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El viento sopla suave. No muy lejos, las aguas del río Paraguay chocan contra la orilla, donde algunos grupos prueban suerte, sosteniendo firmes las improvisadas cañas de pescar, en solemne silencio que se quebranta solo para hacer algún comentario corto, casi monosilábico. En el interior del parque no hay casi nadie, salvo dos efectivos militares que hacen las veces de guardia, algunos jóvenes que salieron a pasear con sus perros y los pescadores que atraviesan por allí para llegar hasta la orilla.
El Parque de la Solidaridad fue inaugurado el 17 de enero de 2013. El acto contó con presencia del entonces presidente de la República, Federico Franco; y Arnaldo Samaniego, exintendente de Asunción. El predio cuenta con seis hectáreas de espacio al aire libre en el que se pusieron hamacas, algunos juegos, espacios para caminar, se pintaron murales y hasta se establecieron algunos caminos para que la gente pueda caminar hasta la orilla del río en una ciudad que en las últimas décadas había olvidado a ese cauce hídrico tan unido a su historia.
La recuperación de este espacio en la capital se realizó con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y fue ejecutada por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).
Las autoridades en aquellos días presumían de la importancia de la obra. Como ejemplo, en una gacetilla sobre la inauguración del parque, el MOPC señalaba que el mismo era “el componente más importante de reconversión urbana que impulsa el MOPC, porque se trata de rescatar para la ciudadanía unas 6 hectáreas de espacio al aire libre”.
El Parque de la Solidaridad está ubicado sobre la Avenida Stella Maris y Díaz de Peffaur. A pocos minutos del ruidoso centro de la capital es un espacio que bien podría servir para desconectarse, aunque sea brevemente. Sin embargo, a poco de cumplirse apenas tres años de su inauguración, se encuentra en un estado de total abandono.
Como ya señaláramos algunas líneas más arriba, actualmente prácticamente nadie visita el Parque. Durante un recorrido por algunos de estos espacios más importantes de la capital, que en día más recibirá a Mario Ferreiro como nuevo intendente, un equipo de ABC Color constató la situación de abandono en la que se encuentra el Parque de la Solidaridad.
De las hamacas que fueron instaladas en el lugar, ninguna sigue en condiciones de ser utilizada. Los juegos se encuentran destrozados y los bebedores que habían sido puestos ya no funcionan… mucho menos los baños, por lo que no es nada raro encontrarse en algunos puntos con olores desagradables.
La administración del Parque había quedado en manos de la Municipalidad local luego de su habilitación; y, como pasó con tantos otros espacios, el resultado fue el olvido. Actualmente, dos efectivos de la Policía Militar realizan guardia en el lugar que es utilizado como estacionamiento por quienes van hasta la orilla del río Paraguay para tratar de agarrar algún pez.
Las malezas han ido ganando terreno en un parque que durante los primeros meses posteriores a su habilitación solía erigirse como una alternativa para quienes se quedaban los fines de semana en la capital, con ofertas de actividades interesantes. Cuando comienza a caer la noche se evidencia además que hasta los postes del alumbrado cuentan con problemas varios.
Y apenas se están por cumplir tres años de su inauguración.
Una solitaria pareja conversa entre risas sentada en un banco ubicado bajo la protección de un centenario árbol. En los camineros, restos de materiales que debían ser utilizados para su refacción quedaron abandonados, a la espera de que alguien aparezca para continuar con las tareas que quedaron paralizadas. Mientras tanto, el abandono sigue.
El Parque Caballero es uno de los espacios verdes más emblemáticos de Asunción, el más céntrico, el más aristocrático, el punto de encuentro de la salud, el deporte y la distracción para todas las edades. En los últimos tiempos ha devenido en el abandono, la ruina y la miseria. De su recuperación, solo se han escuchado discursos.
Este espacio ubicado sobre la Avenida Artigas solía pertenecer al Gral. Bernardino Caballero, fundador del Partido Colorado (Asociación Nacional Republicana) y presidente de la República en los años posteriores a la Guerra contra la Triple Alianza. Historiadores relatan que allí se solían definir temas importantes de gobierno durante el mandato de Caballero. Era una especie de “Mburuvichá Róga” de aquellos días.
La Quinta Caballero era muy apreciada y visitada por grandes personalidades de las diferentes épocas en sus años de mayor resplandor. Convertido en parque municipal en 1925 siguió con su gala durante varios años. Albergó a la primera cancha del Club Olimpia hasta 1923, pues uno de los jugadores era nada menos que Francisco “Pancholo” Caballero Álvarez, hijo del general Caballero con su segunda esposa, Julia Álvarez.
A lo largo de su existencia el Parque Caballero fue el sitio urbano por excelencia para la distensión de los asuncenos. Tenía el chorro en el barranco, era bañado por manantiales naturales que conformaron lagunas artificiales y luego piscinas utilizadas como balneario. Tenía almácigos y viveros con abundantes plantas ornamentales y forestales. Además poseía una pérgola y cancha de tenis.
Desde 1958 fue escenario de los tradicionales “corsos de las flores” y corsos de carnaval organizados por el Club de Leones de Barrio Obrero durante años.
Uno de los principales atractivos del Parque Caballero eran sus lagos artificiales. En la primera época tenía fuentes de agua alimentada de los manantiales, al igual que su primera piscina, que data de 1934. Luego vino la Piscina Olímpica, que fue construida hacia 1956. A lo largo de los años fue remodelada en varias ocasiones y se abría en cada temporada de verano. Durante la época del Gral. Porfirio Pereira Ruiz Díaz se encargaba de ella el Consejo Nacional de Deportes.
En los 70 el parque contaba con estanques de plantas acuáticas y peces de colores que eran el deleite de los niños que los observaban asombrados desde un puente colgante.
De aquellos años de gloria, hoy solo quedan algunos recuerdos convertidos en ruinas tomadas por las malezas. No es raro por ejemplo encontrarse con materia fecal humana mientras se camina por el Parque o que el súbito olor a orina irrumpa en el aire.
Las canchas de fútbol ya no se utilizan y tanto la piscina como las lagunas están secas. Cuando el equipo de ABC Color pasó por allí se encontró con un grupo de albañiles realizando trabajos en los vestuarios de la piscina olímpica. “Faltan baños acá porque la gente hace sus necesidades en cualquier parte”, afirmó uno de ellos.
Y la inseguridad. Hace apenas un par de meses, un hombre fue encontrado acuchillado en el lugar.
El discurso sobre la necesidad de recuperar este parque, que es habitado por familias de escasos recursos desde hace varios años, se repite en cada administración municipal que pasa. Hasta ahora ha quedado solo en palabras.
El Parque Carlos Antonio López es quizás, junto al Parque Caballero, uno de los espacios de esparcimiento más reconocidos de la capital. Ubicado sobre la avenida que lleva el mismo nombre, en pleno Barrio Sajonia, es casi una excepción a la regla del abandono generalizado de estos tradicionales parques.
La presencia de marcas privadas y la gran cantidad de gente que acude allí diariamente para realizar caminatas, pasear en bicicleta o simplemente conversar ha conseguido mantener el parque, a la fuerza se podría decir, en condiciones aceptables.
Otro espacio que merece especial atención es el Jardín Botánico… pero de él ya hablaremos en otra entrega de esta serie.
La recuperación de estos parques es uno más de los muchos desafíos con los que se topará la administración de Mario Ferreiro cuando asuma en diciembre próximo como jefe comunal de una Asunción con serios problemas estructurales.
juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano
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Fotos: Fernando Romero, ABC Color.