El regreso del kambuchi

El cántaro está muy ligado a la cultura paraguaya, como recipiente para transporte y almacenamiento de agua. En el siglo XXI, cuando su uso se volvió más decorativo, regresa con un innovador método de purificación del vital líquido; el filtro Yambui.

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Hecho de arcilla chaqueña y materia orgánica, y elaborado en Filadelfia, (Chaco paraguayo) gracias a un estudio que tomó tres años para perfeccionarlo, el Filtro Yambui es capaz de convertir el agua más contaminada en una de gran calidad y apta para el consumo humano.

Tina Alvarenga, de la empresa social creadora del novedoso producto, Taller de Estudios para el Mejoramiento del Hábitat (Temha), explica que el filtro tiene la capacidad de eliminar hasta el 99,9 por ciento de los agentes contaminantes del agua.

“Se hicieron las pruebas de laboratorios de los menotinas, en laboratorios privados de Asunción y en todas las pruebas que se hicieron con agua bastante contaminada, de tajamar y en algunos casos se usaba las más contaminada, su nivel de eliminación era 99.9%”, destacó Tina.

El producto tiene un filtro de 9,5 litros, elaborado a partir de arcilla, arena y materia orgánica, por cuyos poros se filtra el agua, dejando atrapados a los contaminantes y el recipiente, un cántaro especialmente fabricado por artesanos de Areguá, posee una capacidad de almacenaje de 25 litros. También tiene la característica propia del kambuchi y mantiene el líquido a una temperatura fresca, ideal para el consumo.

El agua se vierte desde la parte superior del producto, y el filtro entra en acción. En la primera carga, el agua puede tardar dos horas en filtrarse, y depende de la cantidad de líquido para mantener el ritmo, por la presión.

El filtro cerámico bacteriológico es capaz de filtrar hasta 40 litros de agua por día.

De esta forma permite un ahorro importante al no existir la necesidad de consumir agua mineral, la cual está en botellas de plástico, que no pueden almacenar el agua por más de 20 días.

Actualmente más de 172 de estos filtros se encuentran instalados en 72 escuelas rurales y en más de 10 puestos de salud de las comunidades indígenas.

“Se inició como un emprendimiento de Antonio Mompó, español valenciano que vino al Paraguay en el 1995, desempeñándose como administrador de  con enfoque de niñez, indigenista y ambientalista”, destacó Alvarenga.

Luego de pasar por varias ONG – relata Tina - como Tierra Viva, Global Infancia, entre otras, llegó hasta el Chaco, donde empezó a trabajar en un sistema de irrigación en el cual el cántaro era también el protagonista.

Luego de superar varias pruebas, en el cual el sistema de irrigación con cántaro produjo notables resultados, se convirtió en la precursora del filtro bacteriológico, el cual empezó a ser investigado y sometido a pruebas en el taller de la empresa, en Filadelfia.

“El filtro es el resultado de 3 años de investigación. La arcilla obtenida en el Chaco fue enviada a España, al Centro de Estudios de Grafología de Murcia, hasta que se llegó a la cantidad de necesaria de arcilla, materia orgánica, arena y la temperatura adecuada para hacerla, de modo tal que pueda eliminar las bacterias de la forma más efectiva”, contó Tina.

A la fórmula se agregó plata coloidal traída de España, cuyo efecto permite unificar el tamaño de los poros con el fin de evitar que las bacterias no pasen por el filtro.

En los tres años de análisis, el filtro bacteriológico fue puesto a prueba por los voluntarios y voluntarias, la mayoría mujeres de pueblos indígenas, quienes hacían los filtros de forma artesanal.

Sin embargo, los primeros modelos utilizaban recipientes de plástico para almacenar el agua.

“Entonces dijimos: todo el mundo usó alguna vez el kambuchi, entonces por qué no usarlo de vuelta, ¿pero cómo hacer el molde? Después contactamos con el artesano Don Gilberto Hermosilla, de Areguá, quien es el responsable, junto con Antonio Mompó, de diseñar el prototipo del cántaro para el filtro”, explicó Tina.

El Taller de Estudios para el Mejoramiento del Hábitat (Temha), es una empresa social orientada a la búsqueda de soluciones sustentables, cuya mano de obra y materias primas deben ser locales, con el fin de evitar al máximo la dependencia.

“El producto no está patentado, lo que buscamos es que la gente lo adopte. La idea no es adueñarse del conocimiento, Temha quiere que el servicio llegue a todos y el conocimiento sea para todos. El objetivo es mejorar la calidad de vida, consumiendo agua saludable”, destacó Tina.

La compañía actualmente se encuentra abocada al desarrollo de nuevas tecnologías alternativas, para mejorar la calidad de vida de los pueblos indígenas y comunidades rurales.

“Ahora se está trabajando en una Conservadora Cerámica, para aquellos lugares donde no hay electricidad, entonces una conservadora cerámica puede ser la solución”, refirió Alvarenga.

Añadió que también se está ideando una técnica para transportar agua a las comunidades indígenas, a través del uso de las cubiertas en desuso.

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