Doce años del peor final

Este jueves se cumplen doce años del trágico día en el que el cuerpo sin vida de Cecilia Cubas fue hallado en el interior de una fosa en una casa del barrio Mbocayaty, Ñemby. La joven había sido secuestrada meses antes por el entonces incipiente EPP.

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Eran cerca de las 10:00 del 16 de febrero de 2005 cuando se iniciaron los procedimientos en la casa ubicada en Las Palmas 342 entre Primera y Segunda, barrio Mbocayaty de la ciudad de Ñemby.

Los primeros datos fueron revelados aproximadamente una hora después, por lo que una gran cantidad de periodistas de los diferentes medios llegaron al lugar para acompañar las tareas. Hasta aquel momento, no era sino la inspección de otro de los lugares de cautiverio de Cecilia Cubas Gusinky, la hija del expresidente de la República Raúl Cubas Grau.

La joven había sido secuestrada el 21 de setiembre de 2004, cuando un grupo de criminales interceptaron su camioneta a apenas 50 metros de su casa, en la zona de Laguna Grande, San Lorenzo.

Cecilia fue interceptada en forma violenta por hombres fuertemente armados, quienes se encontraban a bordo de dos vehículos. La camioneta de la joven fue literalmente acribillada a balazos, en procura de detener su marcha y evitar que llegara a su vivienda.

Nadie imaginaba el dramático giro que daría la situación en cuestión de horas.

Ya en horas de la tarde de aquel caluroso miércoles de febrero, los efectivos policiales que se encontraban en el interior de la casa notaron sonidos huecos al caminar sobre el piso de una precaria habitación ubicada al fondo del inmueble. Ante esta situación, los efectivos de la comisaría 7ª de Ñemby decidieron romper la lecherada. Bajo la capa de cemento se encontraron maderas que servían de soporte al piso.

Las sospechas de que lo que habían encontrado era un túnel iban en aumento, más aún teniendo en cuenta que el grupo apuntado como el autor del plagio, en aquel entonces todavía un puñado de activistas del Partido Patria Libre del que luego surgiría el grupo criminal EPP, utilizaba técnicas de las FARC colombianas, que habitualmente utilizaba este tipo de excavaciones para mantener escondidos a sus rehenes.

Una vez que se confirmaron las sospechas, se dio aviso al fiscal general de entonces, Óscar Latorre, y al director de Orden y Seguridad de la Policía, Crio. Gral. Ricardo Melgarejo. Los intervinientes hallaron una fosa de unos 70 centímetros de diámetro y 1,70 metro de profundidad. Varias bolsas con arena fueron encontradas en esta primera cavidad, que cubrían el conducto de 2,10 metros de longitud, que conectaba con otro túnel de mayores dimensiones.

Hasta esa profundidad llegaron los policías intervinientes, pero luego no pudieron avanzar por la falta de ventilación e iluminación. Frente a esta situación, las autoridades convocaron a Bomberos Voluntarios y de la Policía Nacional. Eran cerca de las 15:00 cuando se iniciaron los trabajos de excavación a fin de llegar al segundo túnel. Luego de una hora de intenso labor, se constató que la segunda fosa tenía cerca de 2,10 metros de profundidad y tres de ancho.

Un fuerte olor nauseabundo empujó a los bomberos a seguir con la excavación. Poco después se confirmaba el macabro hallazgo: un cuerpo sin vida en avanzado estado de descomposición había sido abandonado en el lugar. En horas de la noche, se confirmaría que se trataba de Cecilia Cubas.

La noticia enlutó a todo un país y puso en el centro de la tormenta la gestión de las autoridades para resolver el caso. Datos que habían sido conseguidos en la zona de San Pedro condujeron a los investigadores hasta la vivienda y la estuvieron vigilando durante 22 días con la esperanza de ubicar a sus ocupantes y a la secuestrada.

Vea aquí la portada de la edición de ABC Color del día siguiente del hallazgo.

Cecilia acababa de cumplir 32 años y llevaba hasta ese momento 148 días secuestrada, en lo que fue por casi una década el secuestro más largo en la historia de Paraguay. Una lamentable marca superada recién por los secuestros de Arlan Fick, liberado en diciembre de 2014, y el suboficial Edelio Morínigo, quien permanece hace ya casi tres años en cautiverio, y el del menonita Abrahán Ferh Banman, quien en meses más cumplirá dos años en poder del grupo criminal EPP, el mismo que secuestró y mató a Cecilia.

El entonces intendente de Ñemby, Blas Lanzoni, señaló que las autoridades sabían desde noviembre o diciembre de 2004 sobre los extraños movimientos que ocurrían en el interior de la casa, pero nunca hicieron nada. Afirmó que llegó a brindar datos al comisario Merardo Palacios, quien había hasta filmado la casa, pero que luego fue trasladado llamativamente. En el lugar residían, como si nada, Manuel Cristaldo Mieres, Magna Meza y otros líderes más del incipiente grupo criminal.

“No les pudimos dar a estos criminales lo que querían, y entonces se llevaron lo que nosotros más queríamos: la vida de nuestra Cecilia, una joven inocente que tenía todo un mundo por delante”, lamentaba un quebrado Emilio Cubas, tío de Cecilia, en declaraciones a ABC Color en aquel fatídico día. La familia había pagado a los criminales US$ 300.000.

Era el segundo secuestro perpetrado por el grupo de criminales (el primero había sido el de María Edith Bordón de Debernardi) y el primero con derivación fatal, algo que no se volvería a repetir sino hasta enero de 2015, cuando una pareja de alemanes secuestrados por la banda cayeron muertos en un confuso hecho.

Desde la muerte de Cecilia, pasaron ya cuatro presidentes e innumerables autoridades policiales, pero el grupo responsable del luctuoso hecho sigue libre y aumentando su poder. Los mismos criminales han asesinado a más de 60 personas, entre civiles, policías y militares, y han secuestrado a otras nueve personas sin que las fuerzas del orden puedan acabar con el flagelo que causan en la zona norte del país.

juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano

Fotos: Archivo, ABC Color

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