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Un gigantesco monstruo, grande como un edificio, comienza a devastar una ciudad. El Ejército inútilmente abre fuego con tanques, aviones y todo tipo de armas, logrando solo enfurecer más a la bestia. Todo parece perdido… hasta que unos héroes se ponen al mando del arma definitiva: un gigantesco robot humanoide armado con tecnología de punta.
Ese párrafo bien podría describir varias series de anime –animación japonesa- como las que vienen cautivando a gente de todas las edades desde hace décadas. También corresponde al argumento de “Titanes del Pacífico”, la nueva película del aclamado cineasta mexicano Guillermo del Toro, realizador de películas como la saga “Hellboy”, “El Espinazo del Diablo” y “El Laberinto del Fauno”.
Un fan del anime y del género “mecha” en específico desde pequeño, del Toro combina este género con otro de los clásicos estilos de films de la tierra del Sol Naciente: las películas de “kaiju” o monstruos gigantes, de las cuales quizá el representante más conocido a nivel mundial es el icónico Godzilla.
Demos una mirada al pasado de los mechas en el entretenimiento, en cine, televisión y videojuegos.
Los antecedentes más antiguos de los mechas pueden rastrearse hasta obras del siglo XIX o principios del siglo XX como “La casa de vapor” de Julio Verne (relato que incluía un elefante mecánico impulsado por vapor) o “La Guerra de los Mundos” de H.G. Wells, en la cual los extraterrestres invasores sembraban el caos a bordo de gigantescas “máquinas de combate” que caminaban sobre tres patas.
Sin embargo, el primer “mecha” tal y como lo conocemos hoy –de figura humanoide- fue el que protagonizaba el manga –cómic japonés- “Tetsujin 28-go”, del autor Mitsuteru Yokoyama. La historia, primeramente publicada en 1956 –que fue adaptada al anime en 1960-, presentaba a un robot que fue creado con la intención de ayudar a Japón en la Segunda Guerra Mundial, pero que no fue terminado antes de que el conflicto culminara; finalmente, el robot queda en manos del hijo de su creador, quien lo utiliza para luchar contra el crimen.
La principal diferencia entre Tetsujin 28 y el “mecha” moderno es que no se podía pilotar desde dentro del robot, sino que el protagonista Shotaro controlaba al humanoide a través de un control remoto. Una década después, Yokoyama sería el autor de otro de los clásicos del género mecha, “Giant Robo”.
Sin embargo, el género “mecha” quedaría definitivamente establecido recién con la llegada del autor Go Nagai y su creación “Mazinger Z”. El manga se publicó desde 1971, y fue adaptado al anime en 1972, eventualmente llegando a decenas de países del resto del mundo y convirtiéndose en un ícono de la infancia de millones de personas.
Como fan fiel de “Tetsujin 28-go” y el legendario “Astro Boy” de Osamu Tezuka, Nagai estaba ansioso por crear su propia serie sobre robots, aunque no quería copiar en exceso a sus dos inspiraciones. Finalmente se le ocurrió la idea que daría origen a todo: un robot que se pudiera conducir como un automóvil. De eso nació Mazinger, que es controlado por su piloto Koji Kabuto, quien conducía un auto volador que se acoplaba a la cabeza del robot, que a su vez contaba con todo tipo de armas futuristas como su característico “puño-cohete”.
Nagai trabajaba con la filosofía de que en su historia los humanos y las máquinas estaban unidos, una noción que sería clave para el futuro del género. “Mazinger Z” se convertiría en un éxito masivo y el pistoletazo de salida de un “boom” del género “mecha” que sería citado como influencia directa en la creación de obras posteriores como “Voltron”. El autor seguiría trabajando con series “mecha” como “UFO Robot Grendizer”, que puso aún más énfasis en esa unión hombre-máquina, hasta el punto que el piloto del robot sufría lesiones en su propio cuerpo correspondientes a los daños de su máquina.
La siguiente gran revolución del género llegaría con el anime “Mobile Suit Gundam”, un show de ciencia ficción que básicamente dividió en dos el género “mecha”: por un lado el género “real robot”, en el cual las máquinas eran simplemente instrumentos de combate -como tanques o aviones- en historias de corte más realista; sus fuentes de combustible suelen ser convencionales o tener al menos su base en la ciencia real.
Estos robots generalmente son producidos en masa, sufren de limitaciones de armas y vehículos reales como la munición limitada, requieren mantenimiento, etcétera. Estas historias en realidad suelen ser más sobre los personajes humanos que sobre los robots, y suelen tener como trasfondos conflictos como guerras entre naciones humanas, en vez de monstruos gigantes.
Esos elementos más místicos y fantásticos del género “mecha” pasaron a ser parte de la otra subdivisión del género, el “súper robot”.
La década de 1980 fue particularmente fructífera para los “mechas” en general y para el “real robot” en particular. “Gundam” fue sin duda la base, pero lo siguieron obras de similar impacto en la cultura popular como “Super Dimension Fortress Macross” –que luego derivaría en la inmensamente popular adaptación “Robotech”, uno de los artífices directos de la popularidad del anime en Occidente-, “Patlabor” –que exploraba el uso de “mechas” desde un punto de vista más civil, mostrando su empleo en el cumplimiento de la ley y la construcción, entre otras cosas-, “Armored Trooper VOTOMS” o “Gunbuster”.
Sería justamente el creador de “Gunbuster”, Hideaki Anno, quien encabezaría la próxima gran revolución “mecha”.
Mientras que no se puede decir que el género “mecha” en el anime haya caído jamás de la popularidad –ya que en ningún momento dejó de haber series del género con una enorme cantidad de público-, quizá sea más acertado decir que durante la primera mitad de los ’90 el género perdió parte del protagonismo ante otros géneros de anime como los capitaneados por obras enfocadas a la fantasía o las artes marciales como “Dragon Ball” o “Sailor Moon”, que por entonces se hacían enormemente populares más allá de Japón; excepciones serían shows del género “sentai” como “Power Rangers” y las numerosas series japonesas que lo inspiraron.
Sin embargo, Hideaki Anno estrenó en 1995 el extremadamente controversial e inmensamente exitoso “Neon Genesis Evangelion”, una serie apocalíptica en la que la humanidad enfrentaba los embates de misteriosas criaturas identificadas como “ángeles”, empleando gigantescos robots denominados “Evangelions” o “EVA’s”. El show difuminaba la división entre “súper robot” y “real robot”, ya que los EVA’s contaban con muchas limitaciones propias del segundo género –principalmente un muy limitado rendimiento energético, hasta el punto que peleaban conectados a una fuente de energía y sólo tenían pocos minutos de autonomía- mientras que al mismo tiempo tenían elementos más místicos, y el formato de la serie de “monstruos de la semana” –al menos al principio- era más representativo del “súper robot”.
“Evangelion” se distinguió primero por su controvertido uso de iconografía religiosa –principalmente del cristianismo, el Viejo Testamento, el Islam y la Cábala- y por sus argumentos cada vez más psicológicos, además de contenido sexual y un alto grado de violencia. La serie en sí era una evaluación del género “mecha”, y sus protagonistas estaban lejos de ser los valientes y optimistas personajes principales típicos del anime.
El protagonista principal, Shinji Ikari, por ejemplo, sufre de una severa ansiedad social y es extremadamente introvertido al haber perdido a su madre cuando era pequeño y haber sido mayormente ignorado por su padre, y su condición mental va empeorando considerablemente con el paso de los episodios, un adolescente cediendo bajo la presión de tener el destino del mundo sobre sus hombros.
La producción sufrió problemas de presupuesto con el paso del tiempo, lo que llevó a cambiar radicalmente el tono de la serie hacia su final, con Anno y su equipo experimentando con tomas inusualmente largas y más momentos de introspección antes que escenas de gran espectáculo. Los dos últimos episodios de la serie son particularmente infames por su surrealismo, ya que consisten totalmente en análisis psicológicos de los personajes principales, sin un clímax tradicional. La reacción fue enormemente polarizada, con muchos fans sintiéndose traicionados; Anno llegó incluso a recibir amenazas de muerte.
“Evangelion” no recibiría un final más tradicional hasta 1997, luego de que la serie se haya convertido en un éxito internacional. Entonces Anno concluyó su historia con un film titulado apropiadamente “El Fin de Evangelion”.
En los videojuegos, mientras tanto, adaptaciones de “Gundam” o “Macross” siempre fueron abundantes, aunque pronto se les unieron trabajos originales del género como la saga “Metal Gear” de Hideo Kojima, con los titulares Metal Gears, “mechas” pequeños utilizados como vehículos de combate –son varias veces descritos literalmente como “tanques caminantes”- o plataformas de lanzamiento de armas nucleares.
Otras sagas como “Zone of the Enders” –también de Kojima-, “Armored Core” y “MechWarrior” también se hicieron notorias.
De vuelta en el terreno del anime“Evangelion” marcó época, y su éxito inspiró un gran número de series “mecha” con contenido psicológico, y en la década del 2000 el “real robot” vio un resurgimiento con series como “Eureka Seven” y el gran éxito que supuso “Code Geass”, mientras que el “super robot” vivía una resurrección propia en 1997 con “GaoGaiGar” y continuaba en la década pasada con exponentes como “Gurren Lagann”, que combinaba elementos del “super robot” clásico y arquetipos de la era de “Evangelion”.
En los últimos años se ha traído de vuelta a muchas de las sagas antiguas como “Macross”, “Gundam” e inclusive “Mazinger Z” con remakes y nuevas sagas, y Hideaki Anno aún tiene por concluir una tetralogía de films que cuentan una historia alternativa de “Evangelion”; tres de las películas ya fueron estrenadas.
Aunque el fenómeno “mecha” ha sido eminentemente japonés, eso no quiere decir que la cultura popular occidental haya estado totalmente desprovista de sus propios robots gigantes tripulados.
Los primeros ejemplos son los vehículos caminantes AT-AT y AT-ST utilizados por las fuerzas del Imperio en la saga “Star Wars”, desde “El Imperio Contraataca” (1980). En esa misma década, un traje de carga era utilizado en una pelea cuerpo a cuerpo por Ellen Ripley, el personaje de Sigourney Weaver, en el film de ciencia ficción de James Cameron “Aliens” (1986).
En la década pasada se pudo ver pequeños “mechas” básicos armados con ametralladoras en “Matrix Revoluciones” (2004), donde son utilizados por los humanos en la batalla por salvar la última ciudad humana, Zion, de un ataque de las máquinas que en el universo del film dominan el mundo.
Igualmente, otro film de James Cameron, “Avatar”, muestra a los soldados humanos utilizando ”mechas” armados con ametralladoras y hasta cuchillos mientras combaten a los nativos Na’vi en la luna Pandora. Films como “Sector 9” (2009) y “Sucker Punch” (2011) también incluyen ejemplos de “mechas”.