Un combatiente de la vida

A sus recién cumplidos 105 años, don Ysidro, excombatiente de la guerra del Chaco, siente amor por la vida y no se deja estar. Practica ejercicios, está absolutamente lúcido y disfruta del cariño de sus nietos. Te contamos su historia.

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Los abuelos son esos ángeles que parecen haber sido creados exclusivamente para defendernos, consentirnos y malcriarnos. Quien aún los tiene vivos es afortunado, pero, ¿se imaginan disfrutar de su compañía hasta que lleguen a los 105 años de edad? Esta es la historia de don Ysidro Cantero, un excombatiente que fue a la guerra del Chaco a los 22 años y regresó a los 25, al fin de la contienda. Un hombre que ama la vida y realiza caminatas dos veces al día, para mantener el organismo activo. Quizá ese sea el secreto de la buena salud y la increíble lucidez mental que demuestra a su edad.

Oriundo de la ciudad de Mbocayaty del Yhaguy, departamento de Cordillera, don Ysidro celebró sus 105 primaveras el pasado domingo 15 de mayo, rodeado de su esposa, Juliana Ortiz de Cantero, sus ocho hijos, 19 nietos y 13 bisnietos. Una familia numerosa y unida.

Como justamente cumple años en el Día de la Madre, todos los años aprovechan para “juntar la celebración” en una gran fiesta que incluye asado, torta y otras delicias.

Su nieto mayor, Benigno González Cantero (39), nos cuenta que él mismo se siente muy impresionado por la claridad con la que su abuelo recuerda anécdotas de sus años de combate en la guerra del Chaco.

“Suele recalcarnos que, si fuera por él, no permitiría que ningún miembro de su familia participe en una contienda si volviera a darse, pues dice que en esta época ya no hay patriotismo”, nos cuenta Benigno.

En cuanto a los sacrificios que don Ysidro tuvo que pasar en el terreno chaqueño, las historias sobran. “Había días en que amanecían con agua a la altura de la cintura, durmiendo a lado de serpientes. Pasaron hambre, frío, pero él combatió desde el principio, y recién al darse el triunfo volvió a su casa”, nos cuenta Benigno.

Para el momento de la entrevista con Benigno, preferimos no molestar al abuelo, que se encontraba descansando. Si bien está muy lúcido, escucha poco y tiene el sentido de la vista muy reducido.

Agricultor de oficio, nos cuentan que don Ysidro trabajó en la Chacra hasta los 90 años. Y de eso es testigo cercano Benigno, quien tuvo la oportunidad de criarse en casa de su abuelo.

Como nieto, considera que a través del trabajo, su abuelo le supo transmitir la honestidad, la ética y el amor a la familia.

Para hacer más coloridos sus días, don Ysidro tiene varias actividades de las que disfruta bastante. “Dos veces al día practica ejercicios, caminatas, estiramientos, un recorrido por todo su patio haciendo su caminata lentamente”, nos cuenta Benigno, al tiempo de agregar que una de las cualidades más especiales de don Ysidro es su amor a la vida. “Siempre nos dice que a medida que uno se queda sentado, inmóvil, se endurece más rápido. El constante movimiento es su fórmula para mantenerse activo”.

La preparación del mate es otro ritual infaltable en el día a día de don Ysidro. Aunque ve poco y en la casa hay muchas personas que podrían preparárselo, él solicita que se le acerquen todos los materiales y exige hacerlo él mismo. “Le pasan el termo con agua caliente, la guampa, la yerba, la bombilla, y él se encarga solito. Es algo tradicional en él. Esté donde esté, tiene que tomar su matecito”, relata Benigno.

En la alimentación está otro de los secretos de la longevidad de don Ysidro. Come de todo un poco, pero sus preferidos son los caldos, con carnes tiernas, que pueda consumir sin mucho esfuerzo. “Por eso justamente para su cumple le preparamos caldo de pescado, que compartió con sus invitados. Le gustó mucho”, recuerda.

Actualmente, tanto don Ysidro como su esposa, Juliana Ortiz de Cantero, se encuentran al cuidado de su hijo Inecio Cantero, quien se encarga de que no los falte nada. “Mi abuela tiene 85 años, es 20 años más joven que él, pero lamentablemente sufre de alzheimer y ya no nos reconoce; al único que lo reconoce es a su esposo, por lo que finalmente es mi abuelo el que la cuida”, nos comenta Benigno.

Ver juntos a sus abuelos siendo ya adultos es un privilegio y “una emoción inexplicable” tanto para Benigno como para los demás nietos.

Sobre todo, se siente muy orgulloso de su abuelo porque prácticamente no tiene necesidad de visitar al médico. “Lo único que toma es un multivitamínico, después no tiene ningún tipo de inconveniente en la salud”.

Para evitar que los abuelos se sientan abandonados, como es tan común hoy en personas de la tercera edad, los nietos se turnan y se aseguran de que no pasen ningún fin de semana solos.

La familia de don Ysidro es consciente de que los años que va cumpliendo son un regalo de la vida, por lo que hacen lo posible de hacer maravilloso cada uno de sus días.

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