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Dios llama pero casi nadie le atiende el teléfono. En Paraguay, existen alrededor de 550 sacerdotes y unos 50 religiosos compatriotas que son itinerantes entre países. No se habla de una crisis, sino de que los tiempos son difíciles y casi nadie quiere arriesgarse a la tarea de evangelizar con el sacerdocio dentro de la Iglesia Católica.
“Es un momento de cruce con los tiempos… Son tiempos muy duros, muy difíciles”, reconoce monseñor Pastor Cuquejo.
Cada seminarista que aspira a convertirse en cura le cuesta a la Iglesia católica poco más de G. 1.000.000 por mes. Muchas veces, son los propios aspirantes quienes aportan para poder convertirse en padres dentro del catolicismo.
Para ser sacerdote se debe terminar al menos la educación media, aunque existen casos en que universitarios dejaron sus carreras y descolgaron el tubo "para atender el llamado".
Cada persona interesada debe ir a encuentros para conocer hasta dónde llega su vocación o, en pocas palabras, a cuánto de su vida está dispuesto a renunciar para convertir una hostia en el cuerpo y un cáliz de vino en la sangre de Cristo.
“Son siete años: tres de filosofía y cuatro de teología. El seminarista debe tener un rendimiento académico aceptable”, cuenta Cuquejo.
Y como dijo monseñor, son tiempos difíciles. El catolicismo está destapando escandalosos casos de pedofilia, una de las peores aberraciones sexuales. Muchos parecen haber olvidado su voto de castidad y, por sobre todo, su misión.
“Yo podría decirte que la Iglesia siempre tuvo estos problemas. En el papado de Benedicto XVI, el problema se combatió de frente”, explica el prelado. Pero añade: “Estos problemas aumentan la fe”.
¿Un Concilio Vaticano III? Para Cuquejo, no hace falta. Las reformas que la Iglesia dice que está llevando a cabo se hacen en los sínodos, o un concilio de obispos.
Pero dentro de todos los problemas del catolicismo hay uno que destaca: el teléfono para ser sacerdotes, 2.000 años después de la muerte de Jesús, solo lo pueden atender los varones.