso alimentos derivados de las cabras -las que portaban la enfermedad- eran comercializados. A consecuencia de esto, la decana fue suspendida.
Otro caso también saltó a la luz en este contexto fue el del Dr. Gustavo Oviedo, médico veterinario especialista en pequeños rumiantes y directivo de la Asociación Paraguaya de Caprinos, quien hace unos meses demandó a Servicio Nacional de Sanidad Animal (Senacsa) y a un establecimiento denominado “Cabaña San Guillermo” luego de haber adquirido la enfermedad, que también fue contagiada a su esposa y a un personal suyo nada más y nada menos que en la Expo 2016.
Estas noticias causaron gran conmoción en todo el sector, considerando las características de este mal, que si bien generalmente la padecen los animales, según expertos, es sumamente contagiosa y afecta también a los humanos.
La brucelosis es una enfermedad infectocontagiosa del género zoonosis que afecta principalmente al ganado vacuno, cabras, ovejas, cerdos y perros. Es también conocida como fiebre ondulante, fiebre de Malta, fiebre del Mediterráneo o enfermedad de Bang. Es causada por bacterias del grupo brucella, y se caracteriza por abortos producidos en las hembras.
Según el Dr. Matías Gibert, este mal es considerado grave porque puede afectar la salud del hombre, quien es susceptible a varias especies de brucella. Su período de incubación dura unas tres semanas y, a veces, hasta meses. “Es difícil determinar el instante de la aparición, porque no se puede precisar el momento de la contaminación. Ocasiona afecciones genitales en los machos e infertilidad en ambos sexos”, explica el experto.
“Esta infección no es exclusiva del ganado bovino, sino que puede afectar a otras especies, como los ovinos, caprinos, porcinos; también se ha encontrado en caballos, perros y gatos. Ha sido diagnosticada en muchas especies silvestres”, detalla.
Dice que la enfermedad además de causar grandes pérdidas económicas, también pone en peligro la salud del hombre, sobre todo de aquellos que trabajan en forma directa con los animales infectados, o ingieren productos contaminados si no han sido cocinados o pasteurizados.
El ser humano puede adquirir la enfermedad de manera directa o indirecta:
- A partir de un reservorio animal, ya sea vacuno, ovino, caprino o porcino, o de los derivados de animales, como la leche o sus derivados, crema, manteca y quesos.
-También de los materiales contaminados como la carne, orina, estiércol y placenta de animales enfermos.
-En los trabajos rurales de campos contaminados, hasta el polvo puede ser un agente contaminante.
Agrega que “se debe tener presente que la brucelosis no se transmite de un ser humano a otro. La prevención en el hombre depende de las medidas higiénicas de cómo se obtienen los productos y subproductos del ganado, como así también de la precaución en el ambiente de los trabajadores del campo”.
Los síntomas de la brucelosis en humano son: dolor abdominal, dolor de espalda, escalofríos, sudoración excesiva, fatiga, fiebre, dolor de cabeza, dolor articular y muscular, inapetencia, ganglios inflamados, debilidad, pérdida de peso.
Los síntomas pueden ir y venir durante años. Así mismo, la enfermedad puede reaparecer después de un largo periodo sin presentar síntomas.
Las posibles complicaciones que pueden presentarse a raíz de la brucelosis son: lesiones óseas y articulares, encefalitis, endocarditis infecciosa e incluso meningitis.
Según explica el experto, para prevenir la enfermedad hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
-Tomar siempre leche tratada, ya sea pasteurizada, larga vida o en su defecto, cuando no se conoce el origen, hervirla al menos 10 min. Recordar que al espumar no hierve; debe controlarse el hervor. -No comer queso, manteca ni crema que no ofrezcan la seguridad de haber sido elaborados con leche tratada o tengan una marca que garantice su calidad.
-Cuando se realizan trabajos con la leche o productos cárnicos, utilizar guantes y botas. No fumar ni comer durante el trabajo con estos elementos.
-El mejor sistema de combatir esta enfermedad es realizar la vacunación de los animales antes del primer parto o en el tiempo que indiquen las autoridades sanitarias.
-Se debe impedir la transmisión a otros animales por medio del sacrificio; desinfección, eliminación o incineración de los elementos del aborto. Conviene delimitar el campo, de tal forma que otros animales no tengan la posibilidad de contaminarse.
En este sentido, Gibert asegura que la erradicación de la brucelosis depende del productor, y los programas de control y erradicación de esta enfermedad.
“Si bien esta es una enfermedad diseminada en todo el mundo, gracias a los trabajos realizados por autoridades sanitarias y la utilización de un plan de vacunación efectivo se ha podido erradicar en varios países”, informa.
Se estima que se producen en el mundo más de 500.000 casos de brucelosis humana, sobre todo en aquellas personas que están vinculadas a la industria cárnica o lechera.
En Paraguay hay vacunación contra la brucelosis sólo para bovinos (los casos que surgieron fueron en caprinos y hasta ahora no se vacuna a los caprinos). El Programa de brucelosis bovina definió las estrategias y acciones a desarrollar en todo el país, en el marco del decreto N° 2592/78, por el cual se reglamenta el Programa Nacional de Control y Erradicación dela Brucelosis.
Un documento con fecha del 7 de julio de 2017 señala que el Poder Ejecutivo encarga en forma exclusiva al Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa) la reglamentación del Programa Nacional de Control, Prevención y Erradicación de la Brucelosis.