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Nadie se lo habría imaginado. Lorenzo estaba alcanzando lo que se había propuesto varios años antes y por lo que tanta gente se había burlado de él incluso en su mismo país.
Lorenzo Prieto comenzó a trabajar muy joven. Su primer oficio fue la venta de diarios desde muy pequeño; cuando tenía apenas 10 años, ya era locutor profesional.
Un año después comenzó a trabajar en Radio Comuneros, animaba fiestas y hacía publicidad de cine con la empresa de la Biedermann, una de las precusoras de la publicidad y el cine en el país.
Pero el momento que dio un giro definitivo ocurrió cuando tenía 13. Por una de aquellas cuestiones de la vida, Lorenzo tuvo la posibilidad de viajar a Río de Janeiro, Brasil.
Mientras se encontraba allí, se topó con que se estaba realizando una competencia de permanencia sobre bicicleta con la presencia del entonces campeón mundial, Silki Savagge.
El niño, ilusionado, pidió una oportunidad de conversar con él. Pedido que se le concedió.
Una vez estando frente al brasileño, Lorenzo le expresó su admiración. “Qué lindo es lo que hace, cómo me gustaría ser un día como usted”, le dijo. Savagge se quedó mirándole y luego de unos segundos le replicó: “Esto no es para un paraguayo alfeñique como vos”.
Aquello le dolió en el alma a Prieto. El joven dejó el lugar, pero antes se encargó de advertir que algún día le quitaría el título mundial a aquel hombre.
Volvió a Asunción y tiempo después se encontró con que en el Club Guaraní se realizaría una prueba de resistencia, más específicamente de permanencia en bicicleta. Lorenzo no dudó demasiado antes de inscribirse.
El pequeño le informó a su madre su decisión, con la intención de contar con su aprobación.
De pronto se dio cuenta de un para nada pequeño problema: Lorenzo no contaba con una bicicleta. La condición humilde de su familia nunca le permitió poder darse el “lujo” de comprar una.
Sin embargo, las ganas de competir y de seguir sus sueños eran demasiado grandes. Fue así que unos días antes de la competencia pasó frente a una bicicletería llamada “El Pedal”, que se encontraba ubicada en Colón y Quinta.
Decidió entrar y se encontró con el dueño del local. Le contó cuáles eran sus intenciones.
“Ha rejupise piko nde la bicicleta ári nde mita'i” (¿te querés subir a la bicicleta?), le preguntó. Prieto no dudó y le respondió con un rotundo sí.
Llegaron a un acuerdo: el hombre le prestaría la bicicleta con la condición de que tendría que llevar puesta la publicidad del local. Con aquella bicicleta prestada, Lorenzo ganó la competencia local manteniéndose sobre la misma por 24 horas.
Tenía apenas 13 años y era el inicio de su camino.
Después vinieron otras competencias, ya a nivel internacional. Pero el momento de alcanzar sus sueños llegaría un par de años después. Fue en Sao Paulo, en 1965, que consiguió arrebatarle a Silki Savagge el título.
“Él no lo podía creer”, recuerda en conversación teléfonica con ABC Color. Prieto manifiesta que Savagge no lo reconocía, por lo que decidió acercarse y recordarle aquella oportunidad en la que lo había tratado de “paraguayo alfeñique”.
“Mi intención era siempre demostrar que el paraguayo es un hombre magnánimo, que es capaz de hacer lo que sea”, afirma.
Y de hecho, don Lorenzo no se quedó ahí, pues siguió cosechando logros.
En 1968 viajó al Principado de Mónaco. Allí consiguió el que es quizás su logro más grande al establecer un récord de 30 días y 30 noches, lo que totaliza 720 horas.
No fue para nada fácil la hazaña. “Había momentos en los que quería bajarme para descansar”, relata, para luego agregar que pese a esos momentos de flaqueza consiguió mantenerse sobre su biciclo.
Don Lorenzo fue el primer paraguayo en escribir su nombre en el libro de récords Guinness.
Tiempo después decidió ir hasta Dallas desde Asunción en bicicleta, con su guitarra y sus canciones.
Pero don Lorenzo no solo se destacó en el ciclismo. Fue también boxeador, cantante, acróbata y hasta doble de películas de Hollywood.
Hoy, con sus 70 años, goza de una gran salud, lo que atribuye a una vida dedicada al deporte. Si bien ya no compite, sube cada vez que puede o se le ocurre a su bicicleta para dar un paseo o por mero gusto.
Don Lorenzo celebra el hecho de que la bici se haya puesto de moda como medio de transporte alternativo en Paraguay. “Me gustaría ver que todos anden en bicicleta. Es un medio de transporte sano”, sentencia.