Cuando una inversión se convierte en cenizas

El fuego no perdona cuando se propaga en hogares y negocios, haciendo que años de inversión se reduzcan a cenizas en cuestión de minutos. Pensar: “A mí no me va a pasar” es un error, por lo que tener en cuenta ciertas precauciones es imprescindible.

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Un enorme cúmulo de cenizas puede ser el resultado de la fuerza destructiva del fuego, que sin piedad es capaz de consumir hogares, negocios y cobrarse algunas vidas. Los incendios no solo pueden ocurrir en películas o lugares lejanos; un día le puede afectar a tu familia en un abrir y cerrar de ojos o en un descuido.

La madrugada del domingo 4 de febrero de 1543, un incendio en Asunción consumió cerca de 200 viviendas y presumiblemente entonces desapareció el acta fundacional de la capital, según la Fundación Cultural Mandu’ara.

Sin embargo, la mayor tragedia no natural que ocurrió en el Paraguay fue el incendio registrado el 1 de agosto de 2004 en el supermercado Ycuá Bolaños, también en una mañana dominical. Cerca de 400 personas murieron, luego de que se extendiera el fuego originado en la cocina donde había grasa acumulada. Otras 200 personas resultaron heridas y toda una sociedad quedó con dolorosas cicatrices de por vida.

Además, dos incendios se produjeron en un lapso de 20 años en el Mercado Municipal de Abasto, coincidentemente un día domingo, reflejando una lección no aprendida. Estos siniestros son un ejemplo del daño que puede causar el fuego producto de algún descuido.

Muchas personas fallecieron asfixiadas en el Ycuá Bolaños.
Muchas personas fallecieron asfixiadas en el Ycuá Bolaños.

 

En lo que va de este año, hasta mayo, ya se registraron 727 incendios en inmuebles. En 2015 se contabilizaron 1.504 y en 2016, 1.682 hogares y locales consumidos por las llamas, según estadísticas del Cuerpo de Bomberos Voluntarios. El año pasado, 2017, el número de reportes fue el más elevado, puesto que alcanzó la suma de 2.065.

Los incendios en nuestro país se deben principalmente a los cortocircuitos y el descuido en el uso de braseros o velas. En ese sentido, normalmente en invierno la cifra de siniestros aumenta, puesto que la mayoría de las alertas se registran en julio.

Actualmente, la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) tiene conocimiento de 130.000 suministros sospechosos, según el ingeniero Cristian Achón, jefe de Pérdidas de la ANDE. Esta mala costumbre en busca de “ahorrar” dinero es muy peligrosa.

El ingeniero Achón recordó que predominan las conexiones clandestinas precarias, por lo que el cableado puede desprenderse y ocasionar daños. Otro inconveniente es la falta de comunicación al comprar nuevos electrodomésticos, que aumentan el uso de la electricidad.

“Lógicamente, cuando por un conductor pasa una carga mayor, esto se sobrecalienta y puede ocasionar un incendio. Eso también se puede dar en los transformadores de tensión”, explicó.

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Lamentó que sea escaso el número de gente que acuda a una actualización de carga, por lo que durante todo el mes de mayo tuvieron una promoción para que la ciudadanía haga el reporte sin costo. “No obstante, la ANDE tiene un departamento que va viendo dónde hay transformadores sobrecalentados y va actualizando la carga”, aclaró.

Con respecto a la instalación interna de cables en las casas, recordó que estos tienen una vida útil de máximo 25 años con un mantenimiento correcto. Sin embargo, los cables se pueden sobrecalentar en una instalación precaria, reduciendo su utilidad hasta solo dos años. “Por eso, lo correcto es contratar a personal adecuado o, si no, lógicamente habrá inconvenientes a futuro”, aseveró.

Una de las primeras precauciones debe ser dejar fuera del alcance de los niños productos inflamables, como aerosoles, alcohol y fósforos o encendedores. También es importante enseñar a los menores que con esos objetos no se juega y explicarles que son capaces de causar daño.

Además, los Bomberos Voluntarios recomiendan controlar si no hay pérdidas de gas y desenchufar los artefactos eléctricos que ya no se utilizan, como por ejemplo, la plancha. No dejar trapos cerca de la hornalla.

También se debe desconectar los cargadores de teléfonos y computadores, cuando la carga ya se completó. Si se utiliza velas, colocarlas siempre en un candelabro y este, a su vez, dentro de un pequeño contenedor con agua.

Contar con un extintor e informarse de cómo emplear uno con antelación. Para utilizarlo, hay que sacarle el seguro que tiene arriba del pico, apuntar a cierta distancia al foco del incendio y presionar la palanquita. "Creo que muchas veces a la gente no le interesa aprender a usarlo”, comentó José Lugo, del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Sajonia.

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Si cree que puede controlarlo con su extintor, actúe con prisa. Si lo notó demasiado tarde o ya no puede controlarlo, el consejo de los bomberos es salir caminando de la casa y cerciorarse de que no quede adentro ninguna persona o mascota.

José Lugo, bombero voluntario de la 3a Compañía de Sajonia, manifestó que es un mito la posible explosión de una garrafa. Entonces, en caso de oler gas, es recomendable abrir todas las ventanas y puertas y dejar que se ventile el sitio. Hay que evitar prender cualquier luz u otro elemento que pueda causar una chispa y se debe ponerle un trapo bien húmedo a la boca de la garrafa y sacarla del lugar.

Si las llamas se inician en la parte eléctrica, la primera acción consiste en ir a bajar la llave principal para cortar toda la corriente y solo entonces se puede utilizar el agua para atacar el foco, siempre que aún sea muy pequeño. De lo contrario, alejarse.

La principal solicitud es llamar la más rápido posible al 132, o a la Compañía de Bomberos del CBVP de su ciudad, si conoce el número, y precisar la dirección exacta y un punto de referencia al personal bombero.

El capitán Ernesto Vera, de la 3a Compañía de Sajonia, insistió en la importancia de que el pedido de auxilio se dé apenas se note el inconveniente. “A veces la gente dice que llegamos tarde, pero el problema es que no nos llaman a tiempo; además, hay un protocolo que seguir. Luego de la primera llamada se debe comprobar si es real, entonces la central nos hace una segunda llamada, ahí nuestro personal tiene de dos a tres minutos para equiparse y salir”, explicó.

Por su parte, el bombero José Lugo acotó que otro problema es el tránsito, que a veces dificulta la llegada inmediata al sitio. “No hay una buena educación vial ni conciencia en los conductores; la mayoría de las veces no te dan paso, por eso tardamos más en llegar”, enfatizó.

 

El lema de los Bomberos Voluntarios de la 3ª Compañía es: “Vida por vidas”. ABC Color llegó hasta el cuartel de Sajonia para ver cómo es el día a día de un voluntario, quien es siempre al que se recurre ante un siniestro.

“Nuestra prioridad es la vida; lo material se puede recuperar”, enfatizó el capitán Ernesto Vera al hablar de una operación durante un siniestro. La persona a cargo es quien debe decidir cómo se realizará el ataque. Siempre entran de a dos. El balón de oxígeno que llevan a cuestas dura alrededor de 20 minutos —de acuerdo a cómo respire quien lo carga—, el tiempo que tienen para actuar dentro de una estructura.

Vera indicó además que ahora están insistiendo en la práctica de instructivos para una acción más rápida al llegar al sitio del siniestro. Cada estrategia o medida es codificada para que los voluntarios al escucharla sepan qué tienen que hacer y el trabajo sea más veloz.

El cuartel es como la casa de muchos: existe una disciplina que seguir y a la vez un espíritu de hermandad. “Acá hay gente de diferentes niveles sociales y todos nos ayudamos entre todos. A algunos nos conmueven algunos accidentes o incendios y, en ese caso, también tenemos psicólogos entre nosotros que nos contienen”, expresó Castillo.

En cuanto a los equipos, comentaron que la mayoría son donaciones extranjeras, pero deben realizar siempre actividades como polladas o asados para poder pagar el flete y traerlos hasta nuestro país.

“Lo más fuerte que me tocó vivir fue el incendio del Ycuá Bolaños, creo que eso nos marcó a todos. Yo estaba en casa cuando vi por la televisión lo del incendio. Entonces me presenté en la compañía para ayudar. Llegué y estuve afuera asistiendo a la gente que íbamos sacando. Cuando terminamos cerca de las 03:00 hicimos una evaluación de lo ocurrido y muchos empezaron a lagrimear”, relató Jorge Martínez.

No son menores las dificultades que atraviesan día a día. Entre ellas la escasez de bocas de agua para recargar sus móviles en varios puntos de la ciudad, las malas conexiones eléctricas que dificultan el ingreso a ciertos lugares de los bañados, la estrechez de los pasillos para ingresar el vehículo y la falta de conductores calificados.

También deben sortear malos ratos con alarmas falsas y sitios en los que son mal recibidos. “Cuando vamos a algunos lugares tenemos que apagar las sirenas porque nos tiran piedras. Mucha gente, sinceramente, no valora nuestro trabajo”, lamentó Castillo.

 

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