El policía siete veces condenado

El suboficial Osmar Darío González recibió la séptima condena por un delito de índole sexual. La seguidilla de casos atribuidos al uniformado dejaron al descubierto las debilidades en la selección de efectivos policiales.

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Era la mañana del 18 de abril de 2012 cuando un hombre -Osmar Darío González- irrumpió en una peluquería del barrio Recoleta de Asunción, con el aparente propósito de alzarse con objetos de valor, sin embargo detrás de este ilícito el uniformado escondía una intención mucho peor que terminaría concretando contra dos mujeres, de quienes abusó sexualmente.

Las circunstancias en que ocurrieron los hechos generaron indignación en los vecinos que acudieron junto a las víctimas a radicar la denuncia ala Comisaría 6° Metropolitana, donde el estupor fue aún mayor al constatar que el sospechoso del ataque no solo se refugió en la sede policial, sino que también resultó ser suboficial en funciones en la citada comisaría.

Con el correr de las investigaciones por este caso, trascendió que ese mismo día cometió un intento de robo contra una empleada de un hotel también en el barrio Villa Morra y apenas unos meses antes, en febrero de 2012 el mismo suboficial atacó a una menor de edad a quien despojó de sus pertenencias y también sufrió coacción sexual, en zona de la Terminal de Ómnibus de Asunción.

Estos no serían los únicos delitos del uniformado, puesto que el modus operandi descrito por testigos y víctimas en 2012 animó a otras víctimas a denunciarlo; es así que trasciende el caso de robo y coacción sexual contra una farmacéutica ocurrido en la ciudad de San Lorenzo en setiembre de 2011. Dos meses después en ese mismo año, ingresó a una vivienda de Asunción donde se alzó con G. 100.000 y en la ocasión también pretendió atacar a dos empleadas, pero no logró su cometido.

En 2006, González intimó a punta de pistola a una mujer que aguardaba un bus en zona del Shopping Multiplaza a subir a su automóvil para dirigirse hacia una zona deshabitada para la comisión del asalto y abuso. Esto sumado a otro asalto y abuso cometido en 2000.

En los doce años de actividad como efectivo dela Policía Nacional, González Caballero fue imputado por estos delitos, enjuiciado y condenado, en todos los casos anteriormente mencionados. La condena más alta fue de 22 años y otros 8 de medidas de seguridad en el caso de la peluquería capitalina y 9 años de cárcel por el robo en el hotel Boggiani.

Entre 2014 y 2016 recibió otras cinco condenas por los hechos mencionados anteriormente, al no haber penas acumulativas, el suboficial permanecerá recluido unos 30 años de cárcel, ya que se tiene en cuenta las dos condenas de 22 años y 8 años de medidas de seguridad como penas máximas.

La condena más reciente fue de 12 años de pena privativa por un caso de robo agravado y coacción ocurrido en julio de 2000. Durante todos los procesos se comprobó la extrema violencia con que actuaba el suboficial; en cada uno de estos hechos no dio indicios que cumplía funciones al servicio de la Policía Nacional y se escudaba en el uniforme una vez que los ilícitos fueron cometidos

Otro dato no menos importante confirma que en base a una evaluación psicotécnica, González Caballero no era apto para cumplir con el rol de proteger a la ciudadanía; aún así se le dio el uniforme, puesto que aprobó otras pruebas. El test psicotécnico tiene naturaleza eliminatoria al momento de una postulación para engrosar las filas policiales.

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