El Hombre de Hierro

La evolución de un héroe ideado intencionalmente como alguien que el público debía odiar, y que se convirtió en uno de los personajes más populares de la historia del cómic y, en los últimos años, del cine.

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Hoy, el nombre Iron Man es sinónimo de millones de dólares en taquilla y el resurgimiento de la carrera del actor Robert Downey Jr., quien pasó de una muy lenta recuperación de su carrera tras casi una década de problemas relacionados con las drogas, a una de las figuras más queridas y taquilleras de Hollywood.

Sin embargo, el personaje que hizo resurgir a Downey Jr., Iron Man, no siempre fue uno de los grandes nombres de Marvel, y de hecho fue concebido por su creador, el legendario Stan Lee, como un héroe deliberadamente distinto a lo que estaban acostumbrados los lectores de la época en la que el personaje nació.

A principios de la década de 1960, con los Estados Unidos y todo el mundo sumidos en uno de los períodos más oscuros de la Guerra Fría –período que había visto muy de cerca el inicio de una guerra mundial con la crisis de los misiles nucleares soviéticos en Cuba en 1962–, la mentalidad de la juventud norteamericana se estaba inclinando notablemente hacia el antimilitarismo.

Teniendo esto en cuenta, el legendario Stan Lee, creador de “Los 4 Fantásticos”, los X-Men y numerosos otros héroes de Marvel Cómics, se puso a considerar una idea novedosa. Tomar a un personaje que por lógica debería ser odiado por los lectores y hacer que estos lo amen.

Ese personaje era Tony Stark, un industrialista inventor, contratista militar y básicamente la idealización del capitalismo clásico de figuras como Howard Hughes, que iba totalmente en contra de la mentalidad anticorporativa, antimilitar y antibélica que predominaba en la juventud norteamericana.

Lee lo asumió, en sus propias palabras, como “un reto”.

“Los jóvenes lectores, si había algo que odiaban, era la milicia. Así que les dí un héroe que representaba eso al máximo. Fabricaba armas, proveía de armas al Ejército, era rico... Pensé que sería divertido tomar ese personaje que a nadie gustaría y hacerlos que les guste”, comentó Lee.

La historia de origen de Iron Man tenía a Tony Stark siendo secuestrado por las fuerzas comunistas vietnamitas durante la Guerra de Vietnam –en subsecuentes “reinicios” del personaje esto fue cambiado a la Guerra del Golfo Pérsico y la guerra en Afganistán–, y siendo forzado a desarrollar un arma de destrucción masiva para sus captores. Sin embargo, en vez de eso desarrolla junto a otro científico captivo junto a él una armadura para poder escapar.

Una vez libre, Stark –quien debido a sus heridas necesita constantemente la fuente de energía del traje para que un pedazo de metralla que se alojó en su pecho no alcance su corazón y lo mate– decide emplear su armadura para luchar contra el mal.

Iron Man apareció por primera vez en la revista de antología de Marvel “Tales of Suspense”, en su edición número 39, publicada en abril de 1963. La armadura original era gris y muy grande, extremadamente similar a la que el personaje usa para escapar en la primera película, aunque posteriormente fue cambiado por un traje menos voluminoso y totalmente dorado. Su armadura roja y dorada no se establecería sino hasta diciembre de ese año.

Mientras tanto, la apariencia de Tony Stark estaba deliberadamente inspirada en el legendario empresario Howard Hughes, a quien Lee consideraba “uno de los hombres más coloridos de su generación” y una persona ideal en quien basar a Stark ya que Hughes había sido un notorio aventurero, aviador, prolífico inventor y con una considerable reputación de mujeriego; para mayor referencia, Hughes es interpretado por Leonardo DiCaprio en el galardonado filme de 2004 de Martin Scorsese “El Aviador”.

Al principio, la historia, influenciada fuertemente por la Guerra Fría, tenía tintes marcadamente anti-comunistas –la mayoría de los enemigos de Stark eran agentes soviéticos o vietnamitas-, algo de lo que Lee dijo arrepentirse, y posteriormente el personaje fue desarrollando una mayor profundidad, incluyendo su lucha contra el alcoholismo y su crisis moral sobre si era correcto o no que esté fabricando armas.

El personaje de Iron Man, sin embargo, no gozó de la misma popularidad que figuras de Marvel como los 4 Fantásticos, el Capitán América o Spider-Man, quedando generalmente relegado a roles secundarios en las grandes aventuras conjuntas, aunque sí fue incluído como miembro fundador de "Los Vengadores", y es uno de los pocos personajes en haber aparecido en cada una de las publicaciones de la saga.

Más detalles de la vida del personaje fueron añadidos con el paso de los años, incluyendo mayores roles para su secretaria Pepper Potts (interpretada en las películas por Gwyneth Paltrow), la introducción de varias armaduras para todo tipo de tarea especializada –algo que aparentemente entrará en vigencia en el universo cinematográfico del personaje con “Iron Man 3”, según indican los avances- y el establecimiento de varios enemigos fijos, incluyendo al Mandarín, quien se convertiría en su principal némesis y salta a la pantalla grande en “Iron Man 3”, interpretado por Ben Kingsley.

En el cómic, sin embargo, el Mandarín es una figura mística de orígenes extraterrestres, y emplea la magia contra la tecnología de Stark, algo que el director de “Iron Man 3”, Shane Black, aseguró de manera explícita que no será el caso en el filme, con el Mandarín siendo reimaginado como una especie de líder terrorista internacional.

La historia del filme está basada –al menos parcialmente- en el arco argumental “Extremis” de los cómics, en el que un virus tecnológico acaba uniendo biológicamente a Stark con su armadura, enviándolo en una crisis existencial sobre la cuestión de si es él quien define al traje o el traje el que lo define a él. El traje que el Stark de los cómics usa en la actualidad es una versión mejorada del traje Extremis, que al igual que este forma parte integral de su cuerpo, aunque nada indica que ese vaya a ser el caso en la película, donde los cuestionamientos que Tony se hacen parecen más metafóricos que literales.

Pero Tony Stark no ha sido siempre un héroe. De hecho, muchos lo consideraron un villano en la saga “Guerra Civil” que Marvel lanzó desde 2006. En ella, la batalla entre supervillanos y un grupo de inexpertos héroes causa la muerte de centenares de civiles, lo que lleva al Gobierno de los Estados Unidos a sancionar una ley que obliga a todos los héroes a revelar sus identidades al Gobierno, registrarse y ser entrenados para poder usar sus poderes.

Mientras una facción liderada por el Capitán América se niega, Iron Man se pone del lado del Gobierno, convencido de que es lo correcto, aunque empleando técnicas brutales y de dudosa moral con los rebeldes, como encerrar a los opositores capturados en una prisión interdimensional, sin previo juicio, en una no muy sutil alegoría de la situación de los presos de la base estadounidense de Guantánamo, en Cuba.

Por supuesto, la popularidad general de los cómics de Marvel hizo que Iron Man, aunque no el personaje más popular, eventualmente saltara de las páginas a la televisión en la exitosa "Marvel Super Heroes", una serie animada que contaba historias de varios héroes de la editorial de Stan Lee.

Recién en los '90 tendría su propia serie animada, en la que combatía a las fuerzas del Mandarín apoyado por un equipo que incluía al también icónico guerrero acorazado War Machine y al arquero Ojo de Halcón; ambos personajes aparecerían en las películas del personaje, el primero en "Iron Man 2" y el segundo en "Los Vengadores"; en esta versión Stark era capturado por el propio Mandarín antes de crear su armadura, y la metralla amenazaba no su corazón, sino su espina dorsal.

En ese período también hizo apariciones esporádicas en otras series animadas de Marvel, como las de los 4 Fantásticos y Spider-Man.

Actualmente el personaje mantiene una constante presencia en películas animadas y series de televisión -incluyendo un anime- a la par de sus taquilleras cintas protagonizadas por Robert Downey Jr.

Como suele ser el caso con la mayoría de los grandes personajes de cómics, aquellos que acaban siendo recordados, hay mucho más en ellos que sus rasgos más superficiales, sus disfraces y poderes. Son reflejos del momento en el que fueron creados, y sirven para explorar temas tan profundos y tan válidos como aquellos que se tocan en cualquier obra literaria o trabajo cinematográfico.

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