Iván Zavala: sueños cumplidos

Julio de este año será recordado como el mes que cumplió sus sueños. Con 22 años, el cantautor paraguayo Iván Zavala editó su primer disco y agotó entradas para su primer recital.

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Un año atrás, su versión en video de “Someone Like You” –aquel hit de Adele– sumaba decenas de miles de visitas en línea. Esa fue la forma en que capturó la atención, desde YouTube hacia el mundo. El interés que nació en las redes llegó a los medios, y así se ganó la imagen de artista revelación.

De allí en adelante, no hubo vuelta atrás: los tiempos de anonimato como cantante de peñas con amigos o intérprete de covers en pubs de Asunción quedaban lejos.

No pasó mucho tiempo para que Iván capitalizara ese momento, con presentaciones en vivo en sus primeros eventos: desde un recital en la Expo hasta compartir escenario con Axel, Tan Biónica y Jesse & Joy, en el “Radio Disney Vivo”.

En diciembre de 2012, su voz se registró por primera vez en un disco, distribuido por el diario ABC Color: un álbum con nuevas versiones de villancicos que grabara junto al maestro Luis Szarán y su coro. En la oportunidad, el país lo descubrió con una rejuvenecida versión de “Dos trocitos de madera”.

Mientras sus fans crecían a lo largo del país, su nombre fue propuesto para anteceder grandes shows. Así fue que lo eligieron para abrir los conciertos del legendario músico británico Elton John y el fenómeno teen estadounidense de los Jonas Brothers (ambos en marzo de este año).

“No sé, ¡es tan increíble! Ahora estoy empezando a dimensionar. Imaginate: estoy tocando en el BCP, en un lugar para más de 1.000 personas, y tengo la suerte de tener los mejores fans del mundo porque logramos llenar, ¡literalmente! Hoy me mandaron un e-mail, a las 10:00, diciendo: ‘Señoras y señores, las entradas ya están agotadas’”, decía Iván, a solo minutos de empezar su primer concierto solista, el pasado 13 de julio en el Gran Teatro del Banco Central del Paraguay.

Y habrá que darle mérito: hubo bandas internacionales que ni se asomaron a la cantidad de tickets vendidos, en el mismo lugar. “Cuando me dijeron: ‘Vamos a hacer en el BCP’, yo tuve mis dudas y tuve mi miedo, porque dije: ‘¿Será que vamos a llenar?’. No es tan fácil llenar un lugar con 1.000 personas… Gente que se vaya a comprar su entrada, que esté como para irse hasta el BCP...”, decía, todavía atónito.

La idea de grabar un disco data de unas lejanas vacaciones familiares, cuando parientes descubrieron su vocación de escribir canciones. En 2009 registró por primera vez una creación suya en estudio, grabada junto a Sergio Cuquejo.

Pero el álbum se perfiló, especialmente, tras el interés del productor argentino Juan Blas Caballero, quien colaborara con figuras del pop rioplatense como Axel, Abel Pintos, Noel Schajris, Agustín Almeyda y Teenangels. “Cuando me envió ese e-mail, ahí me dije: ‘Esto es real, algo tangible’. Porque le mandamos demos, y me dice: ‘Sí, me gustó la voz, no pude escuchar los temas en profundidad, pero tiene buena voz y podemos hacer cosas interesantes’”.

“Imposible” es el nombre de su álbum debut, con once canciones dirigidas especialmente a un público juvenil y femenino. Las reacciones no se hicieron esperar. “La gente me dice: ‘Me gusta este tema, o este…’, y son temas que no son del corte; me gusta eso, porque primero la gente escucha el disco de arriba a abajo, y eso era lo que yo quería”, reconoce.

Mientras técnicos ajustan detalles en el escenario –una plataforma con un living a elevarse en el escenario sirve de ambiente para esta entrevista–, Iván intenta explicar la química que genera con su público. “No tengo idea qué es; pero también tengo que acreditar a todo el esfuerzo que estamos poniendo, y tener un equipo detrás que es increíble el trabajo que hacen todos los días… Yo creo que se hizo a base de eso. Y también siempre existe ese golpe de suerte, que uno tiene y no puede desaprovechar”.

Si tuviera que mencionar canciones de su repertorio, el cantante nombra, sin dudar: “Te regalo” –primer corte de su álbum–, “Imposible” –su “tema mimado” y el que más le gusta cantar, dice–, “No vale la pena” –“¡Me gusta muchísimo!”, reconoce–, y “Ahí estaré” –un inspirado tema con aires de autoayuda–.

La primera vez que Iván Zavala se asomó a un escenario para cantar, en realidad, se remite al último año de la secundaria. “En el 6º curso recién me animé a cantar, ¡imaginate! Ahí recién canté frente a alguien; gané –por suerte– la competencia”.

La primera vez que recibió una compensación económica por cantar, en cambio, fue en un desfile de su colegio. Y ocurrió algo que nunca olvidará. “Era la primera vez que me pagaban por cantar, y yo tenía que hacer bien el trabajo. Imaginate: tenía que cantar dos músicas nomás, y yo ya estaba tan nervioso que me fui… yo tenía que subir, ¡pero salí y me fui a vomitar!”, recuerda hoy, entre risas.

Mientras era conocido como el amigo “que canta en peñas”, aceptó la propuesta de tocar covers en distintos locales de Asunción. El primero de ellos, en TGI. “Igual me ponía nervioso antes de tocar; empezaba a llenar porque eran lugares chiquitos y eran todos familiares y amigos. Y la pasaba súper bien. La gran diferencia (con su primer show en el BCP) es que ahora estoy súper tranquilo. Es increíble, estoy feliz porque sé que va a haber muchas personas… La gente viene a verme a mí y va a estar increíble”, asegura un Iván optimista, mientras sus fanáticas lo aguardan, afuera, formando filas desde tempranas horas.

Para su primer recital solista, se propuso brindar un show con altura internacional, tanto en lo técnico como en lo visual.

-¿Sos consciente de que estás cambiando un poco el panorama del pop local?

-Justamente esa es la idea: que se desarrollen más artistas del género, porque si bien nosotros teníamos miedo de hacer música con este género, se pueden hacer cosas buenas. Se viene algo diferente, y se va a venir una nueva movida. Estoy ciento por ciento seguro.

-Con el disco en venta, un primer concierto, seguidores que esperan tu música, ¿ahora cuál es tu sueño de músico?

-En este momento es más afianzarme bien con el público paraguayo, hacer una gira por el interior y tenemos varias charlas con gente del exterior que pueda lanzarnos y representarnos. Así que mi sueño, te diría, es poder llevar esto afuera.

-Con 22 años y este crecimiento como artista, ¿cómo ves este momento de tu vida?

-Yo creo que este concierto de lanzamiento va a ser un momento, un punto clave en mi carrera y en mi vida. Nos preparamos demasiado para este concierto, porque a partir de esto se toman mil decisiones. Miles de otras posibilidades.

Más de mil personas estaban afuera, esperando al cantante. Y el debut no pudo ser mejor: la calidez de su público compensó el despliegue de producción, que incluyó sets acústico, con guitarra y piano.

La efusividad se mantuvo a lo largo de la noche: desde gritos, declaraciones de amor, prendas femeninas en el aire y ositos de peluche, hasta pedidos de desnudos y llantos desmedidos.

Terminado el concierto, el cantante nos recibió –con la emoción todavía a flor de piel–, en compañía del productor de su álbum, el argentino Juan Blas Caballero. “Tiene un color de voz espectacular, bien cálido, original”, dice el músico argentino. “Es una de esas voces que una vez que las conocés, vos escuchás tres sílabas y ya la conocés; porque hay muchísimos cantantes que son afinados, que tienen escena y todo, pero en realidad en voz tienen el timbre más genérico”, asegura el productor ganador de siete premios Grammy.

Desde allí, todos halagos, con la seria convicción de que el paraguayo va por más. “Está como muy, muy encaminado. Lograr un teatro lleno con gente que se queda afuera con un álbum que tiene 10 días en la calle y que la gente canta de punta a punta, ese es un trabajo que para un artista requiere no solo de mucho tiempo de laburo, sino también de mucho trabajo de una disquera detrás, que en este caso lo están haciendo ellos con sus recursos y con su entusiasmo”, agrega, todavía sorprendido con la devolución del público.

Para el productor, lo más importante es el cambio de paradigma que puede significar el fenómeno Zavala. “La gente no solo va a creer en él, sino que también va a empezar a mirar con otros ojos a los artista locales. Eso es lo interesante, porque para que una industria se revitalice y le vaya bien a un artista tiene que estar todo el mecanismo de la industria”, augura.

Mientras Iván guarda sus cosas, desde un rincón del camarín, escucha atento las palabras del productor, quien llegó de sorpresa desde Buenos Aires, para el concierto. “Es un chico muy disciplinado, tiene buena voz, compone, escribe, canta en español, canta en inglés… El potencial es imposible no verlo. (…) Es muy valioso, porque está haciendo algo relativamente parecido a lo que haría en Argentina un grupo apoyado por un programa de televisión, y él lo está haciendo con su música, solo, y con su banda a cuestas”.

De pronto, Iván debe retirarse para cumplir con su obligación de todo pop star: acceder a un “Meet & Greet” con decenas de fanáticas, que lo esperan en un rincón del escenario. Antes de eso, una fotografía registra el encuentro con su productor, cuyas palabras eran oídas por él –de principio a fin– con admiración. Con dos sueños cumplidos en un mismo mes, allí va Iván Zavala, el chico de 22 años que hace de las suyas con sus baladas.

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