Recogen medallas del cielo

Paraguay cosechó 5 medallas en la Olimpiada Latinoamericana de Astronomía y Astronáutica desarrollada en Río de Janeiro, logro alcanzado a pulmón y haciendo frente a las desventajas tales como acceso a conocimientos en comparación a otros países.

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En un país donde actualmente existen serias dudas sobre las estructuras que sostienen a las escuelas y colegios, también se destacan jóvenes que sobresalen a pesar de las dificultades inherentes del sistema educativo y en disciplinas poco valoradas en su real dimensión, como es el caso de la astronomía y los maravillosos elementos que la componen, esenciales para la existencia de la humanidad como la conocemos.

La promoción de la astronomía en los jóvenes es producto de un trabajo motivado por la pasión de personas como el profesor Blas Servín, también el Club de Astrofísica del Paraguay que fue una de las instituciones, junto a la Organización Multidisciplinaria de Apoyo a Profesores y Alumnos, encargada de preparar a los atletas que compitieron en tierras brasileñas: Marcelo Flores Melgarejo (Caaguazú) Bianca Cordazzo Vargas (Alto Paraná) Jazmín Romero Doldán (Central), Violeta Chavez Tottil (Central) Iván Núñez Vergara (Central). La delegacion contó con el apoyo de la Conacyt que se hizo cargo de los gastos del traslado.

Del 27 de setiembre al pasado 4 de octubre, los jóvenes paraguayos pusieron a prueba sus conocimientos con representantes de países como Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Uruguay México, con un resultado por demás satisfactorio, con cinco medallas de plata y un triunfo en la categoría de cohetería, detalló a ABC Color Gustavo Espínola, vicelider de la delegación paraguaya.

La competencia contempla tanto lo teórico como lo práctico, desde cálculo de movimientos celestes, magnitud estelar, hasta el avistamiento e identificación de objetos celestes como estrellas, nebulosas, galaxias, entre otros, tanto en el interior de un planetario como a cielo abierto, explicó. 

Dentro de la parte práctica se incluye la fabricación de un cohete utilizando una botella de plástico, en cuyo interior hay una mezcla de agua y aire comprimido para la propulsión.

Espínola señaló que a pesar de ser un objeto construido a partir de un material reciclable, el proceso es de suma complejidad pues todos los elementos deben estar en perfecto equilibrio para de esa manera alcanzar la mayor distancia posible, que es lo que se mide en la competencia, la distancia en lugar de la altura. “Muchos factores se tienen en cuenta para la construcción de un cohete, desde el diseño, el tipo de lanzadera que mete el aire para la propulsión, la correcta relación entre el agua y el aire para que una vez arriba no gane peso y termine perdiendo altura”, explicó.

Un cohete hecho por un representante paraguayo, Marcelo Flores Melgarejo, alcanzó más de 164 metros de distancia, quedándose con el primer lugar en esta disciplina de cohetería. Por otro lado, la cosecha de medallas superó en cantidad a la participación de 2014. En tanto que las mayores complicaciones para nuestros representantes fueron las pruebas físico-matemáticas, que requieren de profundos conocimientos teóricos del comportamiento de los cuerpos celestes, detalló.

El logro es mucho más meritorio si se tiene en cuenta el tiempo de preparación que en el caso de los representantes paraguayos fue de tan solo dos meses, mientras que los atletas brasileños tuvieron un año y medio de preparación, expresó a su vez el ingeniero Miguel Ángel Volpe, líder de la delegación paraguaya.

Si bien la participación continúa en las OLAA, más las medallas conseguidas tanto de bronce como de plata que son sin duda un aliciente para continuar promoviendo la astronomía en edad de aprendizaje, desde la opinión de Espínola esto es nada más que un grano de arena en un proceso más profundo y a largo plazo, pero para el efecto deben revertirse las debilidades que tiene actualmente el sistema educativo en su relación con las ciencias exactas.

“En Paraguay no hay una profesionalización de la astronomía y son pocos los colegios que la enseñan, ya sea como una categoría más dentro de las ciencias naturales o directamente como materia extracurricular, eso nos pone en desventaja con países pequeños como Uruguay, donde la astronomía ya es una cátedra”, puntualizó el docente.

“El segundo punto tiene que ver con la falta de equipamiento para ver directamente el cielo, como telescopios, planetarios, observatorios entre otros, para que los chicos tengan más práctica... El entrenamiento teórico en astrofísica solo se hace con aportes de Omapa y el Club de Astrofísica, hay mucho por hacer y ojalá sea el comienzo de más logros en busca de incentivar el acercamiento de los chicos a la astronomía y también a otras ciencias exactas”, agregó.

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