Historia de un crimen que se hizo leyenda

Este viernes se cumplirían 81 años de un episodio inmortalizado en la popular polca interpretada por el dúo Quintana-Escalante: El asesinato de Mateo Gamarra por parte de su concubina Delfina Servín.

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La historia se origina en la localidad conocida como Puerto Guaraní, departamento de Alto Paraguay.

Es media mañana del miércoles 12 de octubre de 1931 cuando arranca el baile y van llegando paulatinamente los trabajadores de la fábrica de tanino, quienes se disponen a aprovechar el feriado por el Día de la Raza.

En medio de la fiesta aparece Mateo Gamarra, uno de los empleados de la comunidad, pide un tema musical y se dispone a disfrutar de la polca junto a “una tal” Emilia Ortiz.

Minutos después, se presenta Delfina Servín, la esposa del hombre, tal vez alertada por vecinos sobre la escena. Luego de confirmar el engaño, la mujer le reclama su actitud al “Don Juan”, quien a su vez expresa no estar dispuesto a disculparse o excursarse siquiera y se apresta a seguir con la amante.

Lo que Gamarra no se imagina es que su respuesta acabaría con la paciencia de su pareja, quien llegó preparada para la ocasión.

“Che ha'e Delfina Servín, ne'írâ chekuaapa. (Yo soy Delfina Servín. Todavía no terminás de conocerme)”, expresa la mujer ya humillada y despechada antes de desenfundar un revólver y efectuar los cinco tiros certeros.

Malherido, Gamarra cae y luego de pedir auxilio, ya en agonía reclama el motivo del ataque, a lo que Delfina contesta: “Reikuaáma, Gamarra, ku Delfina oje'eha. Anichéne rejekeha, si a tiempo roavisa (Ahora ya sabés quién es Delfina. No te quejes, que bien se te avisó)”.

Esta es la historia recogida en la letra de la polca “Mateo Gamarra”, uno de los temas que se popularizó de manos del dúo conformado por Carlos Quintana y Martín Escalante.

El compuesto inicialmente era considerado de autoría desconocida, aunque posteriormente se supo que fue registrado por Estanislao Báez.

En Autores Paraguayos Asociados (APA), Luis Melgarejo, uno de los encargados del Departamento de Registros, confirmó que el poema corresponde a Báez mientras la melodía, a Eladio Martínez.

La letra fue registrada ya en la década del '70 en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SADAIC), de acuerdo a los datos manejados por la institución.

El ingeniero Carlos Vergara Báez, nieto de Estanislao Báez, asegura que la historia narrada en el compuesto es un hecho real.

“Él (Estanislao Báez) era ferroviario y era responsable de fiscalizaciones, por lo que viajaba a diferentes lugares del país y justo llegó a Puerto Guaraní cuando la gente aún estaba conmocionada por lo que pasó”, indicó al detallar relatos de su abuelo.

De esta manera, Estanislao Báez, quien igualmente era un asiduo escritor, recogió los testimonios de los pobladores y decidió contar el hecho a través de los versos, señaló Vergara.

“Siempre escribió y tiene un montón de manuscritos sobre la Guerra del Chaco y otros hechos y que guarda mi mamá”, refirió.

Según el “boca a boca”, Delfina Servín cumplió una condena en prisión y pasó sus últimos años como florista frente al Cementerio de la Recoleta. Sin embargo, en el penal de mujeres no existen registros sobre ella.

Para el historiador Luis Verón, no hay certeza respecto a si el episodio realmente se registró o fue producto de la imaginación de un poeta. “Se ha investigado mucho y no se encontró nada”, expresó.

Comentó que incluso equipos de investigadores fueron hasta el llamado Puerto Guaraní, sin embargo los pobladores no pueden aportar datos fehacientes del caso.

“Nadie sabe nada. Si ocurrió, pudo ocurrir en otra localidad. Tal vez no pasa de ser una leyenda rural”, manifestó.

La segunda muerte de Mateo Gamarra.

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