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Hace unos años, el crack invadió las calles y se volvió la droga de “moda” entre los adolescentes que no tienen dinero para acceder a otros estupefacientes más caros.
El crack además es una droga que vino a romper con todos los esquemas y parámetros que se tenía del camino que recorre una persona adicta.
Anteriormente, la persona que ingresaba al submundo de los estupefacientes se iniciaba con las drogas llamadas “blandas”, que son el alcohol y el cigarrillo. Luego pasaba a las drogas “duras”: la marihuana, cocaína, heroína y otros.
Sin embargo, el crack vino a romper todos estos estudios, ya que existen adictos que nunca bebieron ni fumaron y directamente ya son consumidores de crack.
La Senad y el Departamento de Antinarcóticos de la Policía manejan datos que señalan que no existen barrios en Asunción donde no haya penetrado el crack, siendo los barrios más humildes, como Bañado Sur, Norte, Tacumbú, Botánico y Chacarita los que están infestados de este estupefaciente.
La cocaína es una droga hecha tras la mezcla de varios químicos. Primero se procesa la hoja de coca, luego se la mezcla con acetona y éter, después, tras ser pasados por varios procesos, se consigue el polvo blanco y quedan los residuos, como cuando se hace el café o el cocido.
Sin embargo, esos residuos no son arrojados a la basura, sino vendidos en las calles. Eso es el crack.
Un fumador de esta droga experimenta un estado de placer que va de 10 a 12 minutos, muy intenso. Luego de eso se ve nuevamente obligado a consumir otra dosis. Debido a que el crack es resto de la cocaína, es muy nocivo, ya que actúa directamente en el cerebro causando severos daños.
Un adicto al crack tiene una expectativa de vida de 3 a 4 años. Esto debido a que el consumidor necesita estar constantemente fumando. Se cree que un drogadicto puede llegar a consumir 3 dosis de crack por hora.
Esto nos da que un menor que empieza a los 14 años a fumar crack difícilmente llegue a la mayoría de edad. El daño que la droga le causó a su organismo ya lo mataría, o su afán por conseguir dinero para comprar crack lo llevaría a la cárcel o a terminar muerto por las balas de la Policía o en una lucha con otros delincuentes.
Los padres muchas veces no se dan cuenta de que su hijo está metido en las drogas sino hasta tiempo después, cuando ya el camino no tiene retorno.
Las primeras señales que da un menor cuando comienza a consumir son claras y notorias, pero muchas veces en la casa se cree que el joven está atravesando por los famosos conflictos de los adolescentes.
Sin embargo, el adicto al crack, como primer síntoma, presenta pérdida del apetito y con eso un descenso de peso, pero violento. Luego tiene problemas de conducta en su entorno: colegio, barrio y casa.
Tiene nuevos “amigos”, desatiende su aseo personal, duerme poco y está como paranoico. Después ya comienzan a desaparecer dinero y objetos de valor, que generalmente son vendidos para comprar drogas.
Ya en un estado muy avanzado, los fumadores de crack comienzan a perder los dientes, que se les rompe con facilidad, ya que los químicos de la droga los debilitan. También tienen los dedos de las manos quemados, ya que usan encendedores e improvisadas pipas para fumar y las mismas se calientan con gran facilidad.
Todos esos puntos deben ser tomados en cuenta por los padres, para evitar que sus hijos caigan en las drogas.
Los puntos de venta de drogas son siempre las casas humildes que se encuentran en la ribera del río o en otros barrios. Los jóvenes van hasta esos sitios y compran la mercancía.
Algunos puntos de venta habilitan las llamadas “bocas de fumo”, que son habitaciones especialmente preparadas para que los adictos se escondan en el sitio a fumar. Esto debido a que muchos menores no pueden llevar el crack a sus hogares para consumirlo.
En estos sitios quedan drogados y una vez que se recuperan vuelven a las calles. También existen los famosos “delivery” de crack. El adicto, a través de un mensaje de texto, pide que le lleven hasta cierto punto su “piedra”. Un traficante, generalmente en una motocicleta, es el encargado de hacer la entrega.