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El proyecto denominado “Chake Ou” (Cuidado que viene) y llevado adelante por la organización OXFAM PLAN, en colaboración con la Secretaría de Emergencia Nacional y la Municipalidad de Asunción, viene trabajando desde mediados del pasado año en áreas expuestas a desastres naturales, mayormente inundaciones e incendios, en zonas como Itapúa, Ñeembucú y el Bañado Sur.
En palabras de Enrique Escobar, técnico educativo del proyecto, el Bañado Sur, por sus precariedades de infraestructura, es foco de tales situaciones.
Por ello, la colonia vio la necesidad de formar a los niños y jóvenes para que sean facilitadores comunitarios. Todos ellos recibieron instrucciones sobre reducción de riesgos, primeros auxilios y rescate en diferentes tipos de sucesos, explicó Escobar a ABC Color.
La innovación de la colonia de vacaciones está relacionada con la metodología en que los conocimientos fueron transmitidos a los participantes
Por medio de las manifestaciones artísticas creadas por los propios niños y adultos con ayuda de educadores, van concientizando por medio de la música e identificando las zonas seguras e inseguras del ambiente que los rodea.
A través del dibujo, los participantes describen su vivienda y los riesgos en ella. Esto permite identificar, por ejemplo, dónde está ubicada una llave termomagnética y cómo actuar en caso de un incendio causado por un cortocircuito, detalló el voluntario.
"En síntesis, hicieron un diagnóstico de la comunidad, presentaron un plan de contingencia y empezaron a mostrar lo esperanzador que puede ser el Bañado, siempre y cuando haya una inversión real basada en un enfoque de derecho y respeto a la dignidad humana", sostuvo.
La adicción a los estupefacientes también tuvo un abordaje especial durante los talleres realizados en el Bañado Sur. Este flagelo está incluido dentro de la categoría de riesgos urbanos y fue conceptuado por los menores como una de las principales amenazas, superando incluso a los desastres tales como inundaciones e incendios, señaló Escobar.
Es notoria la drogodependencia del crack, conocido en la zona como “chespi”. “Un niño que se encuentra en tal estado es una víctima más que necesita apoyo de su familia y ayuda profesional”, dijo.
Durante los talleres se realizó un circuito para que los pobladores sepan a dónde y cómo recurrir, teniendo presente que la Policía no es la institución que debe encargarse de reencauzar la vida de un menor adicto a las drogas. Una problemática del tal complejidad requiere un tratamiento integral, estudiando todas las aristas del problema.
“Para conocer una comunidad hay que preguntar a los niños. Ellos tienen su manera de ver y sentir las cosas. Hay una percepción desalentadora y, si no tomamos medidas urgentes como sociedad civil y Estado, estamos dejando morir a niños y adolescentes”, reflexionó Escobar.
Otro inconveniente está vinculado a las instituciones encargadas de proteger a los niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad. Además de ser insuficientes, el personal no está capacitado para encarar el flagelo de las drogas, a pesar de que muchos de los que van al Bañado son profesionales.
Según el técnico educativo, la colonia recientemente organizada, en la que participaron cerca de 400 niños de tres barrios y sus padres actuando de soporte logístico, es una prueba de que el Bañado también puede destacarse por noticias positivas.
Sin embargo, los pobladores afirman que los medios de comunicación han instalado en la ciudadanía el imaginario de discriminación hacia los habitantes del Bañado.
“Contaba una joven que muchos se ven en la necesidad de mentir sobre la ubicación de sus domicilios al momento de presentar un currículum para acceder de un trabajo, porque poner como dirección una calle más allá de 21 Proyectadas automáticamente significaba perder el derecho a un empleo digno”, refirió.
A criterio de Escobar, esto demuestra una estigmatización denigrante hacia la población, que si bien tiene sus dificultades, existen allí personas que luchan por mejorar sus condiciones de vida, sin renunciar a su identidad.