Cargando...
La cantera está ubicada a cuatro kilómetros del centro de Ypacaraí, sobre la ruta que conecta a la ciudad de Pirayú, departamento de Paraguarí.
Su historia comienza en los años '60, cuando el sitio era explotado para la extracción de piedras destinadas a diversos fines. Con el tiempo, la grieta generada por la maquinaria pesada alcanzó una vena de agua subterránea. A principios de 1980, según cuentan los pobladores, fue imposible seguir trabajando en la cantera, pues se había convertido en un pequeño lago.
Con el correr de los años, las aguas transparentes y frías, sumadas al paisaje, convirtieron a esta vieja zona de obras en un punto atractivo para los vecinos y turistas de todo el país. En la temporada de verano, principalmente, numerosos osados se dan un chapuzón en la naciente.
Lo que los bañistas olvidan (o menoscaban) es que se trata de una cantera que, según se cree, cuenta con unos 35 metros de profundidad en algunos puntos. Prueba de la peligrosidad de esta naciente se plasma en los registros de fallecidos por ahogamiento, que llegan a las 20 a lo largo de la historia de este sitio.
La última víctima fatal fue identificada como Gabriel Romero, de 16 años de edad, oriundo de la ciudad de Capiatá. El joven llegó hasta la cantera el pasado domingo 7 de setiembre con un grupo de amigos, se metió al agua y ya no volvió a salir con vida.
Para ingresar a la cantera no se paga entrada. No existe sistema de seguridad ni mucho menos iluminación. ¿Pero por qué un lugar tan concurrido está tan descuidado? Es porque el dueño del inmueble, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), que en los ’80 expropió el terreno y se olvidó de este atractivo pero peligroso lugar.
De acuerdo con Gregorio Cabrera, secretario general de la Municipalidad de Ypacaraí, durante varias administraciones pidieron a la cartera de Obras que les transfiera el inmueble a fin de introducir mejoras en la cantera. Estos pedidos quedaron en la nada.
“Nosotros, desde la municipalidad, habíamos solicitado al MOPC, no solo a la actual administración, sino a las otras también, tener la administración de la cantera para poder poner letreros, guardias, para invertir en él”, precisó el funcionario municipal.
Lamentó que, cada año, en la mayoría de los casos por inconsciencia de los turistas, haya un ahogado en la cantera. Cabrera comentó que los que fallecen en el lugar son turistas que no conocen -o no dimensionan- la peligrosidad del lugar, oculta detrás de su bello atuendo.
Hizo un llamado de atención para las personas que tienen previsto visitar el lugar, recordando que no es una piscina, sino una cantera. Los turistas, al dar los primeros pasos dentro del predio de la cantera, divisarán numerosos nichos que bordean las aguas; una señal de que se debe pensar dos veces (o tres) antes de meterse en ella.