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Ángela tiene 15 años y junto con su hermana menor trabajan para una pareja en Pedro Juan Caballero desde muy pequeñas. Ambas provienen de una familia de muy escasos recursos, por lo que su mamá se vio obligada a cederlas ante la propuesta de una mujer que se ofreció a cuidar a sus hijas, darles alimento, educación y ropa a cambio de labores domésticas.
El sueño era magnífico: Tanto Ángela como su hermanita iban a ir a la escuela, tendrían un buen futuro y limpiar una casa a cambio de tal lujo; en su condición, no parecía ser tan terrible. Sin embargo, poco tiempo después el sueño se vio derrumbado: la mayor de las niñas comenzó a ser abusada por su “patrón”.
Un trágico viernes de enero, la señora de la casa se enteró de lo ocurrido. Antes que recriminar a su pareja, culpó a la adolescente y la golpeó brutalmente en reiteradas ocasiones. No contenta con las graves heridas que le causó, la mujer le rapó las cejas y parte de la cabeza para luego rematar la agresión obligándola a tragar soda cáustica.
Esa misma noche, la niña fue auxiliada por su hermanita, quien logró llevarla prácticamente a rastras hasta el Hospital Regional y luego derivada en una ambulancia hasta un nosocomio de la capital, donde actualmente se encuentra internada, luchando por seguir viva.
Si bien el nombre y algunos datos son ficticios para cubrir la identidad de la niña, la mayor parte de esta historia es real y ocurrió semanas atrás en Pedro Juan Caballero. Debido al líquido corrosivo, la adolescente se encuentra internada en grave estado de salud en el Hospital de Trauma y su cuadro es poco alentador. Sin embargo, la pareja sindicada como autora de las agresiones sigue prófuga de la justicia.
Este último hecho trajo a colación el antiguo debate sobre el criadazgo en nuestro país. Mientras algunos defienden la práctica como herramienta para que niños de escasos recursos puedan salir adelante, otros la criminalizan por la situación tan vulnerable a la que se someten a los menores.
Según la “Encuesta nacional de actividades de niños, niñas y adolescentes 2011”, aproximadamente 46.993 niñas, niños y adolescentes en Paraguay se encuentran en situación de criadazgo, lo que representaba el 2,5% del total de la población infantil del país.
Desde entonces, no se tienen más cifras exactas en cuanto a esta práctica, pero debido a la cantidad de víctimas que se dan a conocer frecuentemente, probablemente los números sean similares en la actualidad, según indicó Lorenzo Vázquez, coordinador para la Erradicación del Trabajo Infantil.
“Es difícil realizar este tipo de encuestas porque se hacen casa por casa y la gente no suele informar que cuentan con niños trabajando en sus hogares. Por eso siempre decimos que los datos son estimativos”, expresó el funcionario gubernamental.
Por otra parte, según investigaciones hechas en 2012 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a nivel mundial existen 15,5 millones de niños involucrados en el trabajo doméstico remunerado o no remunerado en el hogar de un tercero o empleador. En 2015 se constató que la práctica fue en aumento, alcanzando un total de 17,2 millones de menores en dicha situación.
El término de “criaditos” se utiliza para los niños y adolescentes que viven con familias extrañas y realizan actividades domésticas a cambio de techo, comida, ropas y, en algunos casos, educación, sin recibir remuneración alguna en dinero.
Generalmente, estos menores son provenientes del interior del país, puesto que los padres, mayoritariamente de muy escasos recursos, ven como una buena idea mandar a sus hijos a casas de familias “más pudientes”, en busca de un futuro mejor. Muchos ciudadanos son convencidos de que no tienen una opción más alentadora, por lo que deciden someter a los pequeños.
Aunque también existen padres a quienes no les importa mucho la seguridad de sus hijos, y los dejan a cargo de cualquier persona a cambio de dinero. Al llegar a sus nuevos “hogares”, los criaditos se vuelven altamente vulnerables a cualquier tipo de abuso.
Semanas atrás, se recordó un año del asesinato de Carolina Marín. Esta niña llegó a la casa de la familia Ferreira Melgarejo cuando tenía apenas 3 años; nadie hasta el momento supo precisar su origen. La tutora solo decía que la había traído de “un hogar”, pero nunca especificó detalles acerca de los padres biológicos.
Durante 11 años fue víctima de todo tipo de agresiones físicas y psicológicas por parte de sus padres adoptivos, según comentaban los vecinos. Lastimosamente, tras la última golpiza, Carolina no pudo salvarse. Quizá una denuncia antes de aquel fatídico miércoles 20 de enero del año pasado hubiera evitado que muriera a manos de su tutor, quien la asesinó a golpes.
Lesiones en la espalda, en la región lumbar, en los glúteos y piernas le ocasionaron la muerte a sus cortos 14 años. Hasta hoy, todos los pobladores de Vaquería siguen clamando justicia.
De acuerdo a un estudio de la organización Luna Nueva, casi el 80% de las adolescentes explotadas sexualmente fue previamente sometida a trabajado infantil doméstico, además de maltratos verbales y físicos. Por lo que se puede deducir que 8 de cada 10 mujeres explotadas fue criadita antes; es imposible no deducir una relación de causa y efecto.
“Es por ello que el criadazgo está catalogado como trabajo infantil peligroso; es una de las peores formas de trabajo para los menores, según la Secretaría de la Niñez y Adolescencia. La mayoría de las niñas en esa situación son abusadas”, indicó Lorenzo Vázquez.
La Secretaría de la Niñez registra un promedio de 5 a 10 denuncias de abuso sexual en menores cada mes, entre los cuales se encuentran varios en situación de criadazgo.
Estas prácticas violan los derechos del niño, pues el artículo 54 de la Constitución Nacional establece: "La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de garantizar al niño su desarrollo armónico e integral, así como el ejercicio pleno de sus derechos, protegiéndolo contra el abandono, la desnutrición, la violencia, el abuso, el tráfico y la explotación". Con el criadazgo, los pequeños se vuelven más vulnerables y susceptibles a padecer todo tipo de maltratos, además de crecer en ambientes inapropiados para su formación psicológica y social.
Entre los delitos que podrían darse en la situación de criadazgo y cuya sanción se prevé en la Ley N° 1.160/97 del Código Penal se mencionan: maltrato de menores, abuso sexual de personas bajo tutela, estupro, actos homosexuales con menores, proxenetismo y violación del deber de cuidado o educación (artículos del 126 al 140).
El año pasado, la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados aprobó una declaración que repudia el “criadazgo abusivo”. En esa ocasión, varios parlamentarios habían defendido esta práctica como herramienta para salir adelante.
El colorado Óscar Tuma había argumentado que en algunos casos el “criadazgo” dio a jóvenes de escasos recursos la oportunidad de pagar sus estudios y convertirse en profesionales.
Al respecto, el coordinador para la Erradicación del Trabajo Infantil expresó que todo tipo de criadazgo está penado por la Secretaría de la Niñez, puesto que el menor siempre termina afectado. “El Código Laboral indica que menores no pueden realizar labores domésticas. No hay que tomar a la ligera este tema y hablar de si hay algo positivo o negativo. Es una de las peores formas de trabajo infantil”, señaló.
Además, Vázquez manifestó que las estadísticas indican que siempre queda una secuela psicológica en el niño, sin importar que haya triunfado o no en algún ámbito laboral o escolar. Además, recordó que generalmente la mayoría sufre abuso sexual.
Si bien no existe un registro exacto, desde la Secretaría de la Niñez afirman que las denuncias sobre criadazgo han aumentado notablemente en los últimos años, debido a que la gente toma conciencia al ver las noticias fatales o gracias al trabajo de sensibilización de la SNNA.
“El criadazgo es un delito y muchos niños sufren por ello. Por eso instamos a que sigan realizando las denuncias”, exhortó Vázquez. El contacto gratuito de Fonoayuda es el 147.