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“El interés de la industria (tabacalera) es totalmente opuesto al de los Gobiernos, que debería ser de proteger a la población. La industria del tabaco quiere aumentar sus ingresos, los gobiernos quieren proteger a su gente”, recordó muy oportunamente María Carmen Audera-López, consultora senior del Secretariado Convenio Marco Control de Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS), parte de una alta comitiva internacional que visitó Paraguay hace unos días para asistir en la lucha contra el tabaco.
La palabras de la alta representantes suenan fuerte hoy, que se recuerda el Día Internacional Libre del Tabaco y sobre todo en el contexto de un país donde un ministro de Salud -Antonio Barrios durante el gobierno de Horacio Cartes- minimizó las muertes y perjuicios que genera la industria tabacalera.
“Ellos siempre exageran los beneficios de las industrias, de cómo eso genera puestos de trabajo, de cómo son un valor en la economía de un país. No es cierto, y sabemos que el daño del tabaco es mucho mayor”, dijo Audera-López, refutando tajantemente lo que alguna vez dijo Barrios y que se sigue replicando en varias bocas en sitios importantísimos como el Congreso.
La “burrada” de Barrios sería hasta anecdótica si eso no tuviera injerencia en las políticas públicas de nuestro país y, si bien el gobierno de Horacio Cartes ya terminó, la defensa política a la industria tabacalera sigue muy fortalecida, tal como se evidenció durante el último tratamiento del proyecto de aumento del Impuesto al Tabaco en el Senado.
“Me resulta hasta simpático escuchar a una estimada colega repetir: '20 centavos de dólar no van a hacer quebrar a nadie', y claro que no, pero no se trata de una cajetilla, se trata de cientos de miles. No voy a acompañar proyectos de ley contra una persona, en este caso esa persona se llama Horacio Cartes”, dijo el senador Juan Carlos Galaverna durante la sesión del pasado 17 de mayo.
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El enunciado de Galaverna -un fumador empedernido- es falso en su totalidad, pero hay dos cuestiones que realmente son insostenibles en su argumento, tanto en la opinión de los expertos como viendo los datos objetivos.
Galaverna repite el mismo argumento que la Unión de Tabacaleras del Paraguay, presidida por José Ortiz, hombre de confianza del expresidente Cartes y directivo de Tabacalera del Este S.A.: el supuesto impacto negativo en la economía que tendrían mayores impuestos a los cigarrillos.
“También han hablado mucho en el sector de hospitalidad, bares, restaurantes, que si prohíben fumar en sus espacios van a perder clientela. También está demostrado que claramente no es verdad. La gente aprende que no puede fumar en un lugar cerrado y que tiene que ir a la calle, entonces todos esos discursos son internacionales; oímos el mismo discurso en todos los países”, comentó.
Tabesa se jacta de ser una de las mayores aportantes de tributos del país, pero ¿cubre siquiera el daño que genera? En 2017 -último dato disponible hasta ahora-, la tabacalera del expresidente aportó G. 332.531 millones, ubicándose en segundo lugar entre las mayores “aportantes” del Estado; sin embargo, el Estado gasta G. 1,5 billones al año en tratar las consecuencias del tabaco. En total, el Impuesto Selectivo al Consumo recaudó unos US$ 70 millones, US$ 230 millones menos de lo que se gasta para cubrir sus consecuencias.
“Se habla de que la atención de estos casos, ya sea en el sector público o privado, ronda los 1,5 billones de guaraníes, eso está cerca de los US$ 300 millones al año. Esos son los costos directos nada más, sin medir los costos indirectos, la baja de productividad. Esto se puede duplicar o triplicar según los estudios”, destacó el Dr. Guillermo Sequera, director de Vigilancia de la Salud del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social. Sin dudas, es dinero que literalmente se quema. Sin embargo, hay algo mucho más grave y que no se recupera: las vidas.
Por ello, la frase de Galaverna de “no voy a acompañar proyectos de ley contra una persona; en este caso, esa persona se llama Horacio Cartes” es la más ofensiva. “Alrededor de 9 muertes al día están asociadas al consumo de tabaco de primera o de segunda mano. Esto corresponde más o menos al 12% de las muertes ocurridas en el país por este factor de riesgo”, refuta con cifras locales el Dr. Sequera.
“Siempre me suelen preguntar (...) 'pero las motocicletas matan más'. No, los accidentes de tránsito se llevan 1.200 vidas, más o menos, así que el tabaco lleva 3 veces más el número de muertes que los accidentes de tránsito. Es una manera de dimensionar el problema. También me gustaría comparar con el dengue, algo muy mediático que hablamos todos los días. En promedio se lleva 20 vidas al año el dengue y el tabaco más de 3.300 muertes al año”, menciona con contundencia.
Además, “no es que una persona que consume tabaco muere directamente”, resalta el médico. “No. Se enferma durante mucho tiempo, una persona si tiene Enfermedad Obstructiva Crónica (EPOC) consulta más de 6 veces al año, se complica, o bien todos los infartos; puede tener varios infartos, varios problemas cardiovasculares relacionados al tabaco. Nosotros estimamos, por ejemplo, consultas por EPOC al año más de 10.000, más de 8.000 consultas por problemas cardiovasculares al año relacionadas al tabaco y los cánceres”, agrega entre los datos objetivos.
Hay que reconocer que el gobierno de Mario Abdo Benítez, al menos en el discurso, resalta la importancia de la lucha contra el tabaco; de hecho, se conformó la Comisión Nacional Ejecutiva para el Asesoramiento en la implementación del convenio de la Organización Mundial de la Salud para el control del tabaco, aunque los hechos son diferentes, tal como se evidenció en la votación por el aumento del impuesto al tabaco.
“El enfoque de las enfermedades crónicas necesita de un consenso de Salud Pública, que desborda las funciones del Ministerio de Salud, y creemos que la misión es el gran elemento catalizador de este proceso”, dijo, por su parte, el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, en el momento de la visita de la comitiva internacional. El ministro había apoyado la iniciativa de aumento de impuestos al consumo al tabaco, pero aun así se rechazó.
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El aumento del impuesto al tabaco no es ningún ensañamiento, sino que la experiencia internacional demuestra la efectividad de la medida de aumentar el precio de los cigarrillos para reducir la demanda, sobre todo de los jóvenes.