Entre enfermedad, soja y fumigación (II)

Los testimonios de personas que viven el día a día en el campo confirman lo expuesto por algunos médicos paraguayos en la primera parte de este especial, quienes relacionaban problemas de salud con las fumigaciones.

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Aunque no existen extensos estudios científicos en Paraguay acerca de si existe directa relación entre algunas enfermedades -especialmente cáncer y malformaciones- y los agrotóxicos utilizados en fumigaciones de sojales, profesionales de la salud han hablado sobre posibles casos, especialmente en los últimos años.

Esta preocupación es aun más fuerte entre las mismas personas que viven en las zonas donde se cultivan las plantas, ya que ante sus ojos ocurren situaciones que ellas mismas no pueden explicar.

Es el caso de Aniano Centurión, padre de familia y campesino de Alto Verá, distrito del departamento de Itapúa, ubicado a 95 kilómetros de Asunción.

El dolor de cabeza es el más común de los problemas, comenta Centurión. Particularmente luego de las fumigaciones, que se realizan generalmente una vez por semana, los pobladores del distrito manifiestan estos síntomas, especialmente los niños.

Los más pequeños y las embarazadas vomitan, tiene fuertes alergias y la piel seriamente dañada, comenta Centurión. En el caso de las mujeres que están esperando, existe el peligro de aborto espontáneo, lo cual ya ha sucedido en reiteradas ocasiones en el pasado.

Muchos padres no envían a sus hijos a las escuelas, ya que están ubicadas a escasos metros de las plantaciones y los químicos de las fumigaciones llegan a las aulas con el viento, relata.

“Queremos atajar las fumigaciones. Hay días que no se puede salir de las casas (…) La última denuncia la hicimos a la Fiscalía hace un mes, pero no corre, no pasa nada y siguen las enfermedades”, manifestó.

Otra situación preocupante es que las plantaciones de soja no están solamente en los alrededores de las escuelas y los asentamientos humanos, sino también en las cercanías de los centros de salud.

Centurión dice que en varias oportunidades se tuvo que cerrar urgentemente las puertas y ventanas del centro de salud de la comunidad, para proteger a los pacientes y a los profesionales.

Como casi todo alrededor de ellos son plantaciones, se ven obligados a consumir agua de fuentes que están en medio de los sojales, menciona.

Todo ello, a pesar de que existen claras disposiciones sobre las condiciones en que deben hacerse las fumigaciones, como la distancia mínima de cien metros entre una comunidad y los cultivos, lamenta el campesino.

Catedráticos de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y médicos del Hospital Pediátrico “Niños de Acosta Ñu” han manifestado su intención de realizar un estudio serio al respecto.

De hecho, ya se han comunicado con los principales afectados, que son los campesinos de las diferentes zonas de plantaciones de soja, confirmó Teodolina Villalba, dirigente de la Federación Nacional Campesina (FNC).

A partir del próximo mes, esperan contar con mayor información y claridad sobre el proyecto, indicó Villalba. No obstante, el principal problema sigue siendo la falta de una fuente de financiamiento, resaltó.

A pesar de que el Gobierno había anunciado que urgentemente llevaría a cabo el tan mentado estudio, hasta ahora no se han comunicado con ninguna de las partes afectadas.

Villalba dijo que no solamente los seres humanos son afectados por las fumigaciones, sino también los animales. Hay días en que los animales de granja amanecen muertos, sin razón aparente.

Por la preservación de la salud, del medio ambiente y de los animales, este tema debe ser prioritario para el Gobierno, que hasta ahora no ha pasado de meros discursos, lamentó la dirigente.

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