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Matías estaba parado en el podio del natatorio del Estadio Nacional de Santiago de Chile.
Por un momento, una mezcla de sensaciones se adueñó de él. Sentía una felicidad enorme, pero al mismo tiempo un gran orgullo. Los últimos cuatro meses de incansable entrenamiento estaban dando sus frutos.
Matías López acaba de cumplir la mayoría de edad. El 29 de enero celebró su cumpleaños número 18.
El joven recuerda que sus primeros “chapoteos” los comenzó a dar cuando tenía apenas cinco años. Él y su hermano mayor comenzaron a asistir a clases de natación en el Club Acuario.
Tiempo después se sumarían su hermana y otro hermano.
López asegura, en conversación con ABC Color, que enseguida se dio cuenta de que la natación era lo suyo. Sus primeros pasos le trajeron enseguida las primeras medallas en competencias nacionales.
“Me encantaba competir, pero no me gustaba perder. Siempre quería ganar”, afirma entre risas.
La mayoría de sus compañeros tomaban la natación como una actividad extracurricular, pero Matías se dedicaba en cuerpo y alma porque tenía metas bien definidas.
“Siempre sentí que esto es lo que quería: ganar torneos importantes y sobresalir. Desde chico, nunca me gustó faltar a los entrenamientos”, manifiesta Mati.
La seriedad aumentó aún más hace cinco años, cuando además de las rutinas dentro del agua, a su entrenamiento se sumaron cuidados con la nutricionista, sicología y gimnasio.
Su primera gran competencia llegó en aquellos días. Matías tuvo la oportunidad de representar a Paraguay en un Sudamericano Escolar.
Durante su primera participación no consiguió presea alguna. Pero volvió un año después, para regresar al país con tres medallas: dos de bronce y una de plata.
Desde ahí no paró. Matías le dedica dos horas y media al día a los entrenamientos, además de 45 minutos de gimnasio y otros 20 de flexibilidad.
“Cuando nado, yo siento que es un juego que vengo jugando desde hace 13 años y que me encantaría seguir jugando”, reconoce.
Los que tuvieron lugar en Chile fueron sus primeros Juegos Odesur como mayor de edad. Para la cita se preparó lo mejor que pudo.
Fueron cuatro meses de entrenamientos de lunes a sábado con doble turno en gimnasio y controles nutricionales cada dos semanas.
El esfuerzo tuvo su fruto cuando, el primer día de competencias, Matías se alzaba con la medalla de plata, la primera presea que conquistaban nuestros representantes en tierras trasandinas.
Mati era tal vez uno de los que menos centraron la atención, pues en el equipo de natación paraguayo estaban otros grandes nombres como los hermanos Benjamín y Charles Hockin, que en esta oportunidad lastimosamente no consiguieron conquistar medallas.
Parado en el podio seguía inmerso en una mezcla de emociones. No consiguió dimensionar bien lo que estaba pasando hasta que, de pronto, miró sobre su pecho y la vio.
Allí estaba, la medalla plateada colgaba en su pecho. La de oro se le escapó por unas fracciones de segundo. Pero era su primera participación en la competencia y ya se había anotado entre los ganadores.
Obstinado, en el buen sentido, como él solo, ya tiene la mente puesta en nuevos objetivos. Los más cercanos: los Juegos Olímpicos de la Juventud que tendrán lugar en Nanjing. Su meta es clara: primero las semifinales y después una final.
Ese es Matías López, el chico al que no le gusta perder y que volvió de Chile con una medalla de plata colgando del cuello.
Fotos: Víctor Miranda, ABC Color. Gentileza. Facebook, Santiago2014