Epilepsia, entre las penumbras

La epilepsia es una patología neurológica causante de innumerables mitos a lo largo de las décadas. Para algunos, se trataba de locura, mientras que otros hablan -inclusive- de una posesión demoníaca.

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La epilepsia es una enfermedad crónica caracterizada por uno o varios trastornos neurológicos que deja una predisposición en el cerebro para generar convulsiones recurrentes, que suelen dar lugar a consecuencias neurobiológicas, cognitivas y psicológicas.

De acuerdo a la doctora especialista en neurología Alicia Aldana, esta patología tiene tres causantes:

- La primera es la que aparece de manera espontánea, sin antecedentes previos. Estos casos son normalmente de origen genético.

- La segunda son las sintomáticas, que pueden ser por un trauma cerebral, un tumor, malformación cerebral, infección cerebral, “o sea, hay una causa”, explica la profesional.

- Finalmente, se encuentran las denominadas criptogénicas (de oculto), ya que se desconocen las causas.

Lo que sí es bien conocido por muchos son los enigmas, mitos y versiones que giran en torno a esta enfermedad, debido a la falta de información al respecto.

Por ello, organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Liga Internacional Contra la Epilepsia y la Oficina Internacional para la Epilepsia se abocan a la realización de campañas de concienciación bajo el lema “Salir de las sombras”.

En Paraguay, la desinformación -y por qué no decirlo, la desidia de autoridades del Estado- dio paso a la aparición de mitos que se mantienen en la cultura actual paraguaya, especialmente en el interior del país.

Este es uno de los primeros errores en la concepción popular. La epilepsia es un desorden neurológico que no tiene absoluta relación con la salud mental ni la inteligencia.

Por ejemplo, un niño con esta patología puede desarrollar una vida de manera común y corriente en su casa y en la escuela como cualquier otro menor de su edad, toda vez que siga un tratamiento para su enfermedad.

“Muchas veces en las escuelas los maestros y padres los tratan ya como personas especiales, y no es así”, explica la doctora Aldana.

Más de uno habrá escuchado en boca de otros decir: “Atajá con una cuchara la lengua del que convulsiona para que no se la trague”. Este es otro mito, ya que no hay forma de que durante una crisis la persona con epilepsia pueda tragarse la lengua.

Lo peligroso justamente es introducir objetos sólidos (como una cuchara) en el momento de la convulsión, porque esa persona puede romperse los dientes, lastimarse las encías, o peor aún, obstruir su respiración, advierten.

Aunque suene un poco extraño, existen personas e inclusive médicos, especialmente en el interior del país, que consideran los parásitos en el estómago como razón de la epilepsia.

“La ignorancia es tal que varios creen que la epilepsia está causada por parásitos intestinales. Esto no puede ser, salvo que tengas el bicho en la cabeza”, ironiza la neuróloga.

La falta de información genera estas malas interpretaciones. De acuerdo a Aldana, el 70% de las personas con epilepsia se cura fácilmente mediante un tratamiento, mientras que el 30% restante requiere un manejo más difícil y prolongado.

“Ahora, de ese 30% existe un número ínfimo de personas que sí son intratables debido a lo avanzado de la enfermedad al momento de ser diagnosticada u otras causas”, indica.

Sin embargo, la enfermedad en sí no causa la muerte. “Tenemos casos de niños que vienen desde Curuguaty hasta el Hospital Nacional de Itauguá convulsionando, y no se mueren, pero sí quedan con secuelas”, dice la profesional.

Parece gracioso, pero es verdad: en algunas zonas del país, un niño que empieza a convulsionar es derivado primeramente al “médico naturalista” más cercano o al sacerdote de la comunidad en busca de ayuda.

“Siempre se relacionó la epilepsia con una cuestión religiosa, como una persona poseída, así como se cita en la Biblia. Conste que los griegos ya creían que era algo divino, que se originaba en la cabeza. Pero por la cuestión religiosa se llegaba a pensar que era algo diabólico”, subraya.

Aldana explica que conoce casos de niños que consultaron por primera vez en un hospital debido a problemas de epilepsia luego de cinco años de sobrellevar la enfermedad con remedios caseros u otras “técnicas espirituales”, sin recurrir en principio a profesionales de la salud.

En otro sentido, Paraguay no cuenta con un registro de personas que padecen este mal, ya que el Ministerio de Salud no tipifica la epilepsia como una enfermedad de notificación obligatoria, pese a ser la primera causa de consulta en neurología.

En el país tampoco existe una política de Estado a favor de este trastorno neurológico, y mucho menos una campaña de concienciación desde el Ministerio de Salud, por lo que los mitos sobre la epilepsia lamentablemente seguirán presentes dentro de la cultura paraguaya por tiempo indefinido. 

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