La droga de los pobres

El crack es una droga que ha ganado a los más jóvenes de los barrios más bajos de Asunción, especialmente en los últimos tres años.

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El Centro Nacional de Control de Adicciones atiende gratuitamente a los adictos a las drogas con un tratamiento de internación que dura un mes, y luego, consultas semanales. A través de los años, han hecho varios relevamientos sobre la situación de cada uno de los atendidos y los números indican que la droga más “popular” entre los pacientes es el crack en estos momentos. 

Sin embargo, la realidad era diferente años atrás. La mayoría de los atendidos son personas de recursos limitados, que no pueden pagar tratamientos de rehabilitación en centros privados especializados, cuyos costos son elevadísimos. La mayoría son jóvenes, llevados por presión de su familia.

En 2007, la droga que más era consumida dentro de este grupo atendido en el Centro de Adicciones era la cola de zapatero. Era común en esa época ver chicos desde diez años, o inclusive menores, con las bolsas de plástico llenas del producto aspirando en cada esquina de Asunción. El 71% de los pacientes era adicto a la cola de zapatero aquel año, según las estadísticas. La situación fue cambiando desde 2008. A partir de ese año, el crack fue más popular, pero no tanto como la marihuana. Un 62% de los pacientes eran víctimas de esta droga, mientras que un 42%, crack.

Al año siguiente se notó una violenta disminución del consumo de cola de zapatero. Solo un 20% consumía esta droga en 2009, mientras que el primer lugar, con el 80% restante, era compartido entre la marihuana y el crack. Desde 2010, el crack fue “imbatible”. Pasó al primer lugar entre las drogas que producen adicción entre los que acudían al Centro de Control de Adicciones. Esto se debe principalmente al bajo costo del producto, por lo que se le llama “la droga de los pobres”.

Así, en 2014 se llegó a registrar que un 84% de los jóvenes pacientes eran consumidores de dicha droga, que es conocida también como “chespi”. Inclusive, los adictos se identifican entre ellos como “chespiritos”. En comparación con las otras drogas que eran en el pasado más consumidas, el crack tiene efectos catastróficos. La combinación de restos de cocaína y restos de otros productos es fatal, según los médicos. 

En cuanto a las edades, también encontramos cifras escalofriantes. El 30,5% tiene tan solo 16 años, mientras que el 29% tiene solo 15. Sorprende que inclusive se ha tenido pacientes de 10 y nueve años. Además de estar involucrados en las drogas, algunos de ellos están en la delincuencia. El 11,1% tiene procesos judiciales. La mayoría dentro de este grupo fueron denunciados por robo agravado. Esto es “lógico”, ya que el adicto llega a un punto de estar tan desesperado por la droga que roba para poder conseguir dinero y seguir consumiendo.

En el Centro de Control de Adicciones se ofrece tratamiento médico y psiquiátrico, psicoterapias individuales, programa de reducción de daños, atención odontológica, abordajes con la familia, consejería, asesoría jurídica y grupos de autoayuda. El lugar está ubicado en la avenida Venezuela 1.140, al lado del Hospital Neuropsiquiátrico. El teléfono es el 298-352.

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