Final feliz gracias a la solidaridad colectiva

Don Elías y doña Josefina ya tienen una casa digna después de vivir casi medio siglo en la desidia, entre cartones y madera. Un grupo de Facebook se propuso ayudarlos y gracias a la colaboración ciudadana se logró este final feliz.

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La solidaridad, una característica de nuestra gente, se hizo sentir una vez más y en esta ocasión para otorgarle un hogar acogedor a una pareja de abuelitos don Elías (86) y doña Josefina (89). Ambos vivían en una casa hecha de madera, cartón, trapos y bolsas de hule sin los electrodomésticos ni utensilios básicos. A veces comían solo día de por medio con lo que sus vecinos y amigos les invitaban.

El grupo de facebook “Ya estamos cansados de sus leyes” (Yaescaley), con 2735 miembros, a pesar de estar destinado a la educación vial y protesta contra las infracciones que diariamente cometen tanto agentes como los conductores, tomó esta causa como suya y realizó actividades para juntar dinero con el fin de brindarles un hogar confortable, para que por lo menos sus últimos años de vida puedan pasarlos dignamente.

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Al principio la idea consistía en construirles una casa nueva en el lugar en que residían, sin embargo, decidieron que lo mejor sería conseguirles otro sitio, teniendo en cuenta que estaban prácticamente en un barranco que se inundaba con cada lluvia.

Doña Josefina dormía entre un montón de ropa vieja que hacía la vez de cama, al igual que don Elías, cuyo sitio de descanso demostraba bastante precariedad. Con ellos viven dos jóvenes que serían sus hijos, según los integrantes del Yaescaley. Pero estos presentan algún tipo de problema para desenvolverse.

Con publicaciones en las redes sociales, rifas, polladas y visita a los medios de comunicación, la ciudadanía respondió favorablemente a la causa y colaboró con su aporte, lo que llevó a reunir los G. 14.000.000 para comprarles el nuevo hogar, ofrecido a ese costo ínfimo en la ciudad de Villa Elisa por una vecina de la pareja.

Estas personas congregadas a través de internet por un mismo fin, no solo pensaron en el ahora sino en un poquito después y les proveyeron a la pareja para iniciar un pequeño negocio de venta de refrescos y hielo. Hasta hace poquito, Don Elías salía a las calles a buscar elementos reciclables para venderlos y ganarse el pan de cada día.

El grupo reunió el monto total hace aproximadamente dos semanas. Teniendo en cuenta que la casa necesitaba algunas refacciones, trabajaron día y noche ellos mismos para arreglarla y disponerla a tal punto que la pareja de abuelitos pueda mudarse en la brevedad posible, relató Alberto Velázquez.

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El domingo pasado, 17 de setiembre, les dijeron una mentira piadosa a los abuelitos; la excusa era que los llevarían a un patio de comidas con música en vivo para lograr acercarlos hasta la gran sorpresa que los aguardaba. El grupo solidario dispuso un servicio de primeros auxilios con bomberos de la ciudad y un doctor por si alguno de ellos se descompensaba, debido a la emoción.

Todos los vecinos y amigos de esta pareja, que le ayudaron a sobrevivir en varias ocasiones, se congregaron en el lugar para esperarlos. Prepararon un asado y decoraron el lugar. La nueva casa está equipada con todos los electrodomésticos básicos como cocina y heladera, una cama grande, muebles, utensilios y ropas.

La pareja de ancianos llegó sin comprender lo que estaba sucediendo y cuando Leo Florentín, perteneciente al grupo solidario, les dijo que se trataba de su nueva vivienda, don Elías empezó a dar saltitos de alegría y Josefina estaba visiblemente emocionada. Los vecinos los recibieron con hurras. Al llegar en el portal, el abuelito cortó la cinta inaugural seguido por su esposa; él -apenas vio una de las camitas- se acostó alegre, entonces Florentín le dijo que esa era para sus hijos y le mostró la suya.

Don Elías -con su sentido del humor- al ver el espejo del baño también amagó con peinarse y afeitarse, como lo hizo con la cama. Alberto Velázquez agradeció a todas las personas que hicieron posible sacarlos hoy de las condiciones infrahumanas en las que se encontraban. También al vecino que los alertó de esta situación. “Hicimos en un mes lo que el Estado no ha hecho en 25 años", acotó.

Finalmente tras el recorrido por su nuevo hogar, se realizó la bendición de la obra y los abuelitos se dieron un beso y un abrazo.

Cabe resaltar que luego de las publicaciones, los representantes de las autoridades que se acercaron para brindar su ayuda fueron los encargados de la tercera edad del Centro de salud de Villa Elisa y personas de la pensión para Adultos Mayores, que le están tramitando sus documentos a la abuela. "Los de la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat (Senavitat) llamaron el viernes, cuando ya estábamos adquiriendo la propiedad, amagaron que iban a ayudar e ir a ver, pero nunca más aparecieron", lamentó Velázquez.

De esta manera, esta historia se constituye en un ejemplo de los cambios que la solidaridad colectiva puede desatar, la alegría que puede sembrar un grupo que va más allá de las críticas pasivas y la satisfacción que pueden dejar las sonrisas de dos abuelitos que finalmente podrán vivir dignamente.

 

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