De tesoros y un brillo escondido

Quince países descubrirán al Paraguay en la televisión latinoamericana, cuando los tesoros escondidos durante la Guerra del ’70 tomen protagonismo en la nueva propuesta de Mauricio Rial Banti.

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Se llama “Overáva” (“Que brilla”, en guaraní) y es la nueva producción que el director paraguayo Mauricio Rial Banti seleccionó como parte de DocTV Latinoamérica, un proyecto de fomento a la producción y teledifusión del documental latinoamericano. Esta será la primera participación de Paraguay, para Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.

El documental –definido por el director como su “tesoro”– propone una visión de la leyenda de la “plata yvyguy”, o esos tesoros escondidos durante la Guerra de la Triple Alianza.

El rodaje, de la mano de la productora El Tendedero, se realizó en marzo de 2012, siguiendo la ruta del Mariscal López. Para ello, se visitaron lugares como: Patiño, San Ignacio, Humaitá, Pilar, Valenzuela, Paraguarí, Cerro León, Vapor Cué, Arroyos y Esteros, Santaní y Unión, entre otras localidades.

Antes del estreno en nuestro país, en la TV Pública –el próximo martes 4 de diciembre, a las 21:00–, el también director de “Tren Paraguay” (2011) nos adelanta los misterios que entreteje en un mundo tan mítico como desconocido, incluso para los paraguayos.

-¿“Overáva” fue concebido especialmente para DocTV o emergió tiempo atrás?

-Existía una idea verde. “Los tesoros en las estaciones” se llama toda una sección de “Tren Paraguay” que decidí dejar fuera porque el tema me era muy interesante como para matarlo en dos o tres escenas. DocTV fue la oportunidad para que esa idea “brille”.

La presentación estaba aún muy verde, pero creo que la idea era fuerte y por eso gustó... Me costó mucho adaptar un tema “verde” a tan poco tiempo de investigación –menos de un año–.

-¿Qué escena o secuencia te parece que es la que más gana en “brillo”, a lo largo del capítulo?

-Creo que la escena de introducción (parte del avance) es la que logra generar toda una atmósfera de suspenso, sin salirse de lo documental, y eso me maravilla. Me lancé con todo en esa primera escena, pensando en enganchar al público –sobre todo el público de TV–, planteándole algo distinto a lo que “espera” del documental.

La segunda, para mí, es la escena más fresca de la peli, y es una mujer que, como niña, recuerda un juego infantil de prender una vela tras una sandía recortada en forma de rostro, para asustar a los buscadores de tesoros. El mostrar a esa mujer jugando es lo que amo del documental; cuando la persona se mete en su recuerdo y juega como si volviera a vivirlo parece que uno en realidad registra directamente la memoria.

-Ya desde el tráiler se observa una estética interesante, como ya lo hiciste con “Tren Paraguay”, ¿cómo trabajaste, esta vez, la artística y estética visual?

-¡Soy un esteta-maníaco! No creo que pueda separarme de eso.

Lo estético, para mí, es parte del juego del cine. No soy muy amigo de las licencias documentales de registros sucios o mal sonido, o una puesta en escena que no esté pensada. (Claro, hay trabajos que lo ameritan y lo justifican muy bien).

Siempre trato de pensar en función de una investigación “cuál sería la mejor forma de grabar esta situación”. Dónde, con qué luz, con qué elementos en cuadro y, sobre todo, con qué estética desde la cámara y qué se va a escuchar.

“Overáva” no fue distinto, aunque sí veloz. Dispusimos trabajar en horas mágicas para tener una luz adecuada, que parezca de noche, pero se pueda trabajar sin luces. Dispusimos que hubiera elementos en cuadro que generen luz propia e iluminen a los entrevistados; de ahí la utilización de lámparas ‘mbopi’, velas, candeleros, fuegos, etcétera.

Creo que el cómo fotografiar tiene mucho que ver con el cómo vas a contar (la historia).

-La filmación de un documental precisa de un proceso muy nutrido y especial, en el que el guión requiere de variaciones y libertad. ¿Cómo observás, a la distancia, la diferencia entre la idea inicial y el guión/la edición final?

-A la distancia, ¡un abismo!

La película que tenía en la cabeza necesitaba años de investigación... pese a eso, de caradura traté de hacerla, pero me fui dando cuenta por el camino que no podía llegar hasta ella. Así que fui adaptándome con libertad a las situaciones, sin perder la columna del guión, y trabajamos con el equipo en función de una meta.

No sabíamos muy bien qué teníamos en el camino, pero creo que es un camino válido en el documental, siempre y cuando uno no se pierda del objetivo principal.

-¿Cómo manejaste, tanto a nivel personal como narrativo, el concepto mágico-mítico de la “Plata yvyguy” o “tesoro escondido”?

-El documental y la plata yvyguy tienen mucho en común, y la magia de ambos es que cavás pero no sabés si te vas a encontrar con algo o no... Lo mejor es tener esa libertad de seguir o ir a buscar a otro lado.

Creo que para hacer un “retrato del mito” había que creer un poco. A nivel personal, me pasaron muchas cosas; pero creo que más que magia tuvo que ver con que el meterme “entre fantasmas”.

Como dice un entrevistado, me metí en un mundo muy vinculado al apego de lo material, y eso me hizo pensar mucho también en mi relación con lo material. Y creo que, como prueba de esta magia, nos robaron la compu y la cámara de fotos donde teníamos toda la investigación. Y eso fue determinante: el darme cuenta que sin “lo material” también se puede seguir. Eso varió un poco también el curso de la peli, la llevó más hacia lo humano, hacia la redención de las almas condenadas, más que a la búsqueda en sí de lo material.

-¿Dirías que salir a filmar fue casi como salir a buscar un tesoro escondido?

-Sí, tal cual. Fue como salir a buscar un tesoro escondido, un tesoro cultural... supremo, mágico.

Encontré un tesoro que son personajes, gente de verdad, historias maravillosas y todo un universo cultural que no conocemos más que de oídos. ‘Overáva’ es realmente, para mí, un tesoro.

-El documental también cuenta con una carga histórica fuerte, en torno a la trágica guerra del '70. ¿Qué lugar ocupa el valor histórico en la narrativa?

-Lo histórico fue un tema muy discutido… Si bien amo la historia, y sobre todo la paraguaya, no quería darle un tinte histórico; pero era necesario enmarcarlo dentro de un contexto, sobre todo pensando en un material que se iba a difundir en países donde seguro poco y nada saben de nuestra historia. Así que fue complicado administrar de qué manera se insertaba la historia en el mito y cómo le dábamos forma a eso.

-Eso fue un desafío importante...

-Fue un gran desafío contar historia sin hacer historiografía.

-Se prevé una serie de proyecciones en países como Argentina, Brasil, Colombia, México y Puerto Rico. ¿Hay planes de llevarlo a festivales, o la distribución es exclusiva para cine?

-Tenemos posibilidades de llevarlo a salas, pero los estrenos son exclusivos para TV; es de donde nace el proyecto de DocTV. La idea es dejar que siga su curso, quizás por festivales, tal vez en salas, pero aún no hay ningún proyecto en concreto.

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