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Tanto en bosques como en sabana, es decir, en extenso en la región oriental y parte del bajo Chaco, este árbol sabe destacar ya sea entre la hermosa vegetación nacional o como contraste del gris de la urbe.
Pero existen varios tipos, así como cada especie esconde sus particularidades, como si su sola belleza no alcanzara para acaparar el interés de cualquiera. “Una especie de nuestro bosques nativos son lapachos. En la región oriental tenemos los ‘tajy’ amarillos, rosados y blancos, en el Chaco también tememos, en donde llegas a ciertas características de terreno, la zona geográfica no es solo Paraguay, parte de Brasil y Argentina”, indicó Carlos Irrazabal, director General de Bosques del Instituto Nacional Forestal.
“Tenemos una especie más particular que es el tajy hovy’u, más que nada es una flor que tiene un tono verdoso”, refirió sobre una de las especie menos comunes pero también presentes. Otro de los tonos tal vez más particulares del lapacho es el blanco, que de hecho no es un color natural, sino que se da por una alteración genética.
“Las flores blancas son la manifestación de una deficiencia en el gen de un carácter que le da el color rosado, entonces no es que el lapacho blanco se propaga por semilla, la forma de propagar esa característica es por injerto”, explicó.
Pero estas dos especies no son las únicas que tiene sus particularidades. De hecho todas las especies tienen distintos tipos de tallo, hoja y por supuesto la más evidente, la flor, aunque esto último no siempre.
Entre la variedad de lapacho rosado existen dos tipos, es por eso que a veces cuando pasamos por algún lugar donde hay muchos lapachos “tenemos la noción de que es el mismo árbol que está floreciendo dos veces, pero en realidad son otra especie que tiene flores rosadas”, dijo el funcionario especializado en el ámbito forestal.
De hecho todos los lapachos solo florecen una vez al año, siendo este mes el de mayor intensidad. Esto está relacionado con el frío, por lo que si notó que su lapacho está menos cargado este años tal vez sea por la seguidilla de días cálidos. “Los lapachos de flores rosadas suelen tener su floración entre julio, agosto, y luego viene el lapacho de flores amarillas. Lo que pasa que a veces se adelanta un poco porque tenemos etapas frías sobre todo cuando tenemos días fríos prolongados, que ayudan a que florezca con más belleza, florecen con gran magnitud”, comentó.
A veces estas alteraciones en el tiempo también influyen para que parezca que florecen más de una vez, pero en realidad es como una floración ralentizada o en etapas. “Ocurre que se adelantan las temporadas bajas y empiezan a florecer los lapachos y cuando vuelven a temperaturas más altas, puede ser que algunos no hayan florecido en todo su esplendor y por eso vuelven a florecer”, dijo y explicó que el cambio climático en cierta medida también influye en los lapachos en mayor o menor medida, como en cualquier ecosistema.
Si bien la flor del mburucuyá es la oficial del país, el lapacho podría considerarse la “flor del pueblo” principalmente en estas épocas, lo que es un reconocimiento tal vez anexo ya que de todos modos el lapacho ostenta el título de árbol nacional del Paraguay, convirtiéndolo en un reconocido símbolo para propios o extraños.